El juramento de Pentecostés
Para celebrar la Solemnidad de Pentecostés, honrar al Espíritu Santo y deleitar a los lectores, