¿Sobra alguien en la Iglesia?
Quaestio Quodlibetalis 11. Ayer, en el blog Cor ad cor loquitur de Luis Fernando, se suscitó una interesante discusión sobre la excomunión latae sententiae que se aplica a los que participan o colaboran con un aborto y a la oportunidad de declarar públicamente que esa excomunión afecta a los políticos concretos, con nombres y apellidos, que votan a favor de las distintas leyes que permiten legalmente el aborto. Como parte de ese tema fundamental, se planteó una cuestión que me pareció especialmente interesante: si hay o no gente que sobra en la Iglesia.
En mi opinión, se trata, en gran medida, de lo que la teología clásica llamaría una cuestión de verbis, es decir, una cuestión que depende fundamentalmente del sentido que damos a las principales palabras utilizadas. Para discernir si alguien “sobra en la Iglesia", resulta esencial definir lo que se quiere decir con “sobrar”. Es tan importante definir este término que, como veremos, según como se defina, el resultado puede ser que nadie sobra en la Iglesia, que hay personas que sobran en ella o, incluso, que todos sobramos en la Iglesia.
1) Un sentido de la palabra “sobrar” equivale a “no ser necesario”. Lo esencial nunca sobra, lo accesorio sí. De esta forma, por ejemplo, dijo el Señor de aquella pobre viuda: los demás han echado de lo que les sobraba, pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir.
Aunque pueda resultar sorprendente o incluso escandaloso, en este primer sentido de la palabra, todos sobramos en la Iglesia. Nadie tiene derecho a pertenecer a la Iglesia, que es un don sobrenatural de Dios. Es decir, no es algo que podamos exigir ni que nos corresponda por naturaleza. Por eso mismo, no es algo que esté en nuestra mano conseguir por nuestras propias fuerzas. Ninguno de nosotros puede salvarse a sí mismo. La persona más virtuosa del mundo, sin el regalo de la fe y del bautismo no puede pertenecer a la Iglesia.
Este primer punto es especialmente importante para que comprendamos nuestro papel en la Iglesia. Nadie es imprescindible, excepto Jesucristo. Desde el Papa hasta el último monaguillo somos invitados en la Iglesia y no sus dueños ni sus constructores.
2) Un segundo sentido de la palabra sobrar podría definirse como “estar de más”. Es decir, en este sentido alguien sobraría en la Iglesia si lo mejor sería que no perteneciera a ella.
Creo que, a este respecto, lo mejor que podemos hacer es escuchar lo que dice la Escritura: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Por lo tanto, Dios quiere que todos lleguen a formar parte del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, ya sea en esta vida o en la otra.
Teniendo en cuenta la voluntad salvífica universal de Dios, nadie “sobra” en la Iglesia en el sentido de que sería mejor que no perteneciese a ella. Decir eso sería contrario a la voluntad de Dios y a su infinita misericordia.
Es raro que esto se niegue en general (excepto entre los calvinistas), pero, en la práctica, lo negamos a pequeña escala muchas veces. Dada nuestra casi infinita estupidez humana, es frecuente que, en las parroquias o en los pequeños grupos o comunidades eclesiales, nos permitamos juzgar a los demás hermanos. Es grande la tentación de pensar: ¿Para qué sirve que A o B vengan aquí, si nunca hacen nada y no colaboran ni participan? No hacen más que molestar, ¿no sería mejor que no estuviesen? Son una carga para todos, qué descanso sería si se fueran… e infinitas variaciones.
Al actuar así, olvidamos precisamente lo que hemos visto en el primer punto: los cristianos somos invitados en la Iglesia y no dueños. El hecho de que alguien sea bueno, cumplidor, perfecto, comprometido, solidario, piadoso o cualquier otra cosa no le da derecho a pertenecer a la Iglesia ni, mucho menos, a pensar que los menos buenos, cumplidores, perfectos, comprometidos, solidarios o piadosos tienen menos derecho a permanecer en ella. ¿Qué invitado tendría la desfachatez de echar a otro invitado de la fiesta, como si fuese el mismo dueño?
