El magisterio no magisterial en version andaluza
Hace un par de años, escribí un artículo sobre el “magisterio no magisterial”, es decir, la pésima costumbre de proclamar, en nombre de la Iglesia, lo que no son más que opiniones prudenciales, en ocasiones disparatadas, del clérigo que las proclama. Hoy me ha venido a la memoria aquel artículo al leer que los obispos de Andalucía han publicado un comunicado con ocasión de las próximas elecciones autonómicas.
Conviene decir desde el principio que, en general, el comunicado es relativamente bueno, al menos si lo comparamos con el nivel habitual de ese tipo de comunicados episcopales, que, justo es reconocerlo, han dejado el listón muy bajo. En el texto se realizan varias menciones políticamente incorrectas pero necesarias según la doctrina católica, como las de la “familia, como unión estable entre un hombre y una mujer, abierta a la vida”, el derecho a la vida “inviolable desde su concepción hasta su muerte natural” o “el derecho de los padres a educar a sus hijos según las propias convicciones morales y religiosas”. ¡Bien por los obispos!
Otras afirmaciones son más vagas, como el llamamiento al “respeto … a los valores espirituales” (¿a qué se referirán con eso?) o la insistencia en “discernir el voto, siempre desde la libertad” (será más bien desde la verdad, ¿no?). De hecho, el comunicado en general permanece siempre en el plano teórico, sin mencionar cuestiones concretas de prácticas inaceptables desde el punto de vista moral que ya están presentes en Andalucía o quieren implantarse en la región, supongo que por miedo a parecer partidistas. Esta vaguedad permite evitar ataques contra la Iglesia, pero quita prácticamente toda la efectividad a los comunicados episcopales, que deben de estar entre los textos menos leídos sobre la faz de la tierra. De todas formas, como decía, este comunicado es marcadamente más claro que otros, lo que sin duda es un punto a su favor.
Al margen de esos aspectos generales, me gustaría señalar la devaluadora presencia del magisterio no magisterial en el comunicado, que se nos ofrece claramente como un ejercicio del magisterio. Los obispos afirman que escriben “como pastores”, dirigiéndose “al pueblo de Dios” y “apelando a la conciencia”. Basan, además, sus afirmaciones en “la fe cristiana” y la “enseñanza de la Iglesia”. Cabría suponer, pues, que lo que dicen es magisterio y no opinión.
A renglón seguido, sin embargo, afirman que “votar debe entenderse como un deber moral, que contribuye al bien común”. Y, por si no ha quedado claro, lo repiten al final: “votar es … un deber moral”. Esta afirmación es políticamente correcta y supongo que los obispos pensaron que con ella hacían gala de sus credenciales democráticas, tan importantes. Si es que pensaron lo que decían, que no siempre es el caso en los comunicados públicos, en los que suele primar el tono sobre el contenido.
En cualquier caso, el problemilla es que se presenta como magisterial una afirmación que no lo es ni puede serlo. Que votar sea un deber moral es un (bienintencionado) despropósito que no se sostiene en ningún principio moral católico. No hay nada en la moral católica que permita concluir que las opciones de no votar, abstenerse o emitir un voto nulo sean inmorales. En principio, es perfectamente admisible trabajar por cambiar el sistema político (y no solo el partido que manda) y considerar que uno no debe participar en un sistema relativista en que se pone la voluntad de las masas por encima de la ley de Dios o que votar legitima una partitocracia que no debe legitimarse o que el voto nulo es un grito de protesta contra las muchas cosas que merecen una protesta. También son admisibles, ciertamente, las consideraciones contrarias, porque, y esto es lo importante, se trata de una decisión prudencial que tiene que hacer cada persona. Los obispos no pueden dársela hecha y, cuando intentan hacerlo, están extralimitándose en sus funciones.
Al hacer y repetir una afirmación no magisterial (pero eso sí, muy democrática) haciéndola pasar por magisterial, los obispos devalúan su magisterio, por la sencilla razón de que hacen imposible aceptar lo que dicen tal cual. Obligan a que los fieles disciernan frase por frase, para ver si son magisteriales o solo opiniones personales que se pretenden hacer pasar por magisterio. Esto, desgraciadamente, debilita la necesaria confianza en la relación entre los fieles y sus pastores, y explica en parte por qué cada vez menos cristianos hacen caso de lo que dicen los obispos.
A esto hay que añadir otra observación sobre el mensaje episcopal: los obispos españoles llevan décadas promocionando al Partido Popular, tanto individualmente como desde las cadenas de radio y televisión de la Iglesia. Aparentemente, el gran mérito del PP es ser el partido abortista e inmoral de derechas, lo que a ojos episcopales lo hace incomparablemente preferible a los partidos abortistas e inmorales de izquierdas y a otros partidos de derecha no mayoritarios.
Si los obispos españoles, en la práctica, apoyan a los abortistas y promotores de las mayores inmoralidades, siempre que sean “de los suyos”, ¿qué fuerza pueden tener esas declaraciones teóricas a favor de la vida y la familia que hacen luego? ¿Quién puede tomarlas como algo más que afirmaciones hipócritas de cara a la galería?
Por último, conviene también tener en cuenta que los obispos andaluces, como casi todos sus colegas, han aceptado, sin decir ni una palabra en contra, las afirmaciones de Amoris Laetitia sobre la comunión de los divorciados vueltos a casar o sobre que el fin justifica los medios, que no existen actos intrínsecamente malos, que Dios no da la gracia necesaria para dejar de pecar y que Dios quiere que pequemos gravemente en ciertas ocasiones. Si uno acepta como válidas esas afirmaciones, el magisterio moral de la Iglesia se derrumba necesariamente por completo, incluido todo lo que puedan decir los obispos andaluces sobre el voto y las elecciones, porque la apertura a la vida solo sería una opción más, lo que se aparte del matrimonio entre un hombre y una mujer no sería intrínsecamente malo, Dios podría querer en algunas ocasiones que abortásemos al niño o eutanasiásemos al abuelo, el fin de conseguir algo bueno justificaría las mayores inmoralidades, etc.
Los obispos andaluces, sin embargo, pretenden asumir la destrucción de la moral que se realiza en la exhortación y, a la vez, darnos a todos normas morales sobre cómo actuar. Creen que pueden favorecer durante años a un partido abortista e inmoral y luego dar lecciones sobre la vida y la moralidad. Pretenden, además, que tomemos su opinión personal sobre si hay que votar o no como si fuera magisterial, dándonos gato por liebre. Con todo el respeto, eso no puede ser. Si uno corta la rama en la que está sentado, cae al vacío. Si los obispos aceptan abandonar los principios fundamentales de la moral católica, proclaman sus opiniones como si fueran magisterio y defienden con todas sus fuerzas a partidos inmorales, están destruyendo con ello su propia autoridad moral.
224 comentarios
Hay que tener en cuenta que el Catecismo es un resumen. No añade fuerza magisterial a las afirmaciones que recoge, las cuales tienen la fuerza magisterial que tuvieran por sí mismas antes de ser recogidas en el Catecismo. Y esa afirmación, entendida literalmente, no tiene fuerza magisterial, luego el hecho de estar recogida en el Catecismo no se la da.
Es fácil ver que, en la explicación que el propio Catecismo da inmediatamente después, se explica por qué el pago de impuestos y el deber de contribuir a la defensa del país son obligaciones morales, pero no por qué lo es el ejercicio del derecho al voto (por oposición a la mera participación multiforme en la vida social). Por la sencilla razón de que es inexplicable, no se apoya en ningún principio de moral.
Lo cierto es que el Catecismo también ha sufrido ese proceso de incorporación del "magisterio no magisterial" del que hablábamos (algo quizá inevitable en un texto tan largo y que no ha querido limitarse a la enunciación sino también a la explicación). Un caso muy conocido es el de las afirmaciones sobre la "inadmisibilidad" de la pena de muerte, que solo pueden ser afirmaciones prudenciales y no obligatorias sobre unas circunstancias concretas, porque de otro modo condenarían a todos los papas, santos y teólogos anteriores a nuestra época.
La afirmación del Catecismo, pues, solo puede entenderse en el sentido amplísimo de que es un deber participar en la vida de la sociedad. Pero que esa participación deba realizarse necesariamente votando no tiene justificación alguna. O quizá el redactor entendiera, de forma algo confusa, que el "ejercicio del derecho al voto" incluye la libre posibilidad de no votar.
El mismo Mons. Munilla, al explicar este número del Catecismo, dice que no se "atrevería a decir" que incumplir ese deber "es una causa de pecado" (luego no es un deber moral, porque, si lo fuese, incumplirlo sería causa de pecado). E indica que debe entenderse de "forma genérica" y, en la práctica, lo interpreta como deber de participar en el "debate público".
En cualquier caso, es inadmisible la afirmación de los obispos andaluces de que "votar debe entenderse como un deber moral". Eso, simplemente, no es cierto.
Ahí lo tienes, Bruno.
Una barbaridad de tamaño sideral en pleno Catecismo. Y en ese caso no fue fruto de un cambio erróneo y heterodoxo, como ocurrió con la pena de muerte. Esa burrada está ahí desde que se publicó dicho Catecismo.
Saludos cordiales.
Supongo que es posible que el redactor lo entendiera así, pero es una interpretación muy forzada, porque decir que ejercer el derecho al voto puede consistir en no ejercerlo prima facie es una contradicción.
En cualquier caso, una vez descartada la interpretación literal, que no puede ser conforme a la enseñanza de la Iglesia, de alguna forma hay que interpretarlo.
Añado esta posibilidad a mi comentario anterior.
Qué bien pensada estaba aquella regla no escrita de que los obispos, además de teólogos, debían ser canonistas.
He puesto el enlace, porque citar in extenso textos largos que estén disponibles en Internet dificulta la lectura de los comentarios.
He puesto una nota aclaratoria en el primer comentario, para no alargar más el artículo con esta cuestión.
"Ese salto es el que han dado los obispos de una manera que deja con la boca abierta"
Sí. La afirmación del Catecismo podría salvarse entendiéndola en sentido amplísimo, aunque la formulación sea desafortunada (porque, aunque un derecho incluye la posibilidad de no ejercer ese derecho, si el ejercicio de un derecho es un deber, entonces no ejercerlo necesariamente incumpliría ese deber). La afirmación de los obispos andaluces, sin embargo, es insalvable y tiene más de declaración de fe democrática que de doctrina católica.
"Qué bien pensada estaba aquella regla no escrita de que los obispos, además de teólogos, debían ser canonistas"
Hombre, en este caso bastaban unos conocimientos básicos de moral, que se les suponen, pero, como decía, después de tragar con Amoris Laetitia, hay poco campo para el razonamiento moral, más allá de consejitos vagos y bienintencionados.
Dicho lo cual, no hay duda de que es perfectamente moral no votar..., cuando no hay opción moral disponible o cuando uno entiende que no debe participar, ni siquiera votando, en un sistema oligárquico-partitocrático tan corrupto como el que hoy tenemos en España.
Bruno, no es que ese artículo del Catecismo no sea magisterial. Es que esa afirmación es una barbaridad. Así de simple.
Fin.
"Según Lumen Gentium el Catecismo es infalible en todo lo referente a Fe y Costumbres"
Por favor, no hable de cosas de las que no tiene ni idea. ¿Cómo va a decir eso la Lumen Gentium, si entonces no se había escrito aún el Catecismo?
Esa afirmación es puro disparate.
Borra este comentario, Bruno, pero es que no puedo evitar partirme de risa.
Por lo tanto el Catecismo es en su integridad infalible e irreformable.
Aunque ya haya sido reformado dos veces, en 1997 por el propio Juan Pablo II, entre otras cosas para introducir el olvidado carácter propiciatorio del sacrificio de la misa y modificar la enseñanza sobre la pena de muerte, y en 2018 por Francisco otra vez sobre la pena de muerte.
Y no ejercer el derecho de voto es una forma de ejercerlo.
Además, como ya sabes, suicidarse es una forma como cualquier otra de ejercer el derecho a la vida.
Ea, y el que no se lo quiera creer, que reviente.
Basta ya. Hablar sobre lo que no se sabe es un pecado de temeridad e imprudencia. Todo lo que ha dicho usted son tonterías, como sabe cualquier persona con una somera formación en doctrina.
El Catecismo no es infalible. Ni Mons. Munilla dice eso (porque él sí que sabe) ni nadie absolutamente que sepa algo dice eso.
El texto que usted ha citado de Lumen Gentium, que se limita a recoger la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el tema, se refiere a las declaraciones que hacen todos los obispos con el Papa cuando "exponen como definitiva una Doctrina". Es decir, cuando expresamente así la definen. Cosa que no hace el Catecismo en modo alguno. Como todo el mundo sabe.
Si sigue diciendo barbaridades sin fundamento para arrastrar a los demás a esas discusiones absurdas que tanto parecen gustarle, borraré sus comentarios.
Ya le he advertido. Sin ánimo de ofender, ha mostrado usted que no sabe nada de estos temas y no tiene sentido que siga hablando de lo que no sabe. Lo único que consigue es enturbiar el agua. Lea, escuche y aprenda.
En ese audio que usted pone, lo que dice Mons. Munilla es que el Catecismo tiene doctrina infalible. Lo cual es evidente, porque hay un montón de cosas definidas como definitivas en su interior. Y que el Catecismo es estupendo y de toda la Iglesia y cosas similares. Pero eso no quiere decir que algo, por estar en el Catecismo, sea infalible. Eso es una burrada inmensa, que nadie comparte con usted. Incluido Mons. Munilla.
¿Ejercer el voto es no ejercer el voto? ¡Estamos buenos!
Como es sabido, el sentido común es el menor común de los sentidos.
"en la boleta la lista de Bruno"
¡Horror!
"Luego como no estaba, he votado en blanco. En este caso cumplí "mi deber moral" votando en blanco. Cerrado el caso"
Pero es que no solo es posible votar en blanco. También es posible no votar por rechazar unas elecciones que alguien puede considerar viciadas de raíz. Nada hay en la moral católica que se oponga a ello.
Puede ser pecado contra el cuarto mandamiento desentenderse de la suerte de la propia patria y, por lo tanto, es un deber procurar su bien, pero ese bien se puede procurar de mil maneras aparte de votar. E incluso alguien puede considerar que votar, lejos de ser un bien, es una colaboración con el mal.
Es una decisión prudencial.
«El principio electivo es de suyo cosa tan corruptora que todas las sociedades civiles, así antiguas como modernas, en que ha prevalecido han muerto gangrenadas»
España es un claro ejemplo de esa verdad.
Deo gratias!
Puede ser también por desidia, rebeldía, soberbia etc.
