Somos tan raros como los japoneses
El P. Masiá habla hoy en su sobre la inculturación en Japón. Critica que la traducción y las modificaciones de la liturgia propuestas por los obispos japoneses para su país hayan sido rechazadas por Roma.
Para este padre jesuita y compañero de Religión Digital, este rechazo indica la cerrazón mental de la curia vaticana, que se niega a aceptar las peculiaridades del pueblo japonés. En efecto, el Japón tiene una cultura y unas costumbres muy diferentes a las europeas y, por lo tanto, sería necesario modificar expresiones y partes de la liturgia que sólo tienen sentido en Europa.
Lo que me ha parecido curioso de su artículo es que todos los ejemplos que cita de peculiaridades japonesas son igualmente aplicables a España.