Por lo tanto, es Dios quien llama y no nosotros. Es él quien ha elegido las personas que están a tu lado en tu parroquia, en tu grupo, en tu comunidad o en tu blog. Y, por eso mismo, son exactamente las que tú necesitas para convertirte, para encontrarte verdaderamente con Dios. Es muy probable que necesites que alguien desafine a tu lado, para que la belleza de la música no te haga olvidar de que estás adorando a Dios. Puede que sea necesario que un chico que nunca atiende pregunte tonterías en la catequesis que impartes, para que recuerdes que el único Maestro es Jesucristo y no tú. Quizás Dios haya puesto en tu parroquia a esa persona que siempre te hace la vida imposible por envidia o rencor, precisamente para que aprendas a amar a tus enemigos a imitación de tu Señor en la cruz… también de esto hay infinitas variaciones.
3) Finalmente, para clarificar un tercer sentido que puede darse a “sobrar”, recordemos que estamos hablando en el contexto de la excomunión automática por razón de participar o colaborar en un aborto, recogida en el canon 1398.
Conviene, a este respecto, disipar un malentendido que surge a veces con respecto a lo que es una excomunión. Cuando la Iglesia excomulga a alguien, no le está privando de nada, sino declarando públicamente que, por sus actos, se ha colocado fuera de la comunión de la Iglesia. En ese sentido, resulta totalmente contraproducente que esa persona intente engañarse a sí misma o a los demás pretendiendo que su comportamiento es compatible con ser católico.
Esto no sucede solamente con las excomuniones, que son algo excepcional, sino también cuando alguien vive en pecado mortal sin arrepentirse de ello. En esa situación, no puede recibir ningún sacramento lícitamente y no porque la Iglesia le prive de sus sacramentos, sino porque, por su propia situación, se auto-excluye libre y voluntariamente de la gracia de Dios. Si, en esa situación, se acerca a comulgar o a recibir otro sacramento, se estará engañando a sí mismo y escandalizando a los demás. No sólo no obtendrá nada bueno de ello, sino que, al contrario, se estará perjudicando aún más.
En estos casos, se podría quizá decir, coloquialmente, que una persona sobra en la Iglesia, pero sin olvidar que lo que sobra no es la pertenencia de esa persona a la Iglesia (nos está vedado sugerir siquiera algo así por lo que hemos visto en el segundo apartado). Lo que verdaderamente sobra es la apariencia ficticia de una comunión con la Iglesia que, realmente, no existe. Es decir, lo que sobra es el autoengaño o el intento de engañar a los demás.
Las consecuencias del autoengaño son terribles. No olvidemos las durísimas palabras del propio Cristo: No son los que me dicen: “Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?". Entonces yo les manifestaré: “No os conozco; apartaos de mí, ustedes, autores de iniquidad”. Por favor, cuando me engañe a mí mismo, que la Iglesia me lo diga. Cualquier cosa menos oír esas palabras de la boca de Cristo.
Si un médico abortista, por ejemplo, afirma que es católico e incluso se permite la desfachatez de ir a comulgar los domingos, necesita que le digan la verdad. Necesita que la Iglesia le anuncie, con caridad pero con firmeza, que por su gravísima forma de actuar se ha separado de la comunión de la Iglesia y que acabar con la vida de niños inocentes e indefensos es totalmente incompatible con la gracia de Dios, que es la vida misma de la Iglesia.
Este tipo de advertencias, dirigidas a una persona por parte de la Iglesia o de los hermanos, deben ser siempre de tipo medicinal. Es decir, deben estar dirigidas a que la persona que las reciba sea consciente de su situación para poder remediarla, ya que sólo se puede curar una enfermedad cuando el enfermo sabe que lo está. Es la Verdad la que nos hace libres. Si, en cambio, están motivadas por el enfado, la impaciencia, la soberbia de creerse mejor que otros o el deseo de evitar problemas, serán contraproducentes, porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere.
Así pues, como hemos visto, en el contexto de la pertenencia a la Iglesia se puede utilizar el término “sobrar” en tres sentidos diferentes, con resultados totalmente distintos. Estos tres sentidos diferentes (dos de los cuales, al menos, se utilizaban indistintamente en la discusión de ayer) pueden dar lugar a multitud de confusiones si no precisamos a qué nos referimos exactamente.
Como regla general, pues, conviene precisar todo lo posible lo que se dice al hablar de este tema, para no meter la pata. Sin embargo, en mi opinión, si es necesario ser imprecisos, por falta de tiempo o por exigencias de la situación, creo que siempre es mejor ser imprecisos en el sentido que resalte la misericordia de Dios y recordar que las puertas de la Iglesia siempre están abiertas, como esperaba sin cansarse el Padre del hijo pródigo, al igual que permanecen eternamente abiertos los brazos de Cristo crucificado y de la misma forma que siempre se dará el Espíritu Santo a aquellos que lo pidan.