Cada uno que analice en conciencia lo que hace, y porque lo hace, pues puede ser que Dios nos esté pidiendo algo diferente...
De igual forma podríamos decir que el que no tiene derecho a quejarse es el que vota, pero sería igualmente un error. Y mas apropiada sería la opinión de que el que vota por una opción política luego no se queje de lo haga ésta. Pero incluso eso sería muy matizable.
En cualquier caso lo que no se puede hacer es votar a favor de opciones que están flagrantemente en contra de la doctrina de la Iglesia.
Bruno, ¿dónde está esa explicación del Catecismo? En el punto 2240 no la veo.
"Bruno, si contribuir a la defensa del país es un deber moral, ¿la objeción de conciencia al servicio militar es pecado? Porque la prestación social sustitoria no contribuía a la defensa del país"
A la defensa de un país se puede contribuir de muchas formas. En tiempo de paz, la prestación social contribuye, al menos en teoría, a la prosperidad del país, que es base de su defensa. En tiempo de guerra, los objetores desminan campos, conducen ambulancias, etc., es decir, cosas que directamente contribuyen a la defensa del país. Esa contribución es obligatoria en virtud del cuarto mandamiento, pero las formas de contribuir pueden ser muy variadas. El propio Catecismo lo dice en 2311: "quienes, por motivos de conciencia, rehúsan el empleo de las armas ... siguen obligados a servir de otra forma a la comunidad humana".
A esto se suma que, si es objeción de conciencia estrictamente hablando (es decir, no un eufemismo para "preferencia", como ha sido en diversas ocasiones), entonces lo demás da igual, porque contra la conciencia no se debe obrar en ningún caso.
"Bruno, ¿dónde está esa explicación del Catecismo? En el punto 2240 no la veo."
Inmediatamente después de la frase en cuestión, se justifica lo de los impuestos con una cita de San Pablo en la que se dice eso exactamente («Dad a cada cual lo que se le debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto, respeto; a quien honor, honor» (Rm 13, 7)). Y después se cita la Carta a Diogneto, en la que se recuerda que los cristianos "cumplen todos sus deberes de ciudadanos", entre los cuales estaban, cuando se escribió, tanto el servicio militar (en sus diversas modalidades) como el pago de impuestos. Ambas obligaciones están arraigadas en la Tradición católica, aunque no son absolutas (los impuestos injustos no hay que pagarlos, si tu país hace la guerra frívolamente hay que oponerse a ella y no participar, etc.).
Pero la obligatoriedad de la participación directa en una votación no está fundamentada de ningún modo. Es más cuestión de fe democrática que de fe católica.
Estoy de acuerdo.
Claro que parece ser que la moral de Amoris Laetitia permite y elogia lo que antes era pecado grave y, a la vez, manda taxativamente lo que antes se dejaba a la libertad y prudencia de cada uno, así que...
Ni siquiera las sufragistas llevaban pancartas diciendo: "La mujer tiene la obligación de votar" sino "La mujer tiene derecho al voto".
No votar es una opción política tan clara como votar porque si llegara a ser mayoritaria, es decir si solo votara el 10% de la población con derecho a voto, tendría el mismo efecto que una revolución y todos los partidos políticos tendrían que replantearse sus programas.
Lo que pasa, entiendo, es que una cosa es el ejercicio del derecho al voto, y otra el ejercicio del voto. En nuestros países el derecho al voto incluye el derecho de no votar, votar en blanco, votar anulado, porque nadie va preso por no hacerlo.
En todo caso, puede haber una multa por no concurrir a la votación, pero si después alguien deposita el voto vacío o con la foto de Gardel, no pasa nada.
Claro, el Catecismo quiere que normalmente la gente vote a algún candidato, pero eso no excluye el caso, entiendo, del que por razones de conciencia entiende que no puede votar a ninguno.
Saludos cordiales.
Ése es el ejercicio del voto. El derecho al voto, en todos los países, que yo sepa, incluye la posibilidad de votar en blanco o anulado. Entonces, haciendo eso se ejerce el derecho al voto.
Saludos cordiales.
En situaciones que son claramente de conciencia es la conciencia la que decide porque no está reglamentado, como sucedió con los cónsules que desobedecieron a sus gobiernos por salvar judíos y ninguno de los que fueron católicos consultó con ningún sacerdote porque la decisión fue de ellos, lo mismo que votar o vacunarse. Sería difícil para un sacerdote decirle a un diplomático que desobedezca a su gobierno, ellos lo sabían y por eso no preguntaron.
En esos casos no es que no se ejerza el derecho al voto, lo que no se ejerce es el voto. El derecho al voto, como dije, incluye el derecho de votar en blanco o anulado.
Saludos cordiales.
Traer aquí a colación el derecho de propiedad es un grave error. El derecho de propiedad es un derecho real. El derecho de voto, no.
La propiedad se refiere a una situación jurídica relativa a un bien, sobre el que el titular del derecho tiene el señorío. El derecho de voto es otra cosa: una facultad para expresar mi parecer sobre el asunto de que se trate. Ese derecho lo tengo en concreto cuando lo tengo: el día que tengo la posibilidad de votar. Si dejo pasar ese día sin ejercerlo, lo pierdo.
La propiedad no la pierdo si no la transmito o me privan de ella por expropiación.
Dicho lo cual, sigue en pie la observación que hice en un comentario anterior: si tengo derecho de voto, lo puedo ejercer o no ejercer. Eso lo decido yo, porque es mi derecho… Pero, si decido no ejercerlo, no puedo afirmar al mismo tiempo que lo estoy ejerciendo, como algún otro comentarista ha dicho, según creo haber entendido.
No tengo ningún deber moral de ejercer el voto (al menos, en el actual sistema corrupto español). Tengo derecho a ejercerlo, y tengo igualmente derecho a no ejercerlo. Pero este último derecho no es el derecho de voto, sino el derecho a no votar: “a no ensuciarme”.
¿Lo entiendes?
Saludos cordiales.
"El derecho al voto, como dije, incluye el derecho de votar en blanco o anulado"
No me convence, me temo.
En la gran mayoría de los países, el derecho al voto incluye el derecho a no votar. Por lo tanto, si ese es el sentido de la frase del Catecismo, la frase no tiene sentido, ya que estaría diciendo que es un deber hacer o no hacer algo. Ese deber carece de contenido moral, porque, haga uno lo que haga, siempre se cumple ese deber.
Tampoco parece lógico que el Catecismo esté hablando de los países en que votar es legalmente obligatorio, porque, a) tendría que especificarlo y no lo hace, y b) en principio sería una obligación de derecho positivo, igual que la obligación de ir por la derecha o por la izquierda de la calzada. Es obligatorio cumplir lo que mandan todas las leyes justas porque son leyes, no por el contenido de la obligación en particular.
Dicho esto, es muy posible que la frase simplemente sea confusa y no sirva de mucho darle vueltas. A fin de cuentas, no es un dogma.
El "ejercicio del derecho al voto" del Catecismo no tiene porqué ser interpretado como "el ejercicio del voto no en blanco ni anulado", ni veo el sentido de empeñarse en ello.
Saludos cordiales.
"El "ejercicio del derecho al voto" del Catecismo no tiene porqué ser interpretado como "el ejercicio del voto no en blanco ni anulado", ni veo el sentido de empeñarse en ello"
Es que lo que estamos discutiendo es si es un deber votar (ya sea a alguien, en blanco o con voto nulo) o si se puede no votar, no participar en la elección, ya sea por rechazo del sistema en su totalidad o por lo que sea.
Si se puede lo segundo, que es algo que parece evidente porque no hay principio moral que lo prohíba, entonces debería estar incluido en la afirmación del Catecismo. Pero si lo incluimos, la afirmación no tiene sentido (porque habla de un deber sin contenido, que se cumple haga lo que haga el interesado).
Esto lleva a tres opciones: a) la frase simplemente es confusa y hay que interpretarla en sentido muy amplio sin darle vueltas, b) la frase es una opinión prudencial, como bastantes más que hay en el Catecismo, y no obligatoria, o c) la frase pretende imponer una doctrina católica sobre ese tema relativa a que es obligatorio moralmente ir a votar (aunque luego se vote nulo, etc.).
A mí entender, la tercera opción no tiene ningún apoyo en la tradición moral de la Iglesia. Sería un puro invento y, por lo tanto, rechazable.
P.S. No estamos tratando el caso de los (pocos) países en que votar es obligatorio, porque en ese caso simplemente hay que obedecer la ley positiva (salvo que en conciencia se considere injusta, etc.).
Pero es claro también que el Catecismo no quiere imponer el deber de votar necesariamente a algún candidato, porque eso es un disparate. La frase "el ejercicio del derecho al voto" es lo suficientemente amplia o vaga, como se quiera, para incluir ambas cosas.
Y es que por eso mismo, si el Catecismo hubiese querido que necesariamente todos voten a un candidato, partido u opción de las disponibles, lo debería haber dicho, y no lo hizo.
Lo que yo no veo es el sentido de pretender que sí lo haya dicho.
Saludos cordiales.
Sigues considerando únicamente las dos opciones de las que tú hablas, pero los demás estamos hablando de una tercera.
No hablamos de votar en blanco o votar nulo, la cuestión es si se puede no ir a votar o es un "deber moral" ir y participar en las elecciones. Ese "deber moral", hasta donde puedo ver, no estaría basado más que en que es políticamente correcto, porque aparentemente no se deduce de ningún principio moral y nunca ha existido en la Iglesia. Es como decir "somos más demócratas que los demócratas", porque la mayoría de las democracias no obligan a la gente a votar.
Por otra parte, decir que "el Catecismo quiere" es más confusión. La cuestión es lo que el Catecismo ofrece como doctrina católica y lo que no. Los deseos subjetivos de los redactores son muy respetables, pero no son enseñanza moral de la Iglesia.
Cierto, lo de "quiere" es una forma de decir. El Catecismo afirma que en general es un deber moral de los católicos "ejercer el derecho al voto". Es lógico, dado el tipo de sociedades en que vivimos. Dejarle sin más la cosa pública a los de enfrente no aparece en forma evidente como lo mejor.
Pero no afirma que todos tengan que votar a algún candidato.
En cuanto a quedarme en casa y no ir a votar, supongamos que el Catecismo dice (porque tampoco es explícito) que normalmente el católico debe concurrir al lugar eleccionario, aunque sea para votar en blanco, que es una opción perfectamente reconocida, o incluso, anulado, porque de nuevo, no dice que todos deban votar por algún candidato o partido.
Eso no quiere decir que el católico no pueda quedarse en casa, entiendo, si en su circunstancia concreta entiende que tiene razones para hacerlo.
De modo semejante, es claro que ante una pandemia generalizada , contagiosa y de graves consecuencias para la salud de las personas, contando solamente un remedio que además es eficaz y seguro, hay la obligación moral de recibirlo, pero eso no quita que el que tenga información distinta sobre necesidad, eficacia y seguridad, por ejemplo, renuncie a ello.
Saludos cordiales.
Quien ignore que su voto no tiene más relevancia que el elegir al Presidente de la Federación del Mus, porque las directrices del NOM no se tocan (¿Eh, Mariano?), al estar empufados hasta las cartolas, y si no no nos dan dinero para pagar pensiones y a funcionarios y así cualquier gobierno caería en dos meses, por decirlo suavemente tiene un problema cognitivo.
No votaré a los esbirros de satanás, y esta panda mejor harían en correr por las calles gritando "penitentia agite".
"Dejarle sin más la cosa pública a los de enfrente no aparece en forma evidente como lo mejor"
Es que es evidente que desentenderse de la cosa pública no es bueno. Pero lo que no es evidente es que la única forma (o la forma necesaria) de implicarse en la cosa pública sea ir a votar.
Igual podían haber dicho que es un deber moral tener un blog para influir en la cosa pública.
Esas cosas no son deberes, son simples posibilidades para cumplir el deber de buscar el bien común de la sociedad, que es algo muy distinto.
"Yo no voto porque no puedo apoyar a NADIE que defienda de una tacada el asesinar a tu hijo por estorbo y a tus padre para heredar., cosa que hacen TODOS los los partidos políticos"
Amén (bueno, amén matizando que es todos los partidos políticos con representación parlamentaria, porque hay algunos pequeñitos realmente contrarios al aborto y compañía).
Otra cosa sería una situación en la que forzosamente hubiera que elegir entre varias cosas malas, sin posibilidad de no elegir ninguna. O un referéndum de por sí injusto.
Obviamente, entiendo que el Magisterio no se ha pronunciado sobre esto, eso no lo discuto. Entiendo que, entre las opciones que ha mencionado Bruno arriba, se aplica la a): es una frase confusa, vaga, genérica.
PS: creo que providence es en realidad Bruno, que está intentando generar polémica para darle más vidilla al blog. Alguien tenía que decirlo.
Pero no es de esos deberes morales que obliguen en absolutamente todas las circunstancias.
Santo Tomás enseña que hay dos niveles en el derecho natural: los primeros y más universales preceptos, que obligan siempre, y los preceptos secundarios, que en ocasiones no obligan.
Pone el ejemplo del principio que dice que hay que devolver lo que se ha recibido en depósito, y el caso en que el que dejó un arma en depósito la viene a pedir con la finalidad, que es conocida por el que tiene el arma, de asesinar a alguien. En ese caso, esa obligación moral no rige.
En el caso del voto, el Catecismo enuncia el precepto, porque lo debe hacer, y la casuística concreta queda para las diversas situaciones.
Saludos cordiales.
Es el criterio de mi "yo político" en "esta" España despreciada por la careta de una Constitución, como si España no se hubiera comenzado a constituir por lo menos desde la Hispania romana.
Dicho esto, cada vez que toca votar contrasto con otro principio: Debo lealtad a la Sociedad en que vivo (me guste o no) y al Bien Común en cada momento. Asimismo, debo lealtad a los gobernantes que me han tocado, pues (me gusten o no) son los que (me guste o no) actualizan el derecho divino de que la autoridad viene de Dios (como venía de Dios la autoridad que venía a Pilatos sobre Jesús de Nazaret,)
Esto me lleva a votar tapándome las narices cada vez que me debo obligar al deber de descender hasta la cloaca moral de un Colegio Electoral.
Y como se ha puesto de moda en este post, termino con la frase ¡Punto cerrado!
Yo he dicho que no voto, ni siquiera en blanco. ¿De dónde saca usted que yo voto en blanco?
Es lo que pasa cuando un calvinista berrendo en jansenista odia la literatura infantil.
Por cierto, sincérese: usted es bajito y padece de otras limitaciones de tamaño físicas.¿verdad?-
Claro, esto explica el por qué da el peñazo a gente de bien correctamente desarrollada.
"No es el mismo caso el voto que tener un blog. En principio, en sociedades como las nuestras, es un deber moral votar, porque es un deber moral participar en la toma de decisiones políticas del modo más eficaz posible teniendo en cuenta la ley moral y la ley positiva"
Hasta donde puedo ver, esto es una petitio principii, ¿no? Estás tomando como premisa lo que estamos discutiendo y, así, claro, de la premisa deduces... la premisa.
No es un deber moral participar en la toma de decisiones políticas del modo más eficaz posible. Eso lo has inventado. Si lo fuera, tendríamos la obligación de dedicar todo nuestro tiempo libre a participar en la toma de decisiones políticas (porque, cuanto más tiempo le dediquemos, más eficaz será nuestra participación). Tampoco es cierto que votar sea el "modo más eficaz posible". ¿Por qué va a ser más eficaz votar que, por ejemplo, escribir un artículo que puede llegar a miles de personas? ¿O que convencer personalmente a tres personas de que el aborto es malo? ¿O rezar por tu país? ¿O hacerte profesor? ¿O encabezar una revolución para cambiar el sistema político? O mil cosas más.
Es decir, tu afirmación no se basa en nada más que en la nuda afirmación. Estás razonando en círculos para justificar la posición que has tomado de antemano.
Esto muestra, de nuevo, que ese supuesto deber de votar es, simplemente, una novedad, una invención, que no ha existido nunca ni se deriva de la moral católica.
No sucedía eso en las monarquías, evidentemente. Pero sí en las sociedades actuales. El hecho de que estas sociedades tengan estos regímenes políticos crea responsabilidades nuevas que antes no había.
Por eso es que el Catecismo dice que hay una obligación moral de votar.
No es una obligación legal, obviamente, pero moralmente, y estando en juego el bien común, no sólo por lo que yo pueda aportar, sino por lo que pueden aportar en sentido desastroso otros, es sí una obligación.
Es lo que dice la "Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas a la conducta y el compromiso de los católicos en la vida política" de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de 2002:
"Las actuales sociedades democráticas, en las que loablemente todos son hechos partícipes de la gestión de la cosa pública en un clima de verdadera libertad, exigen nuevas y más amplias formas de participación en la vida pública por parte de los ciudadanos, cristianos y no cristianos. En efecto, todos pueden contribuir por medio del voto a la elección de los legisladores y gobernantes y, a través de varios modos, a la formación de las orientaciones políticas y las opciones legislativas que, según ellos, favorecen en mayor medida el bien común. La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos, "si bien con diversidad y complementariedad de
formas, niveles, tareas y responsabilidades"
.
Mediante el cumplimiento de los deberes civiles comunes , "de acuerdo con su conciencia cristiana", en conformidad con los valores que son congruentes con ella, los fieles laicos desarrollan también sus tareas propias de animar cristianamente el orden temporal, respetando su naturaleza y legítima autonomía, y cooperando con los demás ciudadanos según su competencia específica y bajo su propia responsabilidad.
Consecuencia de esta fundamental enseñanza del Concilio Vaticano II es que "los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la 'política'; es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común", que comprende la promoción y defensa de bienes tales como el orden público y la paz, la libertad y la igualdad, el respeto de la vida humana y el ambiente, la justicia, la solidaridad, etc."
Sin duda que se puede obrar por el bien común de muchas otras maneras, pero eso no va contra lo anterior.
Y otra cosa, obviamente, es la circunstancia concreta en la que no hay ninguna alternativa votable en conciencia. En esos casos no hay obligación de devolver el depósito, diría Santo Tomás.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
“El voto se refiere a una situación jurídica relativa a un bien, sobre el que el titular del derecho tiene el señorío” Como ve, se puede decir lo mismo del voto que de la propiedad, pues tomo su frase. Porque hay bienes reales, como usted dice, pero también bienes inmateriales como la fama o a participar en la decisión de los asuntos públicos.
Y el voto se pierde también: por sentencia firme.
Pero no hay que confundir ejercicio con derecho. Y por eso le ponía el ejemplo del uso de la cosa con la propiedad. Así, uso la propiedad o no, pero no la pierdo, ejerzo el voto o no, pero no lo pierdo. Ambos, como derechos subjetivos (del sujeto, incluida la propiedad, que se llama en el ámbito civil real porque trata de bienes, materiales, las res latinas, pero es subjetivo en el ámbito teórico jurídico y constitucional, tan subjetivo como el voto).
Por lo tanto, una abstención es moralmente ejercicio del derecho de voto, siempre que no sea porque te rompes la pierna o entran consideraciones no pertinentes en ese no votar (y jurídicamente lo es incluso aunque uno se abstenga por motivos irrelevantes o ridículos, como podría explicarse con más tiempo). El no votar calificado como actitud política es ejercicio del voto. Como una casa. Yo no puedo votar cuando quiera: para votar se me tiene que convocar, presentarse unas opciones, etc. ESa sería la “situación jurídica” de su frase, que no es permanente. Es decir, el voto es mi actitud hacia todo eso, el derecho a expresarme políticamente en esa organización de la opinión política de un modo u otro. De hecho, cuando se nos convoca a elecciones, nos convertimos en cuerpo electoral ope legis. Así que sí: la abstención es una forma de ejercer el derecho de voto. Por lo tanto, ni dejo de tener derecho de voto porque no se me convoque ni dejo de ejercerlo cuando me abstengo al ser convocado, pues al convocárseme una de las opciones que tengo en ejercicio de mi derecho es abstenerme.
Eso, jurídicamente. Moralmente, que son los términos que usa el catecismo, ya es otro cantar. El catecismo, al recordarnos nuestro deber de participar en los asuntos públicos para llevarlos a Dios, incurre en la desgraciada confusión de suponer que eso se puede hacer, de manera privilegiada, además, mediante el voto en las democracias parlamentarias modernas, nacidas, precisamente, contra la tradición política cristiana. En fin, la Iglesia tuvo en otros tiempos más claro el valor que cabe dar al voto, y así lo sostuvo desde Mirari vos.
Es más, durante los muchos siglos que duró la Cristiandad, la práctica totalidad de los fieles no se acercaron a una urna en todas sus vidas.
Lo que ocurre es que, y esto no es discutible porque sencilla y llanamente es, llevamos muchas décadas en un proceso de creciente sometimiento del catolicismo a los principios masónicos ilustrados que configuran las democracias liberales, en las que el soberano no es Dios sino el pueblo.
Es perverso a más no poder afirmar que es un deber moral cooperar activamente, mediante el voto, con ese régimen que probablemente nos va a traer el anticristo. A menos que el voto vaya dirigido, precisamente, a acabar con el sistema democrático liberal. Pero ya se encargan los del propio sistema de que eso no sea posible.
Una vez más tengo que quitarme el sombrero ante ti porque cada vez que hablas pareces el sentido común patudo (porque patas tendrás, supongo). No tengo ninguna duda de que si este mundo se rigiera por un consejo de sabios, como quería Platón, y no por la voluntad de la mayoría, tú deberías estar entre ellos. Chapó.
Y ya no esperes más alabanzas de mi porque alabo poco y ya me estoy viendo a mi misma como tiralevitas cosa que nunca he sido, aunque en este caso no tendría por qué, entiende que, si no digo lo contrario, estoy contigo porque sueles decir lo que estoy pensando en el tono más equilibrado posible y con las palabras medidas, cosa que a mi me es difícil.
Partiendo de la base de que en España y en el mundo en general no existe democracia sino partitocracia, es decir que se votan listas de personas de las que no sabemos nada, creo que es legítimo y moral la abstención ante este sistema. Yo siempre voto al menos malo y no es el PP, aclaro.
En cuanto a que si no votas no puedes quejarte luego, no es cierto. Si pagas tus impuestos tienes pleno derecho a quejarte, la frase no es mía.
Y creo que eso es exclusivamente lo que se nos pide como cristianos respecto del voto a políticos de partidos no católicos:
"Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
“Así, uso la propiedad o no, pero no la pierdo, ejerzo el voto o no, pero no lo pierdo.”
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No es así.
-En cuanto derechos concretos -o sea, no como meras expectativas legítimas-, el derecho de propiedad no lo pierdo por el hecho de que no lo ejerza, si ejercerlo significa disfrutar del bien sobre el que recae, percibir sus frutos, etc., debido a la “elasticidad” de ese derecho, que puede estar en usufructo, gravado con prenda o hipoteca, limitado por una prohibición de disponer, etc.: en esos casos -y hay otros-,¿se puede decir que tengo el uso de la cosa de la que soy propietario?
-en cambio, el derecho de voto en concreto, es decir, el derecho de votar en “estas” elecciones, o lo uso (= ejerzo) en dichas elecciones, o lo pierdo…
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“una abstención es moralmente ejercicio del derecho de voto”.
-Tampoco es así. Si no voto, no ejerzo el derecho de voto…, ni jurídica ni moralmente: el no ejercicio no es ejercicio… El derecho de voto da la facultad de elegir…, pero “exige” una acción del sujeto : si no hay acción, no hay ejercicio…
-Otra cosa es que moralmente decida en conciencia no ejercer el derecho de voto… En tal caso, estoy jurídicamente renunciando -no con carácter previo, sino en el momento en que podría ejercerlo- al derecho de voto que en concreto tengo en “esas” elecciones.
-Por tanto, una abstención es un no ejercicio del derecho de voto, asimilable a efectos prácticos al voto en blanco y al voto nulo, que sí suponen ejercicio del voto. Tal abstención es perfectamente jurídica, como sucede con cualquier derecho… En el caso del voto, en la España actual, es además perfectamente moral, cuando las opciones existentes son las que son: tan moral como votar en blanco o votar nulo.
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Por mi parte, nada más. No merece la pena seguir debatiendo sobre algo acerca de lo cual han quedado claras, más o menos,las posturas.
Lo son si se tiene en cuenta la recta conciencia, pero entonces que dejen actuar a la conciencia cuando la Iglesia no tiene nada que decir como en el caso del voto, la vacuna, el veganismo y otras hierbas.
Nos han hecho creer que vivimos en un sistema que podemos regular con nuestro voto y ahi vamos cada cuatro años tan felices. No solo en España. Pero las cartas están marcadas y las manos dadas de antemano.
Las llamadas democracias son uno de los mayores timos de la humanidad. El tocomocho del pueblo.
No se puede vivir en los mundos de Yupi. A día de hoy los católicos somos minoría. Los tibios votan PP. y ni se lo piensan.
Votar en blanco, nulo o abstenerse o a algún partido de principios católicos pero muy minoritario; es legítimo y moralmente correcto, pero no es inteligente; porque esos votos benefician a nuestros enemigos. Y son enemigos declarados de los católicos y de la Iglesia.
Además, eres apasionado pero te falta formación.
Existe una catequesis de S. Juan Pablo II sobre la opción por el mal menor.
Tú crees que no contribuyendo con tu voto a políticas no católicas eres moralmente irreprochable. Pero estás equivocado, obras mal, porque es tu responsabilidad también intentar que la sociedad en la que vives sea lo menos anticristiana posible.
Así que no mezcles churras con merinas, no se contraviene ningún precepto divino con el voto en este sistema. Es más, el que vote con conciencia recta hace lo que quiere Dios.
Por último: El voto electoral ni es cuestión dogmática, ni doctrinal. Así que lo de pecado te lo puedes ahorrar.
https://www.newtral.es/propuesta-vox-ley-lgtbi-ley-trans-madrid-votacion/20211216/
https://www.voxespana.es/noticias/vox-afirma-que-la-ley-de-eutanasia-es-una-locura-la-vida-no-depende-de-los-politicos-20201214
Estas son algunas formas de pensar del partido Vox, partido que en las proximas elecciones andaluzas puede sacar los suficientes votos, para que el PP no saque mayoría absoluta, y pueda asi frenarle en su deriva ideólogica. Esto podría salvar muchas vidas, frenar el adoctrinamiento LGTBI a los niños y otras cosas más.
Pero supongo que para esto hace falta que voten los que no suelen votar.
Hay ciertas cosas que no hace falta saber si estan en el catecismo o no, solo hace faltar ejercitar la responsabilidad que como cristianos tenemos en nuestras decisiones, y de las que sí nos van a pedir cuentas.
Se me olvidaba: ¿Quieres un principio moral irreprochable?
"Sed ingenuos como palomas y astutos como serpientes".
¿ Quién le está dando los votos a Vox, Vil Gates ?
La famosa "Decisión de Sophie", hay una película que trata de eso, en que los nazis dieron a una madre a escoger entre sus dos hijos para matar a uno y salvar al otro es falsa. Se trata de una estratagema para cargar a una madre de mortales remordimientos por las acciones de otros. Sencillamente una madre no puede elegir entre sus hijos, aunque los maten a los dos, porque la carga del asesinato corresponde a otros, no a ella.
Una sociedad corrupta, como dice Rubin, puede tratar de hacerte cómplice mediante el voto, pero si tú no ves salida a la situación en este momento no tienes por qué aceptar esa carga porque las decisiones ya están tomadas.
Y ya que te pones tan teológico: El cuarto mandamiento en sentido amplio es aplicable a la Patria o si lo prefieres a la nación donde estás obligado a vivir respetando sus leyes.
Así que tú con tu no voto contribuyes a que gobiernen en España, abortistas, proeutanasia, progays, filoetarras, independentistas y proinmigración ilegal. Además de auténticos ladrones.
Y con permiso de Bruno, lo del ES. que escribes ya es de risa. Haz el favor de no blasfemar mezclando a La Tercera Persona con temas tan vulgares como la baja política. ¿Acaso ignoras la Palabra?
Al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios.
Yo aplico bien la astucia en la baja política, el problema, Providence, es que tú no entiendes qué es astucia.
En cualquier situación el control nunca llega a todos, hay un cierto número de personas que se niegan obstinadamente a inclinarse, tanto en los totalitarismos como en las democracias. Cuando mi hermano me dijo que solo había habido 6 personas dentro del Reich Alemán que se opusieron a él (hablaba de la Rosa Blanca, el único grupo de disidentes conocido) le dije que entre 80 millones de "arios" (digo arios porque había que contar también a los austriacos, a los alemanes de los sudetes, etc...) 6 personas era un número excesivamente pequeño y por eso me puse a investigar. Resultó que, proporcionalmente, fueron pocos, pero no 6 porque ya digo que ni la viruela mata al 100%.
Desde luego los que votan a VOX están buscando otra opción, y los que no votamos es porque pensamos que, en el momento presente, no hay opciones viables en España. Si estuviera en Hungría votaría a Orbán, que ya ha probado su resistencia al NOM, pero en cambio no fiaría mucho de Le Pen, nunca ha gobernado y no es una opción fiable.
