El problemilla del sínodo sobre la sinodalidad
Aparte de la llamativa autorreferencialidad del tema elegido, como diría el Papa Francisco, me permito señalar, con todo el respeto, que el próximo sínodo de los obispos tiene, a mi juicio, un problema básico del que le resultará muy difícil escapar.
Por lo que se ha anunciado hasta el momento, es de prever que la reflexión sobre la sinodalidad va a ser muy poco sinodal. En efecto, antes de que empiece el sínodo, el Papa ya ha decidido cuál va a ser su resultado, como se indica con una cita suya en el primer párrafo del documento preparatorio: “precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.
¿Cuál va a ser el resultado del sínodo? Después de meses de reuniones, preparaciones, documentos interminables, votaciones, viajes y el derroche de enormes cantidades de dinero y sobre todo tiempo que no podemos permitirnos, el resultado fundamental del sínodo será “descubrir” que el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. ¿O alguien cree seriamente que el resultado va a ser otro? Aparte, por supuesto, de páginas y más páginas de pesadísima prosa y confusión más o menos generalizada.