48 comentarios
Desde que soy padre, lo veo mucho más claro. Los hijos intentan siempre "chantajear emocionalmente" a los padres para salirse con la suya, pero los padres, precisamente por amor a los hijos, debemos decirles la verdad y regañarles cuando sea oportuno, aunque nos cueste
Y puedes estar seguro de que cuesta, especialmente cuando, como me pasa a mí, tienes una hija de casi tres años que pone ojitos tiernos y es capaz de llorar con lágrimas de verdad aunque no le pase nada.
Modificando un poco tu comentario (y sin querer ser demasiado detallista), yo diría que, en esos casos, practicar la caridad consiste, precisamente, en corregir y decir la verdad.
Inmaduros en el evangelio como estábamos, pensamos que SOBRABA en medio de "los santos y puros" que eramos JAJAJAJAJA. Y no le avisabamos a donde nos reuniamos ni nadie lo buscaba y llegaba y todos viendolo como hay viene ESE.
Al final pasados los años y ya con el oido y el corazón un poco mas abierto, nació el amor cristiano, ya salio de la marihuana y del acohol y ya va saliendo del crack, lleva casi un año limpio y te puedo decir que sin el la mitad de nosotros no hubiera caminado.
¿Sobraba? Jamas, sobraban nuestros prejuicios, nuestra comodidad, nuestro desamor.
Si algo amo de la iglesia es aquello de que odia el pecado pero ama al pecador. Siempre, sea lo que sea por accion, de pensamiento, por omision, por lo que sea que dejemos la comunion con la iglesia siempre hay camino de regreso, siempre! y siempre sale la iglesia con Dios al frente a recibirte con amor. Nadie sobra, SOBRA el pecado en nuestra vida.
Porque la corrección cristiana carece de algo que humanamente es imprescindible para dar una corrección: EL JUICIO. La verdadera corrección cristiana no tiene como base el juicio contra el otro (el que ha cometido el error), sino el amor de Dios por este.
No creo que todos estemos capacitados para dar corrección de ese tipo, insisto creo que ha de ser un don. Generalmente porque lo damos en "caliente" sin una adecuada preparación (oración, limosna y ayuno).
Obviamente como cristianos tenemos el deber (en el amor) de darla al hermano que pierde la brujula, pero no sin pedir el espíritu santo porque de lo contrario pierde todo su sentido y solo se vuelve una muy común y miserable regañada jajajajajaja
Totalmente de acuerdo con ambas cosas.
En una comunidad pequeña se ven más de cerca los defectos de los demás y, por eso, si Dios a uno le regala esa gracia, puede terminar comprendiendo cómo Dios tiene un plan diferente para cada uno y no se ha equivocado al elegir a cada miembro de la comunidad.
En cuanto a lo de la corrección fraterna, creo que has expresado muy bien cuál es su base, el amor de Dios por la persona a la que se intenta corregir. Por eso mismo, se debe hacer desde la humildad del que sabe que también necesita ser corregido en muchas cosas. Me han encantado también los tres métodos que sugieres de preparación para corregir a alguien: oración, limosna y ayuno.
De todas formas, tampoco hay que olvidar el peligro contrario que ha mencionado Juan Antonio: la tentación de no corregir a alguien por pereza o por la esclavitud de los afectos (si le corrijo, "dejará de quererme"). Cada uno sabrá cuál es su tentación fundamental, si corregir innecesariamente y por enfado humano o no corregir cuando es necesario por esclavitud afectiva.
Un saludo.
Y al hilo de la corrección fraterna, y por experiencia propia incluso dentro de mi misma familia, decir que se hace un poco duro cuando, con toda tu buena voluntad, intentas corregir a alguien, que se dice católico o intentas debatir con alguien no creyente, y te suelta eso de integrista, fanático y demás lindezas.
Cuando eso te lo dice alguien a quien quieres, duele bastante.
Sino mira a Natan con David (era Natan??? jajajajaja a saber) pero es aquel que llega despues de lo de la mujer de Urias a decirle a David que el Señor no va a dejar impune su pecado. El no le llega patada al pecho, primero se lo lleva poniendole un ejemplo y de alli pum. Como responde David? simplemente dice: He pecado contra Yaveh.