Voltaire
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Los comunistas, separatistas, enemigos de España están felices de que los
católicos no voten a la opción menos mala del espectro político con posibilidades de gobernar.
Ya te habías despedido y has vuelto y además para insultarme.
Verás: No ofende quién quiere sino quién puede.
Soy católico y de excelente formación y no creo que tú seas protestante pero sí eres "protestica".
Pareces poseído por el "fervus novitius" que acomete a todos los recién conversos. Y parece que devoras textos eclesiales pero que no los asimilas porque luego lo mezclas todo y lo aplicas a destiempo.
Aquí tratas de repartir "leña" entre los propios católicos y te enredas en tonterías como que en un blog de esta web no se puede escribir sobre Tolkien y su obra.
Relaja un poco. Vé más despacio y asimila. Porque si sigues a este ritmo vas a terminar en el psiquiatra.
Pero me temo, que eso no sea muy probable.
No solo en politica, sino en todos los demás temas de nuestra vida tenemos una responsabilidad de cristianos, y unos talentos que no podemos enterrarlos como hizo el del evangelio.
Es claro que no lo entiendes.
Existe una alta política que emana directamente de Dios y que algunas personas han conseguido aplicar en pequeñas ubicaciones, por ejemplo: Las Reducciones del Paraguay o aquí en España los pueblos mineros que creó el II Marqués de Comillas.
Es evidente que no perduraron en el tiempo.
Y a nosotros nos toca vivir rodeados de la baja política, ¿Te quieres excluir? Estás en tu derecho. Pero no tienes ningún derecho y además pecas si escribes que quién vote se está portando mal.
No, el que contribuye con su no voto a que triunfen partidos anticatólicos radicales está eludiendo una responsabilidad.
Por cierto, que yo me agarro a lo que me parece oportuno y he citado esa frase dos veces en todos mis comentarios ¿es que te molesta?
¿Cuántas veces le repetirte a Eleuterio que se portaba mal por publicar post sobre Tolkien?
Toma, aquí tienes otra:
"Véis la paja en el ojo ajeno y no véis la viga en el propio".
Y ya te indiqué que careces de nivel para ofenderme.
¡Feliz fin de semana!
En la situación que describo, creo que el voto en blanco es la mejor forma de expresar el rechazo a todos los partidos del sistema. Entiendo también, como ha dicho Ronin, y secunda Luis Fernando, entre otros, que es cierto que "[E]l sistema está corrupto desde las raíces." Por tanto, entiendo también la opción del que decide abstenerse, para directamente no participar en el juego. Aunque no es mi opción, la considero razonada y razonable, moralmente aceptable, y por eso no se me ocurre decirle a nadie que es un pecado hacerlo. Eso solo se lo digo a quien directamente vota a esos partidos mayoritarios contrarios a los principios innegociables. Como ha dicho otro comentarista, "B", los preceptos no los fijamos nosotros. Además de otra serie de buenos consejos que ha dado.
En cualquier caso, el efecto de ambas opciones (voto en blanco como manifestación de rechazo o abstención como manifestación de no participación en el sistema) a nivel práctico es cuasi nulo: los partidos ignorarán tanto uno como otro número, y se congratularán por "la fiesta de la democracia".
Dicho todo lo anterior, lo bueno de discutir en un foro es que no tienes cerca a quien te ha acusado de favorecer con tu voto a partidos abortistas. Quien difama de semejante manera debería consultarlo con su confesor.
Flavius: no tengo el derecho de voto en tales o cuales elecciones. Tengo un derecho de voto como derecho subjetivo, personal, en todas las convocatorias en las que forme parte del cuerpo electoral, en las que haya sido llamado. El derecho de voto es esa facultad que me acompaña desde que cumplo los requisitos legales y hasta que los pierdo. El derecho de voto engloba todas las elecciones, incluyendo plebiscitos y las que se inventen. No es un derecho concreto a esta o esa elección, es un derecho que me acompaña. Cuando no ejerzo el derecho de voto en una concreta elección o en ninguna, no renuncio a ese derecho, ni lo pierdo. Eso es lo que le hace creer la ideología sobre el voto que está instalado en la ley electoral. Porque la abstención cuenta como voto: la ley dedide por los que no votan y se la reparten los partidos que concurren. Si la abstención supusiera que no se llenasen escaños, como debería ser, en ese caso ya hablaríamos de otra cosa. Pero abstenerse, en todos los sistemas electorales que conozco, es votar. Y esa es la razón por la que puede decir Ronin que todos los sistemas democráticos juegan con las cartas marcadas y dice una gran verdad, que es un engaño del pueblo como una casa de grande.
Pero tampoco quiero meterme en más honduras.
Por otro lado, le repito: no, el voto en blanco no tiene como consecuencia eso que Ud. dice. No, al menos, en las situaciones prácticas, reales, que vivimos hoy en día. Ya lo he explicado más arriba. Creo que está suficientemente claro.
Ya tiene todo explicado, bien clarito. Sin embargo, Ud. se repite en los mismos argumentos, demostrando que no asimila que los argumentos que yo le doy desmontan los suyos. O demuestra en qué se equivocan mis argumentos, o da Ud. otros nuevos. Así se argumenta racionalmente. Asimile las cosas que le dicen, como por otro lado ya le han dicho antes.
Eso sí, ya no le contesto más. La Paz.
El derecho electoral, por otra parte, es una rama del derecho constitucional que incluso da de comer a algún que otro profesor y especialista. Y que se dedica a todo eso.
Saludos
Scintilla: Completamente de acuerdo contigo.
Gobierno demoledor de los valores cristianos. Esto se venia venir, pero la culpa de esto en gran medida, no la tienen las conspiraciones masónicas, sino la lerdez del pueblo español para la política.
Hemos sufrido a Zapatero, el primer demoledor de lo cristiano, hemos sufrido a un Rajoy, que ha traicionado a los católicos, y hemos visto a un gran número de anarquistas acampar en las plazas, pero ni eso nos ha puesto a verlas venir.
Antes de Sanchez todavia habia bastantes católicos, pero que si voy a seguir votando al PP, a pesar de todo, porque es el partido que he votado toda la vida, que si vox es extremista ( la mayoria ni siquiera se habia molestado en leer su programa), y otras causas, perdimos a España, la de despues de la guerra, y ahora tenemos la de antes de la guerra.
Pero toda la culpa es de los españoles católicos, que no hemos sabido defender la Fe por encima de otros criterios. El lobo se está comiendo a las ovejas, quedan ya pocas y casi todas viejas, pero nada, no nos preocupemos, total los masones han cogido el poder y no se puede hacer nada, para que votar......
Creí haber dejado eso claro y me salen con apariciones marianas.
Los que pertenecemos a países dizque democráticos, como explica Scintilla, ya estamos metidos en el engranaje, votemos o no.
No es que Putin presione más a los rusos que nuestros gobiernos a nosotros, presiona de otra manera porque hay muchas maneras de hacerlo.
El otro día en un supermercado a la hora de pagar me dijeron que si quería ayudar a Ucrania apretara el botón azul y si no quería el rojo (supongo que porque, presuntamente, el super destinaba una cantidad de mi factura a la Ayuda a Ucrania) y eso es inaguantable, como es abominable que cien ojos me miren si yo, por ser asidua a un restaurante ruso, sigo frecuentándolo o que le digan a un director de orquesta de la filarmónica de no sé dónde que debe hacer declaraciones contra Putin si quiere que no lo despidan. Inaudito.
¿Es que no notáis la intromisión del estado en nuestras vidas particulares?
Unos creerán que VOX puede hacer contra esto y otros creemos que es sistémico, de ahí las distintas decisiones.
el diablo se burla de ellos.
- Místico Medieval -
El otro día en un reportaje sobre los años 30 en Inglaterra, se vieron ataques violentos contra la Unión Británica de fascistas, que era un partido legal con permiso para manifestarse, y cuando llegaron a Cable Street en 1936 se encontraron con una barricada y contramanifestantes que los agredieron de buenas a primeras, ante eso la policía, a la que le constaba que la manifestación tenía permiso, cargó contra la gente que los estaba golpeando y la idiota de la comentarista dijo: "¿Ven ustedes? ¡La policía defendiendo a los fascistas! ¡Inaudito!. ¡Qué extraños fueron aquellos años!". Con lo que queda claro lo que ahora se entiende por "democracia", que consiste en dejar que agredan a todo partido legal que no le guste al sistema porque lo raro y antidemocrático hubiera sido dejar a una multitud armada de palos agredir a personas que se estaban manifestando legal y pacíficamente, pues no, resulta que es al contrario.
No tengo nada contra VOX porque todavía no ha gobernado ni formado parte de ningún gobierno, simplemente no voto. ¿Qué parte de no voto no se entiende después de tantas explicaciones?
De eso nada. Nuestros gobiernos no son equivalentes a Putin. Y por supuesto que Putin "presiona" (bonito eufemismo, yo usaría otra palabra que empieza por p) a los rusos mucho más que cualquier gobierno europeo a sus ciudadanos.
Putin lleva en el poder desde 1999 y todo el mundo sabe que ganará todas elecciones hasta 2036, porque ha reformado la constitución a su antojo para poder presentarse una y otra vez y todas las elecciones están amañadas.
Putin ha mandado asesinar a periodistas y opositores.
En Rusia no hay libertad de expresión y llamar "guerra" a la guerra en Ucrania te puede costar la cárcel.
Rusia es una cleptocracia en manos de oligarcas con mansiones en la Costa del Sol que dejan como aficionados a los sociatas de los ERE y los peperos de la Gürtel.
Putin ha dejado el gobierno de la república de Chechenia que teóricamente forma parte de la Federación Rusa, en manos de un gobierno islamista que les ha devuelto a la Edad Media.
Putin ha encarcelado a gentes solamente por su opción religiosa, como los testigos de Jehová.
Y para qué hablar de los gais.
Cuando tengamos aquí un Putin ya echareis de menos la democracia.
Si la democracia lo único que tiene para defenderse es el "tú más" ¡pobrecita democracia!
En una monarquía el gobierno y las leyes van a ser independientes de mi persona, así que por ese lado no tendré problema alguno. Los primeros cristianos tampoco tenían ese problema, porque la única participación que podían tener en el Imperio era cuando se los llevaban al Coliseo a que los comieran los leones.
En un sistema como los nuestros, el gobierno y las leyes quedan a cargo de aquellos a los que la gente, entre la que me encuentro, vote.
Y en un sistema así, donde nada menos que el gobierno y las leyes, cosas que tocan en el centro al bien común de la sociedad, se constituyen de esa manera ¿cómo va a ser en principio optativo, desde el punto de vista moral, digo, que la gente vote o no vote?
Hablando en abstracto y sin entrar todavía en la realidad de los países en que todas las opciones son malas ¿qué preocupación por bien común puede tener un ciudadano que deja en manos de aquel al que le toque temas así, pudiendo él influir en un sentido o en otro?
La misma idea de un sistema que funciona con la gente eligiendo las autoridades supone que la gente elija, y que elija una mayoría de la sociedad, no tres o cuatro que son los únicos que se acordaron de que hay que ir a votar.
De lo contrario hay que decir que un sistema así no es legítimo, porque no puede funcionar.
Y eso implica un deber moral de elegir, porque al ciudadano le tiene que importar, proporcionalmente, la sociedad en la que vive.
No por una cuestión romántica, sino, además de la preocupación fundamental por el bien común, porque después aprueban cualquier porquería de ley y nos la aplican también a nosotros, a nuestros familiares, etc.
Notemos además que todo esto empezó justo cuando el Estado comenzó a secularizarse y empezaron a querer poner leyes anticatólicas.
Por eso León XIII les dijo a los católicos franceses que había que participar en la vida política de Francia.
El precepto eterno es la preocupación por el bien común según las posibilidades de que se disponga, y las posibilidades específicas de un sistema como el nuestro hacen que el precepto tome esa forma concreta.
Claro, un precepto así es como el precepto que dice que hay que devolver lo dado en depósito, admite excepciones nacidas de las situaciones concretas.
Supongamos que había épocas en las que no se hacían depósitos. Es lo mismo.
Saludos cordiales.
Cuando tengamos aquí un Putin ya echareis de menos la democracia.
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"Cuando tengamos aquí un Putin". Eso está totalmente fuera de la realidad. La progresía se define por vivir siempre en su mundo imaginario.
¿Democracia, qué democracia?
Néstor lo ha expresado muchísimo mejor que yo. Pero es justamente el contenido de lo que quería transmitir.
Los católicos tenemos responsabilidad en la sociedad en que nos toca/ elegimos vivir. Por lo que el ejercicio de esa responsabilidad debería empezar con nuestro voto. Ya que aunque una gota no hace mar, muchas forman riada.
En otro orden de cosas: Argia lleva razón y África se equivoca pues es esta última quién mencionó primero a aquella.
Tiene gracia, con su experiencia, lo fácil que se lo sube la mosca a la nariz a nuestea emérita por un quítame allá esas pajas.
Tamayo/Valerian/Gringo es de los que expresamente han manifestado que los católicos a la sacristía. Y los hay mucho peores que él, desde luego.
Otro motivo más para votar lo menos malo.
De España y de la traición de la jerarquía de la Iglesia - salvo casos contados- a los principios del último régimen católico, junto con el de Salazar en Portugal, que quedaba en Europa, mejor no hablamos.
De madre y maestra de las naciones a monaguilla del NOM.
Maravillosa evolución, ¿verdad que sí?
1) Cuestiones cerradas no se vuelven a traer a colación, ya he dicho que Arguia tenía razón.
2) No soy "vuestra emérita" porque ni soy vuestra ni soy emérita por no haber ostentado ningún cargo. Cuando gringo (q.e.p.d) me llamaba vieja acertaba, en cambio tú eres bastante más ofensivo y no aciertas.
3) El que tú defiendas que hay que votar sí o sí y yo discrepe son dos opiniones en conciencia. Diga lo que diga Tamayo la opción VOX tiene las mismas posibilidades en España que Navalny en Rusia. Otra cosa es que el destino de los opositores en Rusia sea dramático y el de los de aquí no, pero, Occidente tiene su sistema de placaje que, siendo menos agresivo, es igualmente eficaz. A eso se refiere Tamayo, a que la democracia no mata (excepto a nonatos y enfermos terminales) y, como no mata, es el menos malo de todos los sistemas ya que, no sé por qué se ha metido en el disco duro de la población que si no matas, puedes hacer cualquier otra cosa: difamar, arruinar, burlar, alterar el lenguaje, mentir, prevaricar...
Ciertamente no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo soporte y, probablemente, las cosas se moverán para bien o para mal, pero en este momento la política es asquerosa.
