Cuesta abajo y sin frenos
El matrimonio civil o, mejor dicho, los “distintos tipos de matrimonio” civil cada vez se parecen menos al matrimonio natural, inscrito en el corazón del ser humano, como un anhelo profundo y fundamental, desde su misma creación. Llevamos ya por lo menos medio siglo despeñándonos, cuesta abajo y sin frenos, hacia la destrucción total del matrimonio en nuestras sociedades. Por desgracia, construir es difícil y exige un arduo trabajo, pero destruir es mucho más fácil.
Un artículo en el Boston Herald de la columnista Adriana Cohen propone una solución muy significativa a los problemas evidentes del matrimonio en Occidente: dejarse de ficciones y ser “realistas”. ¿Cómo? Reconociendo que, en realidad, los matrimonios no van a durar y que eso de “hasta que la muerte os separe” hace mucho tiempo que es una ficción para la gran mayoría de la gente. En consecuencia, sugiere sustituir los matrimonios indefinidos actuales, herencia de tantos siglos de oscurantismo y represión, por simples “matrimonios a diez años”, mucho más racionales y modernos: