InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: General

2.11.21

¿Cómo van a creer los fieles en el purgatorio?

¿Cómo van a creer los fieles en el purgatorio, si los pastores no creen en él? El Papa, hoy, al visitar el cementerio militar francés de Roma, ante la tumba de soldados muertos en combate, ha afirmado:

Estoy seguro de que todos ellos están con el Señor. Pero nosotros, ¿estamos en camino? ¿Luchamos lo suficiente para que no haya guerras?”

Si el mismo Papa, ¡en el día de los Fieles Difuntos!, afirma de un gran grupo de difuntos a los que no conoce de nada, que está “seguro” de que están ya en el cielo, ¿cómo van a creer los fieles en el purgatorio? ¿O en el infierno? Y no es un problema del Papa en particular. No hace mucho, hablamos de un obispo que daba a entender lo mismo. En toda mi vida, puedo contar con los dedos de una mano las veces en que he oído mencionar el purgatorio en una homilía. Y me sobran dedos. En cambio, en multitud de ocasiones he oído a sacerdotes dar por supuesto que los difuntos están todos en el cielo.

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28.10.21

15.10.21

¿Dónde vas, Teresa?

Para celebrar esta festividad de Santa Teresa de Jesús, esa grandísima santa, abuso de la paciencia de los lectores y traigo al blog unos versos que escribí hace años, pensando en lo que la mística andariega y sensata quizá diría hoy, si Dios la mandara a recorrer de nuevo los caminos de nuestra España. No hace falta tener mucha imaginación, porque su propio nombre nos lo dice: de Jesús. Nuestros males vienen de haber olvidado al único Salvador del mundo.

Como verán, he intentado imitar la rima y el gracejo teresianos. Con poco éxito, claro, pero ¿quién podría estar a la altura de este tema?

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12.10.21

La delicadeza de los santos

Los detalles a veces nos conmueven más que el conjunto y se introducen profundamente en nuestra memoria, quizá como un reflejo de la predilección que tiene Dios por lo pequeño. Este verano, al leer la extensísima biografía de San Enrique Newman escrita por Ian Ker, me llamó en especial la atención una breve anécdota sin importancia que se cuenta sobre el santo.

Cuando Newman tenía ya sesenta años, visitó un día el pueblecillo de Ham (que en tiempos modernos ha sido absorbido por la gran urbe londinense), donde había pasado los primeros años de su vida y que nunca había dejado de estar “en sus sueños”. Una vez allí fue naturalmente a ver su antigua casa, Grey Court House, y rememoró con gran melancolía cómo, en esas mismas ventanas, habían colocado velas para celebrar la victoria inglesa en Trafalgar.

También recordó que, poco después de mudarse a otra casa, su padre, su hermano y él habían pasado por allí y, el jardinero, amablemente, les había ofrecido tres albaricoques. El padre de Newman le dejó elegir a él, ya que era el más pequeño, y el futuro santo tomó uno y se lo comió. Al hacer memoria de aquellos tres albaricoques, ¡medio siglo después!, Newman comentó: “elegí el más grande, algo que aún me sigue inquietando cuando pienso en ello”.

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30.09.21

Subirse al carro de la humildad

“Dadme dos carros, uno tirado por la justicia y la soberbia y otro por la humildad y el pecado, y veréis cómo el del pecado adelanta al de la justicia, no por sus propias fuerzas, sino por las de la humildad unidas a él; mientras que veréis al otro vencido, no por la fragilidad de la justicia, sino por el peso y la hinchazón de la soberbia.

[…] Si la humildad unida al pecado corre tan veloz que deja atrás a la justicia unida a la soberbia, ¿hasta dónde llegará si se une a la justicia?”

San Juan Crisóstomo, Comentario al Evangelio de San Lucas (citado por Santo Tomás, en la Summa, II-IIae, q. 161)

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