A menudo se dice que las disfunciones de la representación son el tributo que pagan los sistemas políticos occidentales a la estabilidad y legitimidad de funcionamiento. Se estima que gracias a ella es posible que las decisiones que se toman en el ámbito político sean tenidas por legítimas y que, por lo tanto, sólo se puedan contestar legalmente a través del recurso a los tribunales cuando contradigan a otras normas superiores, la crítica pública para que sean modificadas por los representantes existentes y las urnas para que sean modificadas por nuevos representantes; o, ilegalmente, por mecanismos como la insumisión o la desobediencia civil que aceptan –o deben hacerlo- las consecuencias legales de su oposición. Todas estas son vías con sus costes respectivos.
Esa finalidad/consecuencia común no impide, como en tantas otras cosas, que no se puedan establecer taxonomías escolares que hagan justicia a los matices que introducen sus innumerables partidarios. A los fines de este artículo bastará con recordar los dos grandes modelos: la representación de cuño liberal, que concibe la participación como un derecho, y el que ahora se llama modelo republicano que hace de ese derecho un deber (con tendencia a convertirlo en jurídico, como sucede, por ejemplo, en gran parte de las repúblicas iberoamericanas y en algunos estados de la unión europea.) Pero esta diferencia de matiz, todo lo importante que se quiera en la teoría, no puede hacer perder de vista lo que comparten, ya no sólo desde el punto de vista de sus necesidades últimas de legitimación del sistema político, sino tampoco por su raíz en lo que a procedimientos se refiere: ambas suponen una relación entre una magnitud invariante (escaños a ocupar) con respecto –e independencia de- otra más o menos variable (votos).
Por un lado, los defensores de la concepción liberal ponen el acento en lo que llaman la “autonomía del individuo” para decidir su grado de intervención en cualquier asunto, los públicos incluidos, de manera que deja a la composición entre oferta (partidos) y demanda (votantes) la creación del núcleo de la decisión política (representación); y si esta composición no da lugar a un equilibrio perfecto entre oferta y demanda (es decir, que no todos los votantes ejercen su derecho o no lo hacen sobre la oferta partidista a su disposición), en la medida en la que el sistema ha ofrecido la oportunidad de concurrir teóricamente en esa composición a cualquier persona a la que previamente y en abstracto se le ha reconocido su derecho al sufragio activo y pasivo, en uno u otro lado de la relación representativa, justifica que toda la capacidad de decisión (incluyendo la que correspondería al voto defectivo) sea repartida entre la oferta existente ope legis.
Mientras tanto, la versión (neo)republicana, surgida históricamente después y sobre la liberal, obliga a los representados a hacer de la virtud cívica (y teorética), necesidad (mayor en la medida en la que se encuentre jurídicamente impuesta): si en el sistema liberal, de facto, la correspondencia numeral perfecta entre la totalidad de los escaños y los votos efectivos es un producto de la ley electoral, que salva la distancia entre el ideal de participación y la participación efectiva, la concepción republicana, para intentar aproximar ambas totalidades en los hechos, es decir, para que exista correspondencia entre los votos posibles idealmente y los votos efectivamente emitidos para que el reparto de escaños pueda asimilarse a una consecución del ideal, hace del voto un deber ya no cívico, sino, de acuerdo con su ideario presidido por las normas jurídicas como ideal regulativo, un deber jurídico (hasta el punto de estar jurídicamente sancionada la abstención en aquellos sistemas que han admitido sus últimas consecuencias). La ley electoral, así, no obliga tanto al reparto de escaños en función de los votos como a que la magnitud de los votos emitidos equivalga a la de los posibles, de manera que cuando reparte los escaños supliendo la diferencia entre votos posibles y votos emitidos lo puede justificar jurídicamente en el incumplimiento de una obligación, y no, como en el sistema liberal, moralmente: se dice así que la moral ha impregnado el derecho constitucional.
Para la concepción liberal también todos son responsables, pero de una manera distinta: hagan lo que hagan o dejen de hacer, son responsables puesto que tuvieron la oportunidad de hacer o de dejar de hacer en un sentido o en otro, advirtiendo que el sistema de decisiones seguirá funcionando independientemente de lo que decidan y de si intervienen, pues está por encima de ellos y de sus acciones y sólo con ellas pueden variar su curso; su lema, en este caso, sería: “atente a las consecuencias, porque esto funciona sin ti”; por un lado todos son responsables de lo que pase, pero por el otro lado quita lo que así da, puesto que se haga lo que se haga, las cosas seguirán funcionando también sin el que no participe. Así desliga el progreso del todo y de las partes: las partes sólo progresan si se suman al progreso del todo (en caso de que el todo progrese), puesto que si no lo hacen, el todo seguirá funcionando, a lo mejor en su favor, pero también en su contra, contra lo que no cabe excusa ni justificación, porque la oportunidad de intervenir se ofreció (es una consecuencia necesaria desde una premisa hipotética). Lo que diferencia este modelo liberal del autoritario es que la falta de participación no implica sanción alguna, ni siquiera la creación de un sentimiento de sospecha, al menos desde el punto de vista político –otra cosa es que sí genere una sospecha social, como sucede en el caso de la marginación o el pasotismo.
Así pues, desde el punto de vista republicano, la concepción de los sujetos participantes, representados y representantes, y el valor de su acción, es altamente confiada cuando no complaciente. Y por eso, para predicar su consistencia sistemática en el momento de enfrentarse con una realidad que puede no ajustarse a ese ideal subjetivo, se ve obligado a establecer, junto al concepto formal de ley y el mecanismo legal para proveer los definidores de su contenido, una serie de prescripciones de distingo rango y carácter normativo (que va desde la definición de delitos en el código penal a la firma de acuerdos entre partidos o intrapartidos sobre el estatuto de los representantes y cargos públicos) en un repertorio que pueda ser esgrimido como garantía ante el posible desvío de los representantes (y su posible concusión con los representados) de esa visión complaciente, mientras, por otro lado, el republicanismo, como postura teórica, se erige en árbitro para decidir discursivamente, pero desde fuera del juego político real y normativo en sentido fuerte (tanto en las reuniones y órganos de expresión científica como en su difusión más lata por los medios de comunicación de masas), si ese desvío tiene o no lugar y se convierte a sí misma en posición garante, es decir, en imposición extrapolítica de la normativa que debe seguir la regulación de lo político: la visión del consejero del príncipe. De esta manera, la participación jurídicamente debida fuerza la máquina de la legitimación de lo existente (al menos aumenta la capacidad de legitimación tal y como lo dejaron los liberales) y reasegura la legitimidad de su producto, de la que no hay escapatoria dentro de la relación entre representantes y representados, de manera que toda contestación sólo es posible coherentemente desde fuera y, dado el modelo cognoscitivo en el que se mueve, este afuera sólo puede encontrarse legítimamente en la ciencia, es decir, allá desde donde sus teóricos elaboran dicho discurso (y la revuelta callejera, los pasquines, etc. llamados de crítica antisistema quedan en una posición completamente ilegítima, sólo legitimable –sit venia verbo- en cuanto puedan ser utilizados por algunas de las posiciones intrasistema partidistas en el juego de la lucha política). Es como haber encontrado, en el ámbito de lo sociopolítico, una energía de fusión, un mecanismo inagotable de generación de gobiernos legítimos que produzcan decisiones convenientemente legitimadas cuya contestación sólo puede venir de una nueva puesta en funcionamiento del mecanismo del voto o de la crítica externa y mirífica de la ciencia política (o incluso de la utilización partidista de los estallidos de descontento popular más o menos elaborados intelectualmente sobre los que formalmente sólo recaería la represión de lo antijurídico como parte de aquellas normas que se dirigían a garantizar los desvíos en las actitudes de representantes y representados).
Por el contrario, el caso liberal, por seguir con la metáfora, se parece más bien a la generación de energía atómica por fisión: quien quiera participar en la creación de energía política debe introducirse entre los canales representativos que se ofrecen por la gran máquina atómica y, si no, debe quedarse a vivir en sus aledaños, tolerado, en todo lo que exceda pero sin pretender obtener sus ventajas como energía continua (bien a través de las energías alternativas, bien a través de amoldar su vida, en este mundo transformado por el aprovechamiento del átomo, a los elementos tal y como se dan en la naturaleza o como su inventiva sea capaz de transformarlos –lo que no obsta para que, de comprobada su eficacia, no pueda ser hecha una oferta por el invento desde el sistema que lo introduzca en él como mejora-.) Así, la única tarea externa al sistema político es la de sugerir mecanismos de seguridad para evitar que estalle la pila atómica o que sea saboteada por las malas intenciones que suponen –a veces con acierto- a los que viven de las energías alternativas o a cuerpo descubierto. Toda falta de adecuación entre la representación y la participación de los representantes cae en el saco del reparto de responsabilidades entre los que ofrecen y los que demandan, para los que cada nuevo comicio es una oportunidad de reajuste hasta el infinito, siempre que los mecanismos de seguridad actúen con eficacia.
Este panorama, por tanto, puede aclararse estableciendo tres posiciones en el debate: su núcleo inamovible, no siempre explicitado, sancionado por las normas jurídicas (relación numérica fija votos/escaños); la posición “realista” de los que defienden la representación existente (su papel de legitimación de las decisiones políticas) aun admitiendo inconvenientes perfectibles que caen en los márgenes de la representación (el papel de los medios de comunicación, la influencia de la globalización y cosas por el estilo); y, por último, la posición “idealista” de los apesadumbrados reformistas de la representación de perfil técnico moral con propuestas que caen en los márgenes no de la representación, sino de su núcleo actual (los que proponen otro tipo de listas, utilización de internet, &c.)
Por fin lo publico. Qué a gusto m' he quedao.
Se sobreentiende que el Catecismo dice que, donde haya derecho al voto, este debe ejercerse como un deber si con ello se puede evitar un mal. Si se diera el caso de que todos los partidos con cierta posibilidad de representación fueran males, no creo que se diese esa condición.
Creo que es algo que se sobreentiende.
En ese sentido debe entenderse, creo yo, esta afirmación del "rousseauniano" Royo Marín en su Teología Moral para Seglares:
En los países donde funcione el sufragio universal es gravísimo deber de los católicos votar a los candidatos que ofrezcan toda clase de garantías sobre la defensa de los derechos de Dios y de la Iglesia, y cometerían fácilmente un verdadero pecado mortal votando a los indignos o absteniéndose simplemente de emitir su voto, con peligro de contribuir al triunfo de los candidatos anticatólicos.
O como si a una persona se le hiriera su hijo en un accidente, no hubiera posibilidad de hospital, solo la posibilidad de algunos remedios caseros que le podrían salvar, pero renunciase a ellos, y le dejara a su hijo morir porque no tiene la forma más perfecta de curarse.
La perfección no existe en este mundo, incluso la que nos pide Jesucristo, no es igual a la que entendemos con nuestros esquemas humanos.
Los santos no se hacen en un dia, todos los santos han pasado por un proceso doloroso, con caidas y levantandose cada vez para volver a empezar, para rectificar, quitar y poner lo que Dios quiere. Incluso pone en el evangelio, si el grano de tierra no muere, no da fruto.
Entonces ¿ como es que pedimos a la sociedad que sea perfecta para votar ? ¿ Acaso no es labor nuestra poner los medios que tengamos para que lo sea ?
1) Tú no eres quién para decir de qué cuestiones pueden hablar los demás. Es algo recurrente en ti.
2) Tienes la piel muy fina. Gracias a Dios: mía no eres nada, pero pasas media vida en esta web. Y emérita también se aplica a profesores, algo de lo que tú presumes y es posible que carezcas porque no es Arguia sino Argia.
3) ¿El qepd es por el antiguo nick de Tamayo?
Él puede usar el nick que quiera, pero por ser poco fiable, es mejor saber quién está escribiendo, cuando se trata de un infiltrado.
4) Dislocas bastante. Yo no defiendo que haya que votar sí o sí. De hecho he escrito en dos ocasiones que no votar es una opción respetable. Lo que he dicho es que los católicos tenemos una responsabilidad en la sociedad en la que nos ha tocado vivir y que no votando eludimos dicha responsabilidad.
5) Creo que la misma Argia, inteligentemente, ha escrito que Vox ha pasado de tener cero representantes parlamentarios a ser necesario para cogobernar. ¿Qué los masones no van a permitir que llegue a más? Eso es elucubración. No han podido frenar a Orban en Hungría y bien que lo siguen intentando.
6) ¿Prefieres que te llamen vieja a emérita? Yo te llamaría veterana, nunca vieja. Pero descuida, que ya no te llamaré de ningún modo.
Adiós.
Si dices que no votar es eludir una responsabilidad ya dices bastante, el problema contrario a la elusión de responsabilidades es la asunción de las mismas porque si VOX no resulta tal como supones también eso es una responsabilidad. De la responsabilidad no se escapa nadie, ni por acción ni por omisión y, de antemano, no lo podemos saber.
Tampoco tú has escrito siempre con una simple B porque no solo Tamayo es rastreable por la forma de escribir. Antes no había B, pero no eres nuevo en esta cancha.
En cuanto a cómo nombrarme me parece que para eso tengo un nombre, y el mío es auténtico.
Cuando pidieron el desaforamiento de José Antonio Primo de Rivera como parlamentario para poder encarcelarlo por posesión de un arma de fuego. La CEDA (El PP. de entonces) pudiendo votar en contra, se abstuvo. Con lo cual toda la ralea izquierdosa y asesina del POUM consiguió su objetivo.
Jose Antonio había advertido a los parlamentarios de la CEDA que los sicarios de los socialistas iban a más y que ya estaban tiroteando a las personas de bien por las calles de Madrid, por ello lo de llevar un arma de fuego.
Nada más estallar la guerra todos los parlamentarios de la CEDA que no consiguieron huir fueron encarcelados, algunos torturados y después asesinados.
Aquellos parlamentarios también prefirieron mirar hacia otro lado. Y bien que lo pagaron.
Vaya, ¡ que suerte ! parece que los malvados son los que tienen más Fe en España.
Nadie va a tener la mala baba de hacerlo, pero si hiciéramos la lista de todos los que piensan votar a VOX y luego les reclamáramos ésta u otra medida contraria a lo que dijeron, sería lo mismo que si a los que decimos que no vamos a votar nos echaran en cara la buena gestión que puedan hacer. Es una cuestión de confianza que solo el futuro resolverá.
Después de la experiencia del pasado siglo y la Caída del Muro de Berlín se dio por terminada la Guerra Fría y la ONU y otras hierbas se pusieron a considerar cuáles podían ser las causas de las guerras, llegando a la conclusión de que la religión, el patriotismo, la familia y todos los nexos tradicionales de unión de las personas eran potencialmente peligrosos, mientras que las personas solas son menos belicosas y mucho más vulnerables.
