InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

28.07.10

Historias para no dormir

Advierto que, por increíble que parezca, lo siguiente es una historia real. La he traducido de un artículo aparecido en el Toronto Star, un periódico canadiense generalista.

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«La iglesia anglicana de St. Peter tiene fama desde hace mucho de ser un lugar inclusivo. Parece que es tan abierta que no le cierran las puertas a nadie. Ni siquiera a un perro. Así es como un perro con suerte recibió la comunión de la mujer Párroco provisional, la Reverenda Marguerite Rea, durante una celebración litúrgica por la mañana del último domingo de junio.

Según los asistentes a la celebración en esta iglesia histórica del número 188 de la calle Carlton, en el centro de Toronto, fue un gesto espontáneo, que buscaba conseguir que tanto el perro como su amo, se sintieran acogidos, ya que era la primera vez que iban a esta iglesia. Sin embargo, al menos un feligrés consideró que este hecho era una vulneración de las normas y reglamentos de la Iglesia Anglicana. Presentó una queja ante la mujer sacerdote y ante la Diócesis Anglicana de Toronto sobre el incidente y, desde entonces, ha abandonado la iglesia.

“Respondí al feligrés que la política de la Iglesia Anglicana es no dar la comunión a animales”, afirmó el obispo Patrick Yu, encargado de la zona de York-Scarborough y responsable de la iglesia de St. Peter, que recibió la queja a primeros de julio. “Entiendo que la gente se sienta ofendida. Es algo extraño y escandaloso y nunca había oído que sucediese antes”. “Creo que la reverenda se dejó llevar por lo que creo que es un gesto de bienvenida equivocado”. Intentamos ponernos en contacto con Reverenda Rea repetidas veces, pero no quiso comentar este asunto. “Está avergonzada”, afirmó Yu.

Sin embargo, otros feligreses dicen que esa forma de actuar no intentaba ser polémica. Peggy Needham, sacristán adjunta, estaba sentada cerca de los primeros bancos cuando se le dio una hostia al perro. Era la primera vez que Needham había visto al hombre y a su perro en la iglesia. Le habían invitado a la celebración después de un incidente durante el cual la policía le estuvo interrogando cuando estaba sentado pacíficamente en las gradas de la iglesia, a primeras horas de una mañana durante el fin de semana del G20. Enfadado por esa experiencia, llamó a la puerta de la iglesia para quejarse. Le invitaron a acudir a la iglesia y lo hizo, trayendo a su perro consigo.

Cuando llegó el momento de la comunión, el hombre fue a recibir el pan y el vino, con su perro. “Estoy seguro de que fue una sorpresa para Marguerite, como para todos nosotros”, afirmó Needham. “Pero a nadie le pareció que fuera algo importante, porque no era nada importante”.

Según la información recibida por Yu, el hombre pidió a la reverenda que diera una hostia al perro. Pero Needham afirma que no recuerda que el hombre pidiera algo así. Dice que, más bien, fue la Reverenda Rea la que, instintivamente, se agachó y colocó la hostia en la inquieta lengua del perro. “Creo que fue una reacción natural: ahí estaba el perro, mirando hacia arriba, y ella estaba dando las hostias a la gente y, simplemente, le dio una al perro”, afirmó Needham. “Cualquiera podría haberlo hecho. No es que esté intentado iniciar una revolución”.

Días después, la iglesia y la diócesis recibieron una queja de un parroquiano, que consideraba que la iglesia había ofendido al ritual sagrado. El pan y el vino representan el cuerpo y la sangre de Jesucristo y sólo deben entregarse a los bautizados. El obispo Yu afirmó que, cuando habló con la Reverenda Rea, ella se disculpó por lo que había hecho y dijo que no lo volvería a hacer. “A no ser que haya nueva información de que está dando la comunión a animales, el asunto está cerrado… Después de todo, estamos en el negocio del perdón y las reparaciones”, dijo.

Needham afirmó que la iglesia siempre ha estado abierta para los animales y que, una vez al año, tiene una celebración para bendecir animales domésticos. Por eso, el incidente apenas despertó la atención de los feligreses, excepto uno de ellos. “En su correo electrónico, el argumento de esa persona era que a Cristo no le habría gustado”, señaló Needham, “pero, en mi opinión, a Cristo le habría parecido estupendo. Fue un gesto de humanidad. E hizo sonreír a todo el mundo”.»

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La verdad, no sé qué es lo peor de todo esto. ¿El señor que va a la celebración con su perro sin que nadie le diga que eso no es adecuado? ¿La “reverenda” para quien, obviamente, la comunión no significa absolutamente nada? ¿Todos los feligreses menos uno, a los que ni siquiera sorprende la cosa? ¿El hecho de que el sacrilegio parezca ser lo menos importante de la historia? ¿La sacristana que cree que a Cristo le habría parecido “estupendo” porque hizo sonreír a todo el mundo? ¿El obispo que no da la menor importancia al asunto? ¿El inclusivismo puesto en el lugar de Dios y de la fe?