Fue blando Natan para decirlo? No creo. Busco la manera. Muy probablemente despues de pedirle mucho a Dios que le diera las palabras justas para hacerlo, acuerdate que se lo iba a decir a un rey con potestad de mandarlo a matar si queria (vuelvo a la preparacion). En el amor.
La respuesta del otro depende de la situacion en que lo encuentres. Al final si lo hiciste en el espiritu correcto el Señor hace el resto, si lo hiciste desde la poltrona de "Bueno" puede que consigas lo opuesto de la intencion original.
Um, una reflexión interesante. Pensaré en ello.
Es verdad lo que dice Francisco, es que en muchas ocasiones son errores gordos gordos de los que se dicen católicos y la palabras fanático e integrista son las primeras que le vienen a la gente
Dos monjes venian caminando rumbo a u monasterio, llegaron a un rio y encontraron a una mujer joven a la orilla y les pidio que le ayudaran a pasar el rio, vino uno de los monjes y la cargo hasta el otro lado.
El otro, el que no la cargo, se fue pensando que habia hecho mal el otro por haber tocado a una mujer, y que debia confesarse, etc. etc.
De pronto ya no pudo contenerse y le dijo a su compañero: HAs hecho mal cargando esa mujer!!!
Le contesto el otro: hermano mio yo la cargue para pasarse el rio y la deje en la orilla y tu la vienes cargando desde alli.
Pero, en fin, el blog es tuyo.
La cuestión del SOBRÁIS no surgió en el contexto de la excomunión automática por razón de participar o colaborar en un aborto, recogida en el canon 1398. Surgió entre los comentarios del último artículo de Trevijano, por otros motivos más generales. Luego se trasladó al post de LF de ayer.
¿Cómo no estar de acuerdo con el contenido de tu post? La única pega que se le puede poner es el amplio trecho que va de lo que tú expones a la realidad.
En primer lugar porque decir que la Iglesia, a un excomulgado, "no le está privando de nada, sino declarando públicamente que, por sus actos, se ha colocado fuera de la comunión de la Iglesia" es la teoría. En la práctica se le priva de todo, incluido el honor.
Pero, al menos, si la excomunión es declarada ferendae sententiae, tiene una cierta garantía el reo. Además, por fortuna, es algo extremadamente raro.
Ahora bien, hablar de SOBRAR de manera imprecisa, por prisas o irreflexión, dices que "creo que siempre es mejor ser imprecisos en el sentido que resalte la misericordia de Dios y recordar que las puertas de la Iglesia siempre están abiertas, como esperaba sin cansarse el Padre del hijo pródigo". Bueno, pues me dirás si eso es lo que se ve por aquí, si abunda esa actitud, o si por el contrario la actitud de reparto de carnets con un criterio extremadamente inmisericorde es lo que predomina.
Por eso, os añadiría más ejemplos a esa correccciones a los hermanos que no nos gustan o vemos que parece que "sobran". Quizá el hermano que tanto te incordia no está puesto ahí por Dios sólo para que hagas un ejercicio de caridad, sino, quién sabe, tal vez también de humildad para que escuches más al que incordia que quizá tenga cosas que aportar y tú, viéndolo sólo como el incordio que te dice las verdades que no te gustan, eres el que precisa corrección. O, como dice Mer, cuando "corrijes fraternalmente" y te llaman no sé qué, quizá tengas que revisar tus modos de corregir. Una corrección inmisericorde ni es fraterna, ni es cristiana, ni es corrección. Una corrección inmisericorde es justamente un rasgo de fanatismo.
Tan sólo me gustaría añadir una precisión "de verbis". Sobran las migas de pan (esas que caen de la mesa y se comen los perros), sobra la calderilla en la cartera, sobra el papel que empleamos para escribir, o sobran minutos si hacemos algo rápido... pero las personas no sobran. Ese verbo "sobrar", que empleamos para las cosas que se cuentan a granel, como el dinero, el tiempo o los materiales de obra, empleado para calificar a las personas, las envilece. Evitémoslo.
Pues sí, estoy de acuerdo en que corregir a otros es difícil y, a menudo, nos causa más problemas que alegrías. Probablemente eso es bueno, para que no lo hagamos a la ligera, ni por sentirnos superiores, ni sin caridad, sino únicamente por amor a Dios y la persona en cuestión. De otro modo, la tentación de corregir mal y solamente para desahogarnos sería demasiado fuerte.
