InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

26.08.11

Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia

piazza _di _settevilleUn lector del blog, Oscar, me envía este testimonio de un barrio de los suburbios de Roma, que me ha gustado mucho. Es un signo de que a Dios le basta con un par de peces y unos mendruguillos para alimentar a multitudes… o, como en este caso, con un sacerdote que se ponga en sus manos para transformar un barrio.

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En este mundo, en el que las únicas unidades de medida usadas como referencia son el euribor y la báscula, parece que miseria, enfermedad y muerte sólo pueden ser categorías económicas o de bienestar/salud. En realidad existen muchos casos de miseria, de enfermedad y de muerte que trascienden el plano económico de la existencia y se están instalando en el plano espiritual. Hablo de la miseria de Fe, de la enfermedad del alma, de la muerte en vida que supone el pecado… observando con los ojos de un cristiano, en una sociedad como la nuestra, los pobres, ciegos, sordos, mudos, tullidos, endemoniados se multiplican. A veces, engañados por el demonio de la desesperanza, nos parece que nadie pone remedio.

No es así.

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19.08.11

¿En qué otro lugar se ve algo así?

Confesión JMJ¿En qué otro lugar podríamos ver en todo momento durante tres días a cientos de sacerdotes confesando en multitud de idiomas? O a personas haciendo cola para entrar a rezar y adorar al Santísimo expuesto en una capilla en medio del parque de El Retiro. O a miembros de cientos de órdenes, congregaciones e institutos religiosos de todo el mundo, con sus hábitos religiosos respectivos, como un signo llamativo y eficaz para el mundo. O a personas alabando a Dios en cien idiomas diferentes, manifestando la universalidad de la Iglesia y la necesidad que tienen todos los hombres de poner a Dios en el centro de sus vidas. O a cientos de miles de jóvenes reunidos que, en lugar de dedicarse a beber y a mirarse el ombligo, rezan y escuchan con alegría desbordante lo que les enseña la Iglesia.

Adoración al Santísimo¿En qué otra ocasión se podría asistir a catequesis pronunciadas por Sucesores de los Apóstoles en veinte lenguas distintas durante tres mañanas enteras en cien iglesias de Madrid, seguidas por la Santa Misa? O al espectáculo de autoridades agnósticas tragándose los discursos y recomendaciones del Papa. O ver a jóvenes saliendo evangelizar por las calles de ciudades de toda Europa. O a miles y miles de jóvenes que escuchan una llamada de Dios a ser sacerdotes, religiosos o monjas o también a formar un matrimonio cristiano. O a un mundo que asiste asombrado (y en algunos casos, rechinando los dientes) a la vitalidad de una Iglesia que creían ya moribunda.

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1.08.11

Las críticas a la JMJ y el cánido del horticultor

Estoy harto de algunas críticas a las jornadas mundiales de la juventud (diría que estoy indignado, pero hoy en día el término tiene algunas connotaciones no del todo recomendables). Por usar las inmortales palabras del poeta: Estoy ahíto de tanto parchear y tanto pito.

No me refiero a las críticas de aquellos que no profesan la fe católica (ya se trate de indignados, enfadados, molestos o irritados o quizás de protestantes, judíos o testigos de Jehová), pues lo lógico es que critiquen lo que no comparten. Y, en el caso de algunos de ellos, es de esperar que odien lo que les han enseñado a odiar como consecuencia de premisas incorrectas, ideologías equivocadas o falsas doctrinas. Con este grupo, en lugar de argumentar sobre las JMJs creo que convendría discutir sobre temas más fundamentales.

Tampoco hablo de las críticas legítimas de católicos a aspectos concretos de las jornadas, pues huelga decir que las mismas, como evento humano y además de una grandísima magnitud, dan lugar a incontables meteduras de pata. A nadie debería escandalizar que se produzcan esos errores (y pecados), pues lo mismo ha sucedido a lo largo de la historia con los Concilios Ecuménicos (en algunos de los cuales los padres conciliares acabaron a tortas), la curia romana, las órdenes religiosas, los Estados Pontificios, todas las diócesis y parroquias que en el mundo han sido y hasta el más pequeño grupo de monaguillos. Es más, casi me atrevería a decir que no nos viene mal descubrir esos errores, para que de una vez nos convenzamos de que existe el pecado original. Disciérnanse los fallos con humildad cristiana, corríjanse en la medida de lo posible y a otra cosa lepidóptero.

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18.07.11

¿Por qué amas a la Iglesia?

Los seres humanos somos una obra maravillosa de Dios. Somos seres racionales, pero no nos quedamos en la mera razón, como si fuésemos un ordenador. Si a uno le preguntasen por qué quiere a su mujer, sin duda recordaría razones y momentos importantes: la entrega mutua, el haber permanecido juntos en momentos difíciles, la generosidad al dar la vida por los hijos… Pero, si uno es sincero, también hablaría de cosas pequeñas o incluso insignificantes que están unidas indisolublemente a ese amor por su mujer: el color de sus mejillas a la luz de la tarde, el vestido que llevaba en aquella ocasión, el placer de que ella tenga razón y uno esté equivocado, las pequeñas bromas compartidas…

Lo mismo sucede, a mi juicio, con la Iglesia. Sus hijos la amamos ante todo porque es la verdadera Iglesia que fundó Jesucristo, pero también por mil detalles que despiertan nuestra admiración, nuestro asombro o nuestra ternura. Creo que de vez en cuando conviene recordar por qué queremos a la Iglesia. Invito a los lectores a que escriban unas cuantas razones por las que aman a la Iglesia y le tienen cariño, sin orden ni concierto y sin preocuparse de si son cosas importantes o detalles insignificantes. No importa repetir ni dejarse muchas cosas en el tintero. Simplemente, cumpliendo las palabras del salmista: “Me brota del corazón un poema bello”. Empezaré yo:

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16.07.11

La Reina Peregrina de Newman

Hoy, día de la Virgen del Carmen, traduzco para el blog un precioso poema de Newman, muy poco conocido. Está dedicado a la Virgen, expulsada por los reformadores ingleses de su reino (Inglaterra era conocida como la Dote de María) y que vaga desde entonces por los caminos de Inglaterra. El anglicanismo quiso un cristianismo sin la Virgen y ha terminado teniendo un cristianismo sin Cristo. Sin embargo, Newman predice que las cosas están cambiando, que se acerca el momento en que la Virgen reinará de nuevo en Inglaterra.

De hecho, el movimiento de Oxford liderado por Newman introdujo de nuevo la devoción a Nuestra Señora en el anglicanismo y hoy es normal ver imágenes de la Virgen en iglesias anglicanas (algo impensable hace doscientos años), generalmente con personas rezando ante ellas. Los anglocatólicos tienen un gran amor a la Virgen y la patrona del nuevo ordinariato católico inglés es Nuestra Señora de Walsingham (ver foto), la más importante advocación de Inglaterra.

“Pedro y Felipe”, mencionados en el poema, son San Pedro, como símbolo del papado y de la Iglesia Católica, y San Felipe Neri, fundador del Oratorio, del cual era miembro Newman. Lo he traducido sin rima, por carecer de tiempo para más, y tomándome alguna libertad, pero creo que bastará para captar la belleza melancólica y a la vez esperanzada del original. Que lo disfruten.

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