De amigos, versos y un brindis
He dicho muchas veces que lo mejor de este blog son sus comentaristas. Y hoy lo repito una vez más. De vez en cuando, releo algún artículo antiguo y me sorprenden las matizaciones de algunos comentaristas, las preguntas de otros y, en general, la calidad de muchas intervenciones y la gran variedad de sus autores.
Gracias a este blog, he conocido a personas interesantísimas, a buscadores de la Verdad, a pensadores profundos, a extraordinaria gente “normal” y, probablemente, a algún que otro santo. En muchos casos, puedo ya hablar de amigos. Por ejemplo, el autor del blog argentino The Whiskerer, que participó con una historia sobre una taberna en el libro El hilo invisible. Cuando le envié un ejemplar, incluí en el paquete una copia de mi librito de versos Carmina Cathólica, sabiendo que le gusta la poesía y que de vez en cuando publica poemas en su blog. El buen Whiskerer, como cortés caballero de antaño, no sólo me respondió muy amablemente, sino que ¡lo hizo con unos versos compuestos para la ocasión!
No es por dar envidia, pero ¿quién puede presumir de que sus amigos le respondan en verso cuando les escribe un correo? Probablemente, Lope, Quevedo y muchos de sus contemporáneos pudieran decir algo semejante, pero pocos tendrán tanta suerte en esta época menos civilizada.