Para lograr ese objetivo y, además, hacer progresar la economía de mercado, estaban el consumo, la disolución de la familia, el no tener hijos y, sobre todo, el fomento de lo individual y la disminución de lo colectivo, cosa que el LGTBI consigue muy bien. Los individuos solitarios
son más manipulables que los se sienten parte de una familia sólida, una patria o una religión, que son vínculos tradicionales.
Y en Occidente llevan dedicándose a ese objetivo por lo menos desde 1990, si no antes en países más progresistas como Canadá u Holanda. Como esa es la tendencia va acelerando el ritmo, como la bola de nieve, se acelera por la pendiente al tiempo que va haciéndose más gruesa. Y todas las medidas y leyes adoptadas desde entonces tienden a reforzar lo mismo, y seguirán así hasta que, por razones que desconozco, ya no les resulte rentable el individuo depresivo, egocéntrico y solitario.
Una de las causas que podría parar esa aceleración es la economía (que fue el factor más importante en la abolición de la esclavitud, la cual empezó a no ser rentable, como ahora tampoco lo son los obreros). Si la economía no permite al hombre convertirse en solitario porque resulta carísimo y ya el consumismo se retrae, es posible que dejemos de mirarnos el ombligo y nos interesemos más por los demás (entendiendo por ello, no a los refugiados de no sé dónde, sino a nuestra propia familia). Es decir: la vuelta al hogar.
Si estáis de asamblea, que lo paséis bien. Adiós.
El voto o no voto es libre, pero yo sí pido que la gente de bien vote, aunque sea al PP. con una pinza en la nariz. Antes de consentir otro desgobierno como el actual.
Por cierto que dicho gobierno está formado por todos los herederos políticos de los que provocaron el Terror Rojo en España.
Vista desde aquí, la cuestión es de poca relevancia, dado lo inestable de la situación europea ante el caso Ucrania. No se puede hablar con certeza de nada del presente, pues no sabemos qué ocurrirá mañana.
Hay algo evidente, el sistema tal como existe en Europa y en el mundo, esto es, el NOM tiene certificado de defunción con fecha abierta, pero indefectible.
Por ello, esta discusión sobre el voto es en extremo precaria, insustancial, superflua, porque está planteada fuera de la realidad.
Mi opinión es que debiera ser consultado Putin como tercero en discordia.
Lo oímos, lo vemos, lo padecemos, lo vivimos.
Alberga al misterio de iniquidad en la masonería eclesiástica.
De Ciudad de Dios te has convertido en ciudad de los enemigos al servicio del demonio.
¡Vuelve, conviértete, Roma! ¡Perteneces a Cristo!
Quienes infectan tus templos y dependencias vaticanas mancillan tu nombre, tu historia y tu destino.
Perteneces al Reino, no a los andurriales en que quieren transformarte.
Ciudad cabeza del orbe, no agencia del NOM.
Grande es tu responsabilidad de lo que pueda sobrevenirte. Que no quede piedra sobre piedra.
Confiesa tus errores y traiciones, tus osadías y venganzas, tu orgullo y tu ignorancia.
Vístete de saco y ceniza, haz penitencia.
Lava las ofensas a Cristo y a Su Madre.
Invoca la Misericordia de Cristo por la intercesión de tu Madre y Reina.
NO SEAS ESCÁNDALO, SINO TESTIMONIO.
Ahora veo cual es el quid de la cuestión, es: a ver quién es el más listo.
Claro, Vox, por el momento ha demostrado, no una vez sino muchas veces que sus principios son auténticos, se han arriesgado a que les agredan en más de una ocasión, han convencido por su autenticidad hasta a gente de izquierdas e inmigrantes.
Pero ya comprendo, siempre puede haber el riesgo de que no lleguen a ser supermanes o martires de la patria. Claro, hay que tener todo esto en cuenta para votarles.
La Fe de la que hablaba de los de Podemos, no es en España, tampoco en Dios evidentemente, era en que su proyecto podría llegar a gobernar España. Y ahi estan, han cumplido su sueño, haciendo daño, pero dejémosles, porque la otra opción es votar a Vox, que por si acaso nos decepciona, y hacemos el ridículo votandole, mejor es pasar.
B, muchas gracias por decir que habia dicho algo inteligente, aunque la verdad es que pienso que debo ser más corta que el rabo de una boina, porque esto es algo que no puedo comprender.
Puedes equivocarte como cualquiera de nosotros, somos humanos, pero tus comentarios rebosan sentido común y además no tienes por costumbre escribir desde el enfado. Dos cualidades estupendas para una cristiana.
Nuestro deber como católicos es proponer y en todos los ámbitos de nuestra vida. A fin de cuentas el Segundo y Principal Mandamiento de Cristo es el amor al prójimo y ello implica contribuír a construír el mundo ideal, que es aquel mundo real y realizable.
Respecto del "A mí no me han engañado". Me recuerda poderosamente la parábola de los talentos y el mal siervo que conservó intacto el suyo enterrándolo.
Saludos cordiales.
Ya quisiéramos en muchos países tener una opción así. No que sea lo ideal, pero dentro de lo que hay, con posibilidades de llegar a ocupar puestos de cierta influencia en el gobierno, realmente es lo mejorcito, y teniendo en cuenta su firme postura contra el aborto, me parece que no es desmesurado considerar una exigencia moral apoyarles, en las circunstancias actuales. Si estoy equivocado, agradezco que se me ilustre.
y no se aleja.
Ahora bien, dice David: «¡Señor, alegra a mi alma porque la he elevado hacia ti!» (Sal mo 85, 4). El alma se debe elevar por encima de sí misma con toda su fuerza y ha de ser
llevada por encima del tiempo y del espacio hacia la vastedad y la extensión, allí donde
Dios está consigo y cerca de sí mismo y no se aleja ni toca nada ajeno. Dice Jerónimo:
Tan [im]posible como es que una piedra tenga sabiduría angelical, tan [im]posible es
que Dios se dirija alguna vez al tiempo o a las cosas temporales. Por eso dice: «El Señor está acá cerca».
Meister Eckhart
¿cuál fue el error nefasto de Maritain al que aludes? Me interesa, porque supuestamente él fue un gran tomista del siglo xx. ¿Tienes a mano una cita, o un par de ellas, que ilustren su error?
De lo contrario se vuelve diletante.
Europa, que fue cabeza del Occidente cristiano, ha dejado de serlo y va a la deriva. Si no hay rumbo estable, no es posible tomar decisiones.
Todo occidente se bambolea junto con el resto del mundo.
Rusia apuesta a todo o nada. ¿Europa y E.U. aceptan esa carta, o prefieren “pasar”?
Si la aceptan, desaparecen junto con Rusia y demás.
“Ser o no ser, esa es la cuestión” (Hamlet).
Maritain (el segundo) fue liberal en política: vea, por ejemplo, el libro "De Lammenais a Maritain", del P. Meinvielle, en donde desarrolla y critica su posición. También en la doctrina de la gracia (la controversia "De Auxiliis") sostuvo una posición novedosa (en la línea del P. Marín-Sola), a mi entender inválida y en el fondo no tomista. Pero Maritain también tiene cosas muy buenas, en lo que sí, a mi entender, fue un gran tomista. "Hay que distinguir", como decía santo Tomás. Incluso en sus primeros escritos fue más bien anti-liberal ("Antimoderno"): de hecho, el mismo P. Meinvielle lo cita (al primero) para criticarlo (al segundo). Como recomendables, "El Doctor Angélico" y "Tres reformadores" son muy buenos. También está su "Arte y Escolástica".
Ver, por ejemplo: Acerca de la filosofía moral cristiana: el debate epistemológico entre Jacques Maritain y Santiago (Al final, en la conclusión, se establece cierta vinculación con su liberalismo).
Aquí hay una versión más resumida del pensamiento de Maritain: infocatolica.com/blog/razones.php/2204150346-philip-trower-la-iglesia-cato-11.
Y lo de la gracia, Néstor lo trató aquí: infocatolica.com/blog/praeclara.php/1502050225-title.
En fin, Infocatólica es en general una joya.
Por tanto cuando una autoridad civil dice que mi derecho al voto es un deber cívico está mintiendo. Peor aún es cuando una autoridad religiosa dice que el derecho al voto es un deber moral porque además de mentir (un derecho jamás puede ser un deber) está manipulando las conciencias y creando el sentimiento de culpabilidad de no cumplir con un deber, que no es tal.
Todos los candidatos coinciden en una cosa, por opuestas que sean sus ideologías, hasta en el mismo día de las elecciones, cuando en su colegio electoral lo entrevistan, que todos, nos dicen, vayamos a votar. Natural, todo el sistema depende de que lo hagamos. Y las televisiones transmitirán como un ciudadano impedido, un enfermo, al que a veces lleva una ambulancia, cumple con su "derecho-deber" de votar, para darnos ejemplo.
El derecho que se tenga sobre una cosa no se pierde porque no se ejerza y no importa que la cosa sea real o abstracta.
Viene siendo una ley que en cualquier elección, la población votante se divide en tres partes. Un tercio que vota siempre porque "cree" en una ideología o se beneficia del sistema, en el caso español, partidocrático.
Otro tercio que no vota nunca, por las más diversas razones. Y el otro tercio que sin pertenecer a partido alguno, perjudicándose con unos y con otros, no beneficiándose casi nunca, toma en cuenta la situación y vota siempre, dando el triunfo a unos u otros. Pues bien si este Tercio, ejerciera lo que D. Antonio García Trevijano, denominaba la Abstención Activa, y por tanto no votara, el Gobierno surgido de las urnas tendría solamente un escaso 30% de apoyo. Tendría la "potestas" pero no la "autoritas", todo el sistema estaría desacreditado y bastaría con la mas mínima conmoción social, aunque fuese accidental, para que todo se derrumbase y hubiera que ir a un sistema político nuevo.
Le he escuchado a D. Miguel Ayuso Torres, que la Representatividad para elegir a los gobernantes es aceptable para el Tradicionalismo. Si tuviéramos un sistema electoral no como el actual, proporcional y de listas (cerradas o abiertas es igual) de Partidos, si no mayoritario, unipersonal, con segunda vuelta, en distritos electorales de no más de 100.000 habitantes, podríamos elegir los católicos a candidatos, pertenecientes a partidos o independientes, que defendieran los principios innegociables, el Reinado Social de Cristo, etc. No veo otra forma de que podamos tener presencia en la vida política. En cuanto al voto en blanco o nulo sus partidarios están diciendo que no están de acuerdo con los que se presentan pero si lo están con el Sistema Político, puesto que están participando en él. El abstencionista no acepta el Sistema.
Y parece que en eso Perogrullo no lleva la razón. Hay, no cabe duda, un deber a la vida (de allí la ilicitud del suicidio) y un derecho a la vida (de allí la ilicitud del homicidio de un inocente). Y entonces una autoridad eclesiástica, por ejemplo, podría decir, con razón, que el derecho a la vida es un deber, y así condenar la "eutanasia".
No debiéramos perder el tiempo con referencias a la mafia que gobierna las naciones, a sus maniobras. fraudes, mentiras y arbitrariedades. Es hacerles demasiado favor, y es demorar las cosas que esperan de nosotros nuestra participación.
Mientras el mundo del “hombre viejo del pecado” va a su extinción, Dios prepara los medios por los que el “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo se manifieste y comience a obrar.
Para esto ha enviado a Su Madre. La Aurora de María irradia la Luz de la Gloria de Cristo que se manifiesta de modo creciente por su Mediación. S. Luis de Montfort nos dice que Cristo, así como vino mediante Ella la primera vez, también lo hará la segunda, si bien no de la misma manera.
La Virgen reitera que Ella viene a preparar el camino para la Venida del Señor. Que quiere que todos trabajen en su Causa. “Causa de la Aurora más resplandeciente es el Señor. Yo haré que la veáis” (San Nicolás).
Debemos acudir a su Aurora para recibir la sabiduría necesaria.
Es un momento grave el que vivimos, se nos pide participar en el cambio colosal entre dos épocas, entre el mundo de la moderna Babilonia que termina, y el de la nueva Edad del Reino. No podemos permanecer en la ignorancia de los tiempos escatológicos profetizados en el Apocalipsis, cuyo advenimiento nos anuncia María como ya iniciados y de rápida ejecución. El tiempo de espera se termina, porque el Reino tiene los tiempos fijados por Dios.
Pidamos a María nos ilumine a fin de participar en este acontecimiento jamás vivido por la humanidad.
Por lo tanto, no hay un deber a la vida que impida el suicidio, sino sólo un deber de no ayudar al suicidio que protege la vida como derecho. Como hay un deber de respetar la propiedad ajena pero no necesariamente la propia: es el uti et abuti del derecho romano que desde luego ha moderado el cristianismo.
El sufragio, por lo tanto, como derecho, exige a los particulares y poderes públicos el deber de abstenerse de impedirme su ejercicio o de hacerlo en un sentido u otro (o no votar), pero no puede ser también un deber de votar, que puede ser o concebirlo como un deber moral o político o personal, pero no jurídico. Y así se entiende que en nuestra constitución se diga que tenemos el derecho al trabajo y el deber de trabajar. El primero sostiene lo segundo: derecho a acceder a un trabajo y, ya en él, el deber de ejecutarlo. Un deber, por lo tanto, que se cumple frente a terceros, que son los que reciben la acción de su buen cumplimiento.
De todas maneras, hay mucho de criticable en estos esquemas teóricos y no dudo que si usted, con su buena cabeza se dedica a ellos, podría hacer avanzar la ciencia jurídica.
Y le añado que habría una manera de incorporar el valor de rechazo que traen detrás la abstención, el voto en blanco y el voto nulo en un sistema proporcional que la ley electoral y los políticos y el sistema detrás de ella no quieren admitir (porque no creo que sean tan tontos que no lo hayan visto antes que este tonto): un sistema electoral proporcional coherente y recto (esta era mi propuesta al final del tocho que les he colado de rondón, que no requeriría cambio legislativo, sino cambio interpretativo) debería de incorporar la abstención amortizando el número de representantes proporcional al número de abstenciones, mientras que el voto en blanco o nulo debería incorporarse no amortizando representantes, sino haciendo que no se ocupasen los representantes proporcionales a esos votos, como si fueran un partido cuyos escaños o concejales o lo que sea no se ocupasen (y por lo tanto no cobrasen, etc.).
La virtualidad de estos dos arreglos sería la siguiente: las abstenciones actuarían sobre el quórum y los votos blancos y nulos sobre las mayorías, exigiendo a la clase política o que consiga mayor número de sufragios o una mayor capacidad de llegar a acuerdos.
