Una historia muy triste
Acabo de leer una historia tristísima, sucedida en Chicago. Janine Denomme, una conocida activista homosexual, fue “ordenada” como sacerdote el mes pasado, por un grupo llamado Roman Catholic Womenpriests (Mujeres Sacerdote Católicas). Como es lógico, eso supuso su excomunión latae sententiae. El Código de Derecho Canónico prevé la excomunión automática para todos aquellos que participan en una simulación del Sacramento del Orden Sacerdotal.
Increíblemente, a pesar de ser lesbiana militante y Directora de un Programa Juvenil de orientación homosexual, de vivir públicamente con su “compañera” y defender la ordenación de mujeres, Janine era un “miembro activo de la iglesia de Santa Gertrudis” (de hecho, sigue saliendo en la web de la parroquia como miembro del Consejo Parroquial y como ¡acompañante o directora espiritual para los fieles!). Se había formado en la Universidad de Detroit Mercy, una universidad católica de los jesuitas, fue miembro del Jesuit Volunteer Corps y había sido profesora en el Colegio Católico de Santa Escolástica y en la Universidad DePaul, la mayor universidad católica de los Estados Unidos, dirigida por religiosos paúles.
Todo eso ya es bastante triste de por sí, pero, por desgracia, es una cosa tan común que ya no llama la atención. Lo que realmente me ha entristecido es leer que Janine Denomme estaba enferma de cáncer y murió hace dos días.