Por supuesto, como dice RNA, también es una llamada a revisar nuestra forma de actuar, para evitar que nuestros propios pecados oscurezcan el amor de Dios, que es lo que se trata de comunicar al otro. La sugerencia de Cristhian de ayuno, limosna y oración también es estupenda.
Un saludo a ambos.
Yo encantado de que los lectores me envíen más relatos de conversiones.
Dices: "Quizá el hermano que tanto te incordia no está puesto ahí por Dios sólo para que hagas un ejercicio de caridad, sino, quién sabe, tal vez también de humildad para que escuches más al que incordia que quizá tenga cosas que aportar y tú, viéndolo sólo como el incordio que te dice las verdades que no te gustan, eres el que precisa corrección."
Pues sí, totalmente de acuerdo. Como dice la Escritura: "examinadlo todo y quedaos con lo bueno". Hacer ejercicios de caridad y humildad es algo que siempre viene bien, en cualquier circunstancia (es como el 3en1, que vale para todo).
En cuanto a lo demás, yo no me voy a meter a juzgar la falta de misericordia de otros. En esas cosas, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra, así que como no pase por aquí Nuestra Señora...
En efecto, creo que lo mejor es resaltar siempre en lo que decimos la misericordia de Dios para con las personas.
Por otra parte, tampoco creo que haya que ser excesivamente "beatillos" con el lenguaje. En el lenguaje habitual, se usa muchas veces "sobrar" con respecto a las personas sin ninguna intención peyorativa. Por ejemplo, cuando estás con una pareja de novios y dices "creo que aquí sobro, así que me voy".
Además, el propio Cristo usó en ocasiones un lenguaje durísimo. Me viene a la memoria el "os vomitaré de mi boca", que dice el Señor en el Apocalipsis. Lo importante es la intención.
Un saludo.
Por otro lado habría que apunta que la excomunión es una "censura medicinal", es decir, se busca la "corrección del delincuente y castigo del delito". Su fin no es echar a nadie a la Gehenna.
sobrar. (Del lat. superare).
3. intr. estar de más. U. frecuentemente referido a quienes se introducen donde no los llaman o no tienen qué hacer.
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Como saber cual es tu verdadera intencion al hacer la correccion? (esto es aparte del chascarrillo anterio, ok?) Esta es mi teoria (como toda teoria sujeta a discusion):
Primero, creo que si oras o no oras antes de hacerla, porque si no pides espíritu santo la soberbia halla las puertas de par en par.
Segundo, la inmediatez o no de la falta antes de la correccion, debe de haber un tiempo de meditacion para escoger las palabras correctas para hacerla, sino desconectamos el corazon, la mente y encendemos el higado a toda velocidad.
Tercero, la reacción propia al rechazo de la corrección, si te enojas y discutes, seguramente era soberbia, si callas y rezas por el otro para pedirle discernimiento seguramente había una intención correcta original.
La palabra "sobrar", en los contextos de los que hablamos es netamente peyorativa y en el sentido de echar; de hecho se usaron indistintamente.
El carácter "medicinal" de las excomuniones queda bastante oscurecido por la saña con que se suele clamar por su aplicación.
Creo que Cristhian da en la diana con la sugerencia de orar antes de aplicarnos a corregir a nadie.
Todas las cosas que, en sí, son buenas se pueden hacer mal. Las excomuniones y las correcciones fraternas no son una excepción.
En efecto, es una pena cuando algo así sucede, porque al ocultarse el carácter medicinal se hacen (todavía más) difíciles, si no imposibles de aceptar.
Sin duda, es siempre un térmjino negativo, en mayor o menor medida según los sentidos. De todas formas, sigo pensando que lo más importante es lo que se quiere decir.
Es la conclusión que yo saco de que Cristo usara términos tan peyorativos y duros como "serpientes", "zorra", "sepulcros" o "vomitaros". Aunque parezca mentira, esas frases eran una expresión del amor de Dios, que dice la verdad aunque suene mal y aunque duela.
Un saludo.
Y "la verdad aunque duela" no es un lema que sirva para nada si no va acompañado de buena voluntad auténtica y de verdad. Tenía yo una tía tan sincera, tan sincera, tan sincera, que todo el mundo acabó huyendo de ella. Cuando le dijo a una vecina que su hija era una golfa, lo justificó diciendo "¡pero si es verdad!". En fin, aunque la anécdota es cierta, lo traigo a modo de broma. No creas que no hay gente que justifica presuntas correcciones fraternas al estilo de mi tía.