¿ Me pregunto, es posible que el E.S. quiera que los católicos de Andalucia voten a Vox o lo que quiere es que no voten ?
¿ Podría el E.S. querer que parte de los católicos no voten a Vox y otros si ?
A algunos les gustaría que hubiera otro tipo de elecciones, a mi me gustaría que en España todos fueran católicos, pero es que en la vida, no somos nosotros los que decidimos como están las cosas, no manejamos lo que pasa, solo nos queda responder de la mejor manera posible.
Gabriel Araceli, ha manipulado Ud. a el tercer tercio, porque ahi se encuentran los de Vox que gobiernan con el PP en la comunidad de Madrid, y que están haciendo lo posible por derogar las leyes LGTBI, y no es eso lo que Ud. describe.
El futuro de Andalucia, depende en gran parte de lo que los andaluces decidan, y no estamos hablando de lo que afecta a leyes temporales, sino de lo que afecta o determina a las leyes eternas.
Por ej. En la comunidad de Castilla la Mancha no se practican abortos porque los medicos de alli, son objetores de conciencia.
¿ Cuales serían las consecuencias de que gobierne un partido u otro ?
¿ Puedo yo hacer algo, para que Cristo sea menos ofendido ?
¿ Puedo evitar algún mal, o contribuir a algún bien en estas elecciones ?
Que el E.S. ilumine a los católicos y demás cristianos, también a todas las personas de buena Fe de Andalucia, para que sepan lo que tienen que hacer, y que tengan la suficiente Fe para saber que las cosas si se pueden cambiar, nuestra Fe de cristianos, nos lo dice todos los dias.
Solo una vez que estaba en la playa no voté en unas elecciones europeas.
Otra vez vote nulo. Puse en una papeleta "no al aborto". Fue en la segunda legislatura tras la que tuvo Rajoy con mayoría absoluta
Y la única vez que expresamente no vote fue en el referéndum de presunta reforma del estatuto de autonomía de mi tierra porque no me gusta perder el tiempo en estupideces
Es otra opinión, para que haya más variedad y esto se parezca un poco más a la vida real. Sin ánimo de discutir nada con nadie. Simplemente, es lo que haré.
Prohibido decir por qué el insigne Leon Bloy decía lo que decía sobre León XIII.
Siempre os quedará la ignorancia...
"Cuando hasta León XIII te parece demasiado progre, siempre te quedará Infocatólica"
A mi entender, esta frase ejemplifica perfectamente por qué le sirve de poco lo que lee por aquí: siempre lo convierte en una cuestión política. Que, además, para usted, parece ser equivalente a una cuestión de "los míos" y "los otros". Eso es más divertido, como un partido de fútbol o un combate de boxeo, pero sirve de muy poco para encontrar la verdad.
Que León XIII se equivocara en algunas cosas y acertara en otras (creo que un comentario mío de hace un part de posts hice un elogio a su encíclica sobre el Americanismo) no tiene nada de raro ni equivale a que fuera un "progre" ni nada por el estilo. Simplemente, significa que era humano. Como todos los otros papas.
"Existe una obligación para con el bien común"
Nadie lo duda.
"En una sociedad como la nuestra, quiénes gobiernan se decide votando. No votar, es dejar esa decisión en manos de otros, y equivale a desinteresarse, bajo ese preciso aspecto, del bien común"
No. Eso es falso. Más aún, es evidentemente falso. Quiénes gobiernan y cómo gobiernan se deciden de muchas maneras. Por ejemplo, moviendo la ventana de Overton de lo que es admisible o no, cambiando la mentalidad de la gente, evangelizando, rezando y de mil maneras más. El voto solo es una de las formas.
No hay ninguna razón moral para decir que esa forma en particular es moralmente obligatoria y las demás no.
Más aún, muchas cosas son evidentemente inalcanzables por medio del voto. En mi país, todos los partidos con presencia parlamentaria aceptan la legalidad del aborto. Todos. Nunca he votado a nadie que tuviera la más mínima posibilidad de salir elegido (más que alguna vez en una votación local). Eso indica que esas otras formas de influir que no son el voto, en la práctica, influyen más en las cuestiones más importantes, en las que desgraciadamente están de acuerdo los partidos que cuentan con los medios necesarios para ser elegidos (que no son los meros votos, sino el dinero, los medios de comunicación y el apoyo mutuo para conseguir esos votos).
Más aún, si lo que hace falta es el cambio radical del sistema político, eso no se va a conseguir a base de votos, que por definición refuerzan el sistema político.
Por supuesto, nadie tiene por qué estar de acuerdo con que haya que cambiar el sistema político o con muchas otras cosas, pero son razones suficientes para indicar que votar no es sustancialmente distinto de los otros medios de participar en el bien común y a veces votar puede ser contraproducente y un refuerzo del mal existente.
"Es claro que en ese caso, en principio, hay una obligación moral de votar"
De nuevo, petitio principii. Lo dices como premisa, no como conclusión.
"Pero sí en las sociedades actuales. El hecho de que estas sociedades tengan estos regímenes políticos crea responsabilidades nuevas que antes no había"
Puede ser, pero no has mostrado nada que indique que el deber moral de votar sea una de ellas. Simplemente lo has afirmado.
"No es una obligación legal, obviamente, pero moralmente, y estando en juego el bien común, no sólo por lo que yo pueda aportar, sino por lo que pueden aportar en sentido desastroso otros, es sí una obligación"
Eso se aplica exactamente igual a todas las otras formas de participación en la vida política. ¿Por qué, según tú, no son obligatorias y sí lo es votar?
"Es lo que dice la "Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas a la conducta y el compromiso de los católicos en la vida política" de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de 2002"
No. Lee bien el texto que tú mismo has citado y verás que dice lo que digo yo, no lo que dices tú.
Dice que "todos pueden contribuir por medio del voto a la elección de los legisladores y gobernantes y, a través de varios modos". Pueden, no deben. Y de varios modos. Después, se recomienda "la activa, responsable y generosa participación de todos, si bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades". Es decir, exactamente lo mismo que he dicho yo.
Exactamente lo mismo sucede con la cita del Concilio Vaticano II, que anima a la "participación en la 'política'; es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural". Multiforme. Es decir, exactamente lo que yo he dicho.
El "truco" para hacer del voto un "deber moral" es equiparar no votar con el desinterés, la apatía o la falta de participación. Pero esa equiparación es ilegítima. Puede ser correcta en casos individuales, pero de ningún modo es admisible su universalización.
Pues es llamativo que el CIC trate del suicidio y demás deberes para con la propia vida al hablar del quinto mandamiento, y que diga, por ejemplo:
"Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado. Él sigue siendo su soberano Dueño. Nosotros estamos obligados a recibirla con gratitud y a conservarla para su honor y para la salvación de nuestras almas. Somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos ha confiado. No disponemos de ella" (n. 2280).
Santo Tomás dice: "...el hombre está más obligado a mirar por su propia vida que por la vida ajena" ("plus tenetur homo vitae suae providere quam vitae alienae") (S. Th., II-II, q. 64, a. 7, c.). Y algo antes: "quod aliquis seipsum occidat est contra inclinationem naturalem, et contra caritatem, qua quilibet debet seipsum diligere" (y en el sed contra lo cita a san Agustín): a. 5.
En fin, el P. Royo Marín presente sistemáticamente esto en su Teología moral para seglares (I), al hablar de los deberes para consigo mismo (en este caso, con relación a la vida natural).
Es tan de Perogrullo que casi sobra aclarar todo esto...
Lógicamente no parece haber una petición de principio. El desacuerdo está más bien en la segunda premisa (y por ello concluyen de modo distinto).
1. Todo hombre está obligado para con el bien común (debe favorecer el bien común y no desinteresarse del mismo).
2. En una sociedad como la nuestra y en principio, el votar (prudentemente) favorece el bien común y el no votar equivale a desinteresarse del mismo.
Ergo, en una sociedad como la nuestra existe, en principio, la obligación de votar (prudentemente).
Te he puesto antes este enlace que no lo has debido de ver:
Lea aquí, integramente, el manifiesto a favor de la Vida de VOX
Por su interés, reproducimos el manifiesto leído este mediodía en Sevilla, en la festividad de los Santos Inocentes, en el marco de la campaña #VOXPorLaVida
28 diciembre, 2019
El aborto es el peor atentado contra los derechos humanos que tiene lugar en la sociedad actual. Cada año son destruidos en el seno materno 55 millones de pequeños humanos en todo el mundo. En España fueron 95.917 en 2018. La cifra supone un récord histórico, en proporción al número de nacimientos. Uno de cada cinco concebidos termina en la trituradora. Desde 1985 han sido abortados en España dos millones y medio de bebés. Es uno de los factores que explican nuestra natalidad raquítica, que pone en peligro la sostenibilidad del país.
Hace 34 años, el gobierno del PSOE nos vendió la primera ley del aborto como una despenalización excepcional de casos extremos. Pero la ley desplegó su efecto pedagógico, anestesiando las conciencias de millones de españoles. El coladero de la “salud psicológica de la madre” convirtió la ley de supuestos en una ley de aborto libre, consolidada por la nueva reforma socialista de 2010. Con mayoría absoluta, Mariano Rajoy incumplió su promesa de recuperar la protección legal del no nacido.
Tras ese engaño del Partido Popular, VOX es ya el único partido pro-vida del Parlamento español. En el número 75 de sus Cien Propuestas, VOX se comprometió a “defender la vida desde la concepción a la muerte natural”.
Existe un nuevo individuo humano desde el momento de la concepción. El cigoto posee la información genética necesaria para convertirse en un bebé: lo único que necesita es no ser destruido. Su desarrollo es muy rápido: el corazón empieza a latir a los 24 días de gestación. A los 35 días están tomando forma boca, oídos y nariz. A las ocho semanas, las manos y pies están formados, y aparecen sensores nerviosos del dolor. A las doce, el nasciturus da patadas, cierra el puño, frunce el ceño. En todas esas etapas –hasta las catorce semanas- puede ser destruido por simple voluntad de la mujer, según la ley española. Es una ley injusta que legitima el exterminio de inocentes.
Los abortistas hablan con eufemismos, para escamotear el horror del aborto. Por eso, es importante revelar los detalles materiales del procedimiento. Hasta las once semanas, el embrión es aspirado y muere en un depósito adosado al succionador. Entre las 12 y las 16, se despedaza al feto con un pequeño cuchillo y se aspiran los trozos. A partir de las 16 semanas, se provoca un parto prematuro y se deja morir en el quirófano al feto nacido vivo (o bien se le aplica una inyección intra-amniótica que le envenena lentamente, causándole antes terribles quemaduras). El aborto es legal en España hasta la semana 22 en casos de “grave peligro para la salud del feto”; el síndrome de Down, por ejemplo, se cuenta entre tales “peligros”, y el 90% de los Down son exterminados en el seno materno. Engañamos nuestra conciencia entregando el Premio Goya a alguno de los escasos supervivientes.
Los argumentos que justifican el aborto son falacias. No es cierto que un embarazo inesperado hipoteque definitivamente la vida de la mujer, pues puede entregar al niño en adopción. No es cierto que tengamos derecho a matar al feto solo porque es pequeño: la dignidad humana no depende del tamaño, ni de la edad, ni del grado de desarrollo. Si podemos matarle porque carece por el momento de inteligencia y voluntad, deberíamos poder matar a los niños de un año, que tampoco la tienen, así como a los enfermos en coma o los aquejados de Alzheimer.
No es cierto que el aborto sea inevitable, y que con una ley restrictiva solo se consiga su paso a una clandestinidad insalubre: en Polonia, una ley restrictiva consiguió que el número de abortos anuales pasase de más de 60.000 a menos de mil.
No es cierto que el aborto sea una conquista democrática: el mer país en legalizarlo fue la Rusia comunista en 1918. Le siguió la Alemania nazi, que lo permitía para las mujeres no arias. Los países democráticos no legalizaron el aborto hasta la década de los 70. Y perdieron legitimidad cuando lo hicieron, porque negaron el derecho a la vida a los miembros más débiles de la sociedad. Hoy día, el lugar más peligroso para un español es el vientre materno: 20% de probabilidad de muerte.
El bebé no es la única víctima del aborto: también lo es la mujer. La intervención presenta riesgos físicos como la perforación uterina. Y, sobre todo, su mente quedará herida para siempre con el síndrome post-aborto; por eso tantas mujeres que abortaron requieren después atención psicológica.
El aborto masivo nos envilece como sociedad y nos condena a una muerte lenta por falta de niños. Un país civilizado no destruye a los niños en el vientre materno.
No es cierto que el futuro pertenezca a la cultura de la muerte. Muchos Estados norteamericanos han adoptado recientemente importantes restricciones al aborto; también se ha hecho en Polonia, Hungría y otros lugares. En un horizonte de invierno demográfico, solo sobrevivirán los países que vuelvan a respetar la vida.
En el futuro, la humanidad se asombrará de que matásemos a los niños en el vientre de sus madres, de la misma forma que ahora nos horrorizan la esclavitud o los sacrificios humanos practicados en otros tiempos.
En VOX luchamos para que ese futuro llegue cuanto antes.
SÍ A LA VIDA, NO AL ABORTO
Y luego le molesta que alguien ejerza su derecho (jurídico) a la expresión y se imponga el deber (moral) de no entrar en polémica.
Que es lo mismo a lo que parece deberse la opinión de estos obispos. Falta de formación jurídica y política que traducen en una opinión moral mal fundada y sin la dimensión teológica que esperan y requieren los fieles.
Llevado al caso de marras: si hay un deber moral de votar, entonces habrá un derecho civil de hacerlo.
Y en lo otro, me limité a recapitular, según creo haberlo entendido, el razonamiento, diciendo que no parece haber allí falacia de petición de principio.
Le agradeceré que sea Ud. escrupuloso al leer antes de responder...
Hasta donde puedo ver, claro que hay falacia de petición de principio, porque lo que se ha hecho es sacarse del sombrero una premisa ad hoc que no es más que un desdoblamiento de la propia conclusión, con la única finalidad de así "probar" la conclusión. Identificar no votar y desinteresarse por el bien común es lo mismo que decir que votar es un deber. Pero no votar y desinteresarse por el bien común, como he indicado en varios comentarios y es evidente a poco que uno piense en ello, no son sinónimos. De hecho y en muchas personas que conozco no lo son y contra facta non valent argumenta.