Sólo hay dos cosas buenas en la historia. En primer lugar, que el pan y vino de la reverenda no eran más que eso, pan y vino. No comete un sacrilegio quien quiere, sino quien puede. En segundo lugar, que estas historias para no dormir, frecuentísimas en la Comunión Anglicana, son un acicate para que los anglo-católicos salgan cuanto antes de ese marasmo de confusión doctrinal y moral en que se ha convertido el anglicanismo.

23.07.10

Autobuses patéticos

Siempre he tenido simpatía por los perdedores. Mi tendencia es a ponerme de parte de los diversos legitimistas europeos, los últimos de Filipinas, el Sur en la guerra de Secesión norteamericana o los emperadores en China. Cuando leo el relato de una batalla, no puedo evitar desear irracionalmente que gane quien sé que fue derrotado. Las causas más o menos perdidas tienen un aire de romanticismo que las hace especialmente atractivas, al margen de sus otras cualidades o falta de ellas.

Creo, sin embargo, que hay que distinguir esas románticas causas perdidas de la mera estupidez. Si, como sucede en la película Los hombres que miraban fijamente a las cabras, me empeño en que puedo atravesar paredes con la fuerza de la mente y me dedico a darme cabezazos periódicamente contra ellas, no soy un romántico, sino un necio y, en casos extremos, un suicida.

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21.07.10

Algunos principios ¿irrenunciables? de la arquitectura católica

Tras la interesante discusión en el artículo anterior sobre la iglesia diseñada por Rafael Moneo para San Sebastián, he ido recopilando algunos principios que creo que deberían ser esenciales a la hora de construir una iglesia. Seguro que los lectores pueden sugerir algunos principios más o matizar o criticar éstos.

Como decía un comentarista, no soy ningún experto en arquitectura y supongo que la mayoría de los comentaristas tampoco lo serán. Sin embargo, no creo que eso tenga nada que ver con este asunto. Necesito un arquitecto para calcular la profundidad que tienen que tener los cimientos de mi casa, pero no para decirme si quiero que la casa tenga dos pisos o uno solo, si me gustan las ventanas grandes o pequeñas o si deseo que la fachada sea amarilla o blanca.

Precisamente, lo más importante de estos principios está en resaltar que la construcción de una iglesia no es un problema únicamente arquitectónico. Ni siquiera principalmente arquitectónico, en el sentido técnico del término. La construcción de una iglesia está destinada a lo que va a suceder dentro de ella y todo debe estar dirigido a ese Misterio e inspirado por él.

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20.07.10

Otra iglesia de Moneo no, por favor

Cuando Moneo diseñó la Catedral de la diócesis de Los Ángeles, por no echarme a llorar, intenté ver el lado bueno del asunto. Pensé: “Al menos, tras ver este engendro, ya nadie más le encargará iglesias a este arquitecto. Cara nos ha salido la vacuna, a doscientos millones de dólares, pero sin duda es eficaz, porque después esta monstruosidad el nombre de Moneo irá a formar parte de la lista negra de arquitectos que incluye al diseñador de los cimientos de la Torre de Pisa, al arquitecto de Chernobyl y al que le prometió al faraón Keops que en un par de meses estaba terminada la pirámide”.

Parece ser, sin embargo, que la estupidez del ser humano es insondable (clara prueba, por cierto, de que somos más que meros animales, porque ningún animal tan estúpido podría sobrevivir durante mucho tiempo). Me entero hoy de que Moneo ha diseñado otra iglesia en San Sebastián, en un nuevo barrio junto al río, que se inaugurará próximamente.

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15.07.10

La sopa de letras del anglicanismo

Los españoles e hispanoamericanos, normalmente, conocemos muy poco del anglicanismo. Quizá por eso nos cuesta más comprender la relevancia y a la vez las dificultades que implica la iniciativa de Benedicto XVI para permitir la unión con la Iglesia de los grupos de anglicanos que lo deseen.

A mi juicio, esta iniciativa del Papa ha sido uno de los logros más importantes del verdadero Ecumenismo de los últimos cien años, junto con la unión con los siro-malankares, la mejora de relaciones con los ortodoxos desde Pablo VI, la declaración conjunta con los luteranos sobre la justificación o la apertura de conversaciones con las Iglesias Orientales no calcedonianas, por ejemplo. Pero, precisamente por su importancia, se enfrenta a unos enormes desafíos, en particular por lo complejos que son los grupos a los que se dirige.

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