Buenas noches
hay que ser también comprensivo con quien se cabrea y pide excomuniones. A ver tú que opinas de los políticos que dicen que se debe permitir el aborto pero que ellos particularmente no son partidarios. ¿No crees que intentan contentar a todo el mundo porque lo único que les importa es el poder? ¿No los llamarías sepulcros blanqueados?
¿No son como aquellos a quienes a veces te refieres diciendo que se manifiestan en contra del aborto pero luego pagan abortos a sus hijas?
La verdad es que comprendo al que se cabrea por eso. Aunque personalmente creo que las excomuniones lanzadas como una patada en el culo de esos políticos serían bastante inútiles.
ya que hablamos de "correcciones fraternas" ahí va un ejemplo :) Se nota que te dedicas a traducir, ¿te has dado cuenta de que dices mucho "especialmente"? Yo la que repito mucho es "obviamente". Estamos mal...
Ahora en serio: resulta que el tema es si sobra alguien en la Iglesia. Este tema surgió en el artículo anterior de Trevijano (no en el de ahora) y el de la excomunión de todo el mundo vino después.
¿Que ese tipo de políticos es repugnante? Pues claro, y quien es un adalid provida y paga un aborto a su hija o a una aventurilla ocasional es aún peor. Y el que predica la castidad y se va de putas para "respetar" a su legítima y santa esposa. Y el que se cambia de partido según soplan los vientos y donde dijo digo dice diego. Pero no justifiquemos lo injustificable. Aquí el reparto de carnés no corresponde a cualquier iluminado.
Retirando carnés se quedarán solos los garantes de una ortodoxia basada en la ley y no en el corazón.
Y recopila las imprecaciones de Jesús en los Evanglios. A ver a quiénes y por qué razones se las dedicaba. ¿A las prostitutas? ¿a los impuros publicanos? ¿A la mujer adúltera? ¿a los herejes samaritanos? ¿al hijo pródigo golfo? ¿a los que no cumplían los preceptos más sagrados del sábado y la pureza ritual?
No precisamente: a los doctores de la ley, a las autoridades del templo, a los fariseos ultraobservantes. Fíjate si los consideraba hipócritas, culpables y dignos de la condenación que no sólo a ellos los veía perdidos. Les recordó cuán culpables podían ser de la perdición de otros a los que recorren tierra y mar, hasta el Japón si se tercia, para hacer un prosélito y luego lo hacían tan reo de la condenación como ellos mismos.
No fallemos a ninguno de los 613 preceptos de pureza, o cánones o como les hayáis puesto ahora de nombre. Y misericordia, eso nunca, con ninguno que no sea "de los nuestros". Chico, si puedes disculparle el cabreo a LF, a mí por qué no.
Gracias por las correcciones de estilo. Creo que también digo mucho "realmente" y "verdaderamente". No es fácil cambiar esas cosas, pero me resulta muy útil que me las digan.
RNA:
Lo que quiero decir con el ejemplo de Cristo es que, si él lo hacía (lo de hablar con dureza), la cosa no puede ser intrínsecamente mala. Por supuesto, se puede hacer mal (por malas razones, de malas formas, con mala intención, en mal momento, etc.), pero también se podrá hacer bien, como Cristo lo hizo.
Por cierto, Cristo no hablaba con dureza sólo a fariseos y doctores de la ley. Tenemos ejemplos de Cristo hablando con gran dureza a un rey (Herodes), a los ricos, a sus apóstoles (a Pedro le llamó "Satanás"), a los que no practicaron la caridad ("apartaos de mí, malditos"), a los tibios en las primeras comunidades cristianas (en el Apocalipsis, "os vomitaré de mi boca").
En mi opinión, Cristo hablaba con dureza al que lo necesitaba para "despertar". Es decir, esencialmente al que estaba satisfecho con como era y ni siquiera veía la necesidad de convertirse, de cambiar para poder recibir la misericordia de Dios.
No sé vosotros, pero yo, a veces, necesito que Cristo me hable con dureza, precisamente para sacarme de mi aburguesamiento, y él lo hace con una Palabra de la Escritura, con la corrección de alguien, con una humillación o un sufrimiento. Otras muchas veces, lo que necesito es experimentar la misericordia de Dios, pero en ocasiones es necesaria la dureza.
Un saludo.