El deber moral no se tiene hacia o a la vida, sino hacia Dios, que es el que da la vida. Es un don, como le decía. El deber se tiene frente a otros, personas. No maree el lenguaje, que es de todos. Dios me da la vida, es su Dueño (y hoy celebramos eso; además de una vida que es más que una vida física) y, por lo tanto, mi obligación es defenderla. Una vez aclarado eso, podrá entender que ese deber moral ante Dios genere el derecho a la vida, y éste unos deberes jurídicos, que son correlativos a ese derecho.
Pues recapituló mal, porque sólo dio una de las dos premisas menores posibles y, por lo tanto, sólo una de las dos conclusiones posibles. En mi respuesta di la segunda versión y, por lo tanto, completé su razonamiento, que dejó, por lo visto, inacabado.
Es que yo he visto "en tiempo real", como dicen, el argumento. Y he visto que la argumentación no se hacía de unas premisas a la conclusión, sino que se daba por supuesta la conclusión y se inventaban premisas ad hoc que solo tenían sentido si la conclusión era correcta. Es decir, la auténtica premisa era lo que se pretendía demostrar, lo que equivale a una petitio principii. Todo depende de en qué dirección se recorra el silogismo.
Algo así: votar es un deber moral, luego no votar es sinónimo de desinterés por el bien común. Después le damos la vuelta y parece que "votar es un deber moral" es la conclusión, pero no es cierto. Es la premisa.
Solo así puede parecer que el argumento sentido, porque lo cierto es que decir por las buenas que no votar es sinónimo de desinterés es evidentemente erróneo.
Como también le decía, le agradeceré que sea Ud. [más] escrupuloso al leer antes de responder...
Por lo otro, Bruno, no me convence... Pero, en fin, le dejo la palabra a los blogueros disputantes, que ambos tienen bastante nivel y altura para estas cuestiones, y espero que tengan, no me cabe duda, la bastante humildad para reconocer dónde está el fallo, allí donde esté. Que en definitiva se trata de eso: de que gane la divina verdad.
Santa Solemnidad de Pentecostés.
Si alguien en conciencia piensa que votar a este sistema corrupto es contribuir al mal, que no vote, olé sus atributos.
Pero el católico que piense que con su voto puede contribuír a evitar el asesinato de un nonato, de un anciano o de un enfermo o a contribuir a que haya un ladrón menos en un cargo institucional, que vote, por favory porque tengamos unos dirigentes menos anticristianos.
No hay que matar, no hay que suicidarse... Estamos todos de acuerdo. La diferencia entre el "deber" y el "derecho" a la vida son discusiones secundarias.
No es obligatorio votar, ni tampoco es obligatorio dejar de votar (¡faltaría más!). Sobre todo, teniendo en cuenta que la misma ley humana permite el voto en blanco y el nulo...
La diferencia entre el "derecho al voto" y el "deber de votar" son discusiones secundarias.
Hay diversidad de opiniones sobre el tema del voto, pero, como dicen todos (Bruno, Federico Ma y Scintilla), no está claro que el votar favorezca necesariamente al Bien Común.
Por lo tanto, no puede ser obligatorio votar. Ni no votar.
Y releyendo los comentarios, me doy cuenta de que Cristián Yáñez escribió exactamente lo mismo pero mucho más concisa y claramente que yo.
Pero bueno, dejo mi comentario porque me costó escribirlo y quizá a alguien le aproveche.
Que los obispos andaluces dijeron que votar es un deber moral, y que Bruno dijo que no puede ser un deber, sino que es una decisión prudencial, y que el Catecismo dice que es un deber ejercitar el derecho al voto...
Hablé ad flatum.
Por ejemplo, el deber de cuidar la vida propia y ajena no procede del derecho a la vida sino de que ésta ha sido dada por Dios.
Por eso los liberales defienden el suicidio asistido: porque existe el derecho a la vida, pero no el deber de conservarla.
Por absurdo que eso suene.
También esto y lo dijeron otros comentaristas. Permítaseme esta recapitulación a modo de disculpa.
Pero mi deber de proteger mi vida no es jurídico, sino moral. ¿De dónde nace? De los derechos de Dios, naturalmente. Él es autor de la vida y Él me la da y Él me la quita. El derecho cortocircuita aquí: no hay un derecho positivo contra el suicidio, que sería ridículo: ya nos pedirá cuentas Dios. Pero sí un deber de no favorecer el suicidio de otro. Hasta ahí puede llegar el Derecho.
Esto es lo que no tienen claro los liberales (y algunos católicos, por lo visto), y creen que se puede hablar de un derecho a suicidarse, que es tan absurdo como un deber (jurídico) a conservar la propia vida. El Derecho tiene unos límites, y en cuanto se quiebran, por arriba o por abajo, el edificio deja de servir.
De ahí el salto que supone decir que "votar debe entenderse como un deber moral que contribuye al bien común".
Votar es parte de un derecho subjetivo, el derecho de sufragio, que impone deberes a los poderes públicos a permitirme hacerlo y hacerlo como estime oportuno, e incluso a no hacerlo.
Eso es una cosa, y otra decir que una parte de ese derecho que me asiste jurídicamente (abstenerme) no es moralmente correcta. Eso ya es una calificación moral por una conexión que no tiene nada de necesaria, como aparente: que el voto (el papel que se deposita en una urna con unos candidatos preseleccionados por los partidos existentes) contribuye al bien común.
Así pues, jurídicamente tenemos la libertad de votar o no, en ejercicio de nuestro derecho de sufragio, y luego un deber moral de contribuir al bien común. Pero la relación entre lo uno y lo otro, voto (como ejercicio positivo) y bien común es de todo menos evidente (de hecho, como he demostrado más arriba, aunque uno no vote, la ley electoral toma la decisión por uno mismo). Más bien es todo lo contrario: todas las votaciones en este país han legitimado el asesinato de inocentes, ergo moralmente de lo que uno debería dudar a priori es de esa relación. Y de que el voto sea, incluso, un mecanismo que sirva para eso.
Pero, ¿qué funda los derechos jurídicos...? Claro que algunos derechos civiles se fundan de algún modo en obligaciones morales. Los padres tienen la obligación (moral) y el derecho (civil) de educar a sus hijos. (La obligación también es civil).
¿Acaso lo jurídico no es moral? Sin duda que lo es.
Si se dice que es absurdo un deber jurídico a conservar la propia vida, parece que el ordenamiento jurídico debería permitir el suicidio.
Hay deberes morales que fundan derechos civiles.
No se puede separar lo civil, regulado por la ley civil humana, rectamente entendido, de lo moral.
En fin...
Se batió el cobre en Álava, con ETA matando indiscriminadamente, defendiendo a policías nacionales y guardias civiles acusados de torturar a etarras, acusación falsa por supuesto.
Es un valor para España y una pérdida en el parlamento nacional. Pero Andalucía es muy importante en el conjunto de la nación.
Moreno Bonilla es un tibio de tomo y lomo.
Rayoyano hasta las cachas. Y Olona marcaría muy bien sus salidas de tono en lo social, habituales.
Y le llevaría por el buen camino.
Es que el ordenamiento jurídico permite el suicidio. Lo que prohibe (bueno, prohibía) es que nadie te ayude a cometerlo. Como tampoco prohibe las autolesiones, el consumo de drogas, etc. Es una herencia cristiana reinterpretada por el liberalismo: donde el derecho cristiano no entraba porque eran asuntos sancionados en la ley de Dios el liberalismo no entra porque, al entronizar al hombre, lo considera propio de su libertad (y así abre el camino a considerarlo moralmente bueno).
Los derechos positivos y sus respectivos deberes pueden justificarse moralmente, pero su fuente no es moral, sino en sí misma jurídica, legal. Y si son contrarios a la moral siguen teniendo apariencia de derecho, el cual los respalda con una fuerza coercitiva. Por ejemplo, en el caso de obligar a practicar aborto, que sanciona a los facultativos que no lo hagan si no están en las listas de objetores: el aborto se contempla como un derecho que genera deberes.
Eso se puede juzgar moralmente, ese conjunto (derecho-deberes correlativos), pero lo que entra dentro del terreno de la verborrea es cuando además un portavoz del gobierno anuncia la ley que introduce esa barbaridad del derecho al aborto y dice que espera que las listas de objeción de conciencia de los facultativos queden a 0 porque ayudar a ejercer ese derecho es un deber moral.
Verborrea o, dicho en cristiano, liar fardos a las espaldas de los vecinos. Y eso es lo que han hecho estos obispos: pretender liar un fardo más a la espalda de los ya escasos católicos andaluces para escurrir el bulto de decir lo que deben sobre aquella política. Cuando uno señala el deber de los demás es porque normalmente escurre los propios.
He cambiado el argumento, porque lo de aguerridos cumplidores del deber moral derivado de las alturas.... me parece que va más con los listos.
Esto, que es un engaño en la fe, es distinto del problema prudencial que plantean los obispos elaborado en términos de deberes morales. Jamás he juzgado mejor o peor a la contribución al bien común de alguien de saber si vota o no. Aunque hay votos que claramente manifiestan una opinión contraria al mismo (y son un indicio de cómo esa persona pretende que se puede contribuir al mismo), y otros que lo hacen vergonzantemente (declaran el bien común como un sucedáneo del bien privado propio).
Lo que defiendo es que el derecho de sufragio da libertad para votar a distintos partidos, de votar en blanco, nulo e incluso de abstenerse. Y que Esto último no es una opción moralmente inferior a las otras. Incluso puede ser superior, en caso de opciones que se oponen al bien común de manera expresa o implícita (como los que aprueban el aborto o lo dejan estar). ¿Que VOX es una opción más razonable? Pues que se vote. Yo no soy del partido ni hago campaña. Igual lo voto cuando me corresponda, vaya usted a saber. Aunque Campos no es Olona, ni mucho menos. Fíjese: conociendo la trayectoria de doña Macarena, se la desearía como presidenta, pero para que ejerciera el cargo como cuando lo ejerció como fiscal o abogado del Estado: de manera implacable y concienzuda fuera de los focos. Creo que los focos no le sientan bien y no está dotada para la retórica, sino para el trabajo jurídico serio de fondo, para poner orden y luchar contra los malos.
Los derechos naturales que hasta aquí hemos recordado están unidos en el hombre que los posee con otros tantos deberes, y unos y otros tienen en la ley natural, que los confiere o los impone, su origen, mantenimiento y vigor indestructible.
Por ello, para poner algún ejemplo, al derecho del hombre a la existencia corresponde el deber de conservarla; al derecho a un decoroso nivel de vida, el deber de vivir con decoro; al derecho de buscar libremente la verdad, el deber de buscarla cada día con mayor profundidad y amplitud".
San Juan XXIII, Pacem in terris, nn. 28-29.
Como hay artículos posteriores y este tiene además muchos comentarios, no he seguido los últimos derroteros de la discusión, así que no sé si lo que voy a decir es relevante, pero creo que conviene indicar que no todos los derechos se pueden expresar también como deberes. Por ejemplo, el derecho a contraer matrimonio no conlleva el deber de hacerlo. Es una libre elección para la persona concreta.
"Sin duda alguna, el valor intrínseco de la vida y el deber de amarse a sí mismo no menos que a los demás son la base de un verdadero derecho a la propia defensa".
San Juan Pablo II, Evangelium vitae, n. 55.
Gracias por la respuesta.
Aprovecho para preguntar una cosa. Cuando viví en Chile, me llamó la atención descubir que allí "demasiado" no significaba lo mismo que en España. Para nosotros significa excesivo, es decir, mucho en mal sentido (too much, en inglés), mientras que en Chile significa simplemente mucho, sin ningún significado negativo. Por eso podían decirle a una mujer "eres demasiado guapa" o "a Dios hay que quererle demasiado".
Pensé que era un uso exclusivo de Chile, pero su respuesta me ha sugerido que también podría ser el caso de Argentina (por el "me parecen demasiado evidentes"). ¿Es así?
Siento la pregunta que no tiene nada que ver con el tema. Es deformación profesional de traductor.
Si en el periódico El País escribes que Fulanito es demasiado fascista, te hacen fijo de plantilla y permaneces decenios. A algunos nos suena a ocurrente, demasiado ocurrente.
Esto de las lecturas simultáneas puede traer algunos problemas...
Trato de responder, "salvo meliori iudicio".
No era consciente de esas diferencias que menciona: teniéndolas en cuenta, hasta donde sé, en Argentina no me parece que se entienda exactamente en ninguno de ambos sentidos (aunque guarde bastante relación con ambos). Aquí "demasiado" no significa exactamente "mucho" (creo que Borges decía [hiperbólicamente, claro] que no existen los sinónimos), aunque a veces se empleen casi como sinónimos. Y si bien "demasiado" puede y suele tener carga negativa ("mucho en mal sentido"), también se emplea como algo excesivo en el buen sentido, aunque en este caso suele ser porque hay alguna circunstancia extraordinaria (a veces negativa) dando vueltas. Por ejemplo: cuando a una mujer se le dice que es demasiado guapa (bueno, aquí no decimos "guapa"), suele ser porque, por ejemplo, la "persiguen" muchos pretendientes o un hombre cae rendido a sus pies o esto le genera algún problema. Si no, se le dice sin más que es muy "linda" y punto (creo que esto es algo "cursi" por allí). Respecto de Dios, no diríamos que se le debe amar "demasiado" (sí "mucho"), pero sí se dice, por ejemplo, que es "demasiado bueno" cuando sucede providencialmente algo positivo inesperado (o también que es "demasiado justo", cuando corrige hasta las menores faltas). Otro ejemplo: cuando se dice de alguien que es demasiado inteligente esto suele suponer, además de que lo es mucho, que esto le genera algún problema (incomprensión por parte de los no tan sagaces, por ejemplo).
Cuando decía que algo es "demasiado evidente" lo entendía en el sentido de que lo es tanto que una objeción en contra (y más una negación) es (casi) absurda: así es un poco más que "mucho" y como que está dando por supuesto que hay contradictores (aquí estaría lo "negativo") y tiene cierta carga de menosprecio hacia tal objeción.
Macarena se veía como vicepresidenta in pectore, y se queda como vice interruptus, mosca cojonera de la oposición.
Nos divertiremos mucho cuando denuncie que a los niños de diez años se les enseña a masturbarse en los colegios públicos, usando como prueba un libro de un taller para adolescentes del Ayuntamiento de Sevilla, intentando hacerlo pasar por un libro de texto de la Junta.
Gobernará el PSOE azul tranquilamente durante cuatro años con mayoría absoluta.
Y los obispos tan contentos.
Luego explica por qué se puede y se debe hablar de deberes respecto de uno mismo: ib., cap. III, prol.
Y luego habla del tema del matrimonio: en qué sentido es un deber: ib., lib. II, cap. I, art. I, VIII-IX (Attamen matrimonium).
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