De lo que nos quejamos
“Es vuestro deber tener claras las líneas [de la doctrina] en la mente y, si queréis traspasarlas, debéis cambiar de profesión. Es vuestro deber no solo como cristianos o sacerdotes, sino como hombres honrados. Existe el peligro de que los clérigos se creen una conciencia profesional especial que oscurezca una cuestión moral muy sencilla.
Aquellos que han traspasado estas fronteras en cualquier dirección suelen alegar que son sinceros en sus opiniones heterodoxas. En defensa de esas opiniones, están dispuestos a sufrir condenas y a perder ocasiones de promoción profesional. De esa forma, terminan por sentirse como mártires. Todo esto, sin embargo, nada tiene que ver con la cuestión que tanto escandaliza a los laicos. Nunca hemos dudado de que las opiniones heterodoxas sean sinceras: de lo que nos quejamos es que continuéis ejerciendo vuestro ministerio después de que hayáis adoptado esas opiniones heterodoxas.
Siempre hemos sabido que alguien que se gana la vida como agente asalariado del Partido Conservador puede cambiar sinceramente de opinión y convertirse sinceramente en un comunista. Lo que negamos es que pueda seguir siendo sinceramente un agente Conservador y continuar recibiendo dinero de un partido mientras apoya las políticas del otro“.
Dios en el banquillo, C.S. Lewis