A la adúltera le dijo: vete y no peques más. Y fue mucho más duro con los que la querían lapidar.
Y para que te rías un rato te digo por qué me chirría tanto el adjetivo "fantástico". Los hijos de la Preyler, conocidos no precisamente por su riqueza de vocabulario ni por su cultura enciclopédica, parecen no conocer otro adjetivo que no sea ése. Cuando al Príncipe Felipe le preguntan por cualquier cosa "buena", la califica de "fantástica". Admnito tener prejuicios contra ese estilo de gente (más que prejuicios son directamente juicios no muy favorables, pero venga, admito que el defecto aquí es mío) . El caso es que cuando leo el adjetivo "fantástico" me lo imagino pronunciado con el acentillo de los niños Iglesias Preysler y se me hace un tanto... puag, como que sólo se pudiera aplicar a cuestiones frívolas, no veo el adjetico "fantástico" calificando a nada medianamente serio.
Y volviendo a la dureza: dejémosela a los asuntos para los que Él la emplea. Y entre nosostros, o somos más misericordiosos o todos somos duros y empezamos a clamar por la excomunión de todo el que nos parezca que SOBRA y dejamos a alguno que yo me sé solito en su Iglesia con la puerta bien cerrada no le vaya a entrar nadie sospechoso de pecar, haber pecado o ira pecar.
Creo que en las enseñanzas de Jesus está implicito ese concepto, porque si ninguno tenenos derecho a juzgar al prójimo, ¿quien tiene derecho a negar a un hermano lo que Jesús predicó?.
De los escritos de S. Josemaria Escrivá extraigo una frase "de cien almas nos interesan las cien", cuando hacemos apostolado, cuando oramos por nuestros hermanos, nuestro ideal, nuestro objetivo debería ser ese, la salvación de todas las almas.
Practico el senderismo, una de cosas que me atraen es el concepto de hermandad, de solidaridad, una marcha no se acaba hasta que el último de la fila, el que más retrasado va no llega a meta, no se compite, se comparte, no hay premios, el premio es que todos lleguen sanos y salvos al final del recorrido, los católicos deberiamos actuar de forma semejante, no deberiamos de aceptar que alguien se quede en la cuneta, deberiamos aceptar la responsabilidad de que todos llegaramos a la salvífica meta.
Estoy de acuerdo con Bruno en el mensaje, y en esta frase en particular.
Algunos parecen obsesionados con la caza del hereje, y otr@s con la caza del fariseo.
Vamos a cazar menos y a proclamar más la Palabra de Dios ¿no?
¿Como asegurase de ir con Dios? una sola palabra O R A N D O!!!!!!!!!!!!
Lo que pasa es que a veces a todos nos duele que nos digan la verdad. Y si encima nos deja en mal lugar, pues eso la soberbia no lo puede consentir.
De ahí que le demos vueltas y más vueltas a las palabras para subrayar que hay mucho fariseo por el mundo.
Sin embargo, eso no evita que quien lo señala sea a su vez un grandísimo farsante, dispuesto a manipular las palabras en un sentido peyorativo que siempre deja a la Iglesia por el suelo.
Quien instruye a los niños, sabe bien como y cuando intervenir para que la corrección sea fraterna y no fraticia.
Algunos sin embargo utilizan más la segunda fórmula. ¿Por qué será?.
Voy a aprovechar y recuperar un artículo antiguo sobre la alegría cristiana, ya que me lo pides.
Estoy agobiandome del problemón enorme que tenemos. Un saludo
Si te entiendo bien, creo que estoy completamente de acuerdo. Al margen de que la Iglesia denuncie que el aborto es matar a un ser humano, es necesario ayudar a tantas madres que, si abortan, lo hacen por estar en una situación desesperada. Es un deber de todo cristiano y, si no lo hacemos, seremos culpables del aborto que se produzca, por omisión.
En cuanto a los embriones congelados en las clínicas, creo que no es posible adoptarlos (si lo permitieran, tendrían que reconocer que son seres humanos y no están dispuestos a hacerlo). Si la ley lo permitiera, no creo que faltasen multitud de familias católicas que se ofrecieran para acogerlos.
Un saludo.
mira que eres pesadita... y ¿grandísima farsante?, qué triste lo tuyo, tía...
la verdad es que Bruno te ha respondido mejor que yo. Y respecto a lo de disculpar, no tengo nada que disculparte a ti, faltaba más.
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