Pobres curitas inocentes
. Entre las mejores novelas de detectives de todos los tiempos se encuentran, a mi juicio, las historias del Padre Brown, de Chesterton. En ellas, el protagonista es un “pobre cura de parroquia”, bajito, anodino y con aspecto despistado que aplica la razón y el sentido común a resolver los enigmas y delitos que suceden en su entorno.
En una escena magistral de una de estas novelas, uno de los más grandes criminales del momento, Flambeau, intenta escandalizar al Padre Brown, revelándole los manejos criminales que ha llevado a cabo para robar una valiosa cruz de plata.