No escucho casi nunca la radio. No tengo tiempo para ello, ni tampoco la inclinación. Mi mujer, sin embargo, que usa el coche a diario, siempre tiene puesta alguna emisora. El otro día fui yo quien tuvo que llevarse el coche y, cuando arranqué, empezó a sonar la emisora que mi mujer había dejado seleccionada.
Se trataba de la Cope, la emisora española que es mayoritariamente propiedad de la Conferencia Episcopal. Un grupo de personas estaban hablando sobre otra persona, cuyo nombre no me sonaba de nada. Quizá algún lector de fuera de España suponga que estaban comentando su conversión, sus aciertos o desaciertos teológicos, su pensamiento o su ejemplo de vida entregada al Evangelio. Pues no.
Era un programa de cotilleo. Aparentemente, discutían sobre un acuerdo al que había llegado el personaje con los medios de comunicación para permitirles que les hicieran fotos a él y a su novia, en la cubierta del yate y bajo la atenta mirada del piloto, mientras tenían relaciones sexuales. Previo pago, se entiende, y fingiendo que eran fotos tomadas sin su conocimiento. Este tema dio conversación para un buen rato y, después, pasaron a criticar, con pelos y señales, a diversos famosos que se peleaban con sus ex-mujeres o llevaban meses sin ver a los hijos tenidos con las anteriores. Como se puede imaginar fácilmente, el tono general era de una frivolidad y una amoralidad pasmosas.
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