InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Quaestiones Quodlibetales

1.12.08

Buena pregunta. Hazme otra.

El otro día, afirmé que mi santo favorito es San Dimas, ya que en él veo muy claramente la gratuidad de Dios. En efecto, se convirtió a Cristo al borde de la muerte, en la misma cruz, pero esos momentos de arrepentimiento y de fe en el momento álgido de su vida bastaron para que el Señor le prometiera el paraíso.

Ante estas afirmaciones, un lector, con cierta lógica, pregunta:

“De lujo no? toda la vida robando y asesinando y al final, por estar en el sitio correcto en el momento indicado, ale, al paraiso limpio a disfrutar. Moraleja: no te preocupes, haz el mal, pero arrepientete en tu lecho de muerte, que Dios misericordioso te salvará.”

Antes de dar mi opinión sobre el asunto, me gustaría invitar a los lectores a que intenten responder a esta objeción.

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17.11.08

Abajo la esclavitud

Quaestio Quodlibetalis 12. En el último artículo, que trataba sobre la fe, Carmina, una lectora, hizo su primera pregunta en el blog:

Una de mis principales dudas con respecto a la fe es esta, la tensión entre la libertad y la gracia de Dios. Si todo depende de Dios, entonces, como los protestantes o los gnósticos sólo podremos decir que somos unos malditos pecadores de por sí y al que le toque la suerte de la gracia, pues ya está todo el trabajo hecho y las obras no valen. No sé cómo explicarlo mejor. Esta es mi primera intervención. La verdad es que esta idea me atormenta.

Carmina:

Buenísima pregunta. En primer lugar, quiero decir que el tema de la gracia y las obras ha ocupado a los grandes teólogos de todas las épocas, así que estás en buena compañía. Además, es un tema difícil. En el siglo XVI, una controversia teológica sobre ciertos aspecto de la gracia y la libertad, la llamada polémica “de auxiliis” tomó tanta virulencia, sobre todo entre dominicos y jesuitas, que el Papa de la época, Clemente VII, tuvo que prohibir que se siguiera discutiendo durante un tiempo sobre ese tema. Como tú misma indicabas, el protestantismo surgió también por obra de hombres obsesionados con la relación entre la gracia y la libertad.

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18.08.08

¿Sobra alguien en la Iglesia?

Quaestio Quodlibetalis 11. Ayer, en el blog Cor ad cor loquitur de Luis Fernando, se suscitó una interesante discusión sobre la excomunión latae sententiae que se aplica a los que participan o colaboran con un aborto y a la oportunidad de declarar públicamente que esa excomunión afecta a los políticos concretos, con nombres y apellidos, que votan a favor de las distintas leyes que permiten legalmente el aborto. Como parte de ese tema fundamental, se planteó una cuestión que me pareció especialmente interesante: si hay o no gente que sobra en la Iglesia.

En mi opinión, se trata, en gran medida, de lo que la teología clásica llamaría una cuestión de verbis, es decir, una cuestión que depende fundamentalmente del sentido que damos a las principales palabras utilizadas. Para discernir si alguien “sobra en la Iglesia", resulta esencial definir lo que se quiere decir con “sobrar”. Es tan importante definir este término que, como veremos, según como se defina, el resultado puede ser que nadie sobra en la Iglesia, que hay personas que sobran en ella o, incluso, que todos sobramos en la Iglesia.

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22.07.08

Al que te quite la cartera, dale también el móvil

Quaestio Quodlibetalis 10. Hace dos domingos, fui a misa a la Catedral de Luxemburgo. Es una antigua iglesia de los jesuitas, muy bonita pero también muy reconstruida, supongo que por los destrozos que ocasionaran las guerras mundiales. La homilía fue en dialecto luxemburgués, así que, como imaginarán, no me enteré de nada y empleé el tiempo en contemplar las pinturas y relieves de la catedral.

Me gustó especialmente una representación, de estilo renacentista, de las Bodas de Caná. Cristo y los apóstoles estaban representados con las habituales ropas que asociamos con su tiempo, un manto y una túnica o una simple camisola larga y un cinturón. Sin embargo, los novios de la boda estaban vestidos con las ropas propias del Renacimiento, es decir, del momento en que se pintó el cuadro. Quizá incluso fueran unos novios reales de esa época los que hicieron de modelos para la pintura.

Me encantó ese detalle, porque, para mí, fue un signo de que los hombres de aquella época estaban convencidos de que el Evangelio se cumplía en sus vidas. Les parecía lo más normal del mundo dibujar a Cristo como presente en una boda normal de aquel momento, porque eran conscientes de que realmente estaba presente.

Cuento todo esto porque creo que es un buen prólogo para la cuestión que voy a intentar responder hoy.

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2.07.08

¿Son sectarios los movimientos? y otras preguntas

Quaestio Quodlibetalis 8. Un comentarista (Hipólito) me ha planteado varias preguntas interesantísimas. Lo cierto es que me encanta cuando los lectores no se limitan a aceptar lo que digo, sino que plantean objeciones, porque eso siempre permite profundizar en las cuestiones. La vida cristiana es como una mina de metales preciosos: cuanto más se profundiza, más tesoros se encuentran.

Las tres preguntas, resumidas, son las siguientes:

1. ¿Qué añadiría a mis obras pertenecer a grupos y movimientos?
2. ¿Y qué mueve a un laico normal y corriente a hacerse miembro de un movimiento determinado?
3. ¿Por qué estos grupos han ido despertando sospechas de sectarismo y prácticas inaceptables de diversos tipos dentro y fuera de la Iglesia?

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