Lo que va de Jorge a Francisco
Ayer, hablando del nombramiento del nuevo Papa, se planteó un tema en los comentarios que me pareció especialmente interesante: si es posible o no predecir cómo será un Papa a partir de su actuación anterior. En este caso y a diferencia de Benedicto XVI, al tratarse de un Papa venido de uno de los “extremos” del mundo, resulta en gran medida desconocido para casi todos, excepto para los de su propio país, que pueden pensar que ya saben todo lo que hay que saber sobre él.
A este respecto, un comentarista, Luis, decía: “Como la muerte, el papado no hace mejores ni peores a las personas, que dependen de la gracia santificante para ello". Aunque hay parte de verdad en esta afirmación, yo creo que deberíamos matizarla mucho. A grandes rasgos, se me ocurren siete grandes cambios que se producen en general cuando un cardenal es elegido Papa y que pueden suponer una amplia brecha entre ambos (brecha que será mayor o menor según las personas, claro). Algunos son sobrenaturales, pero otros son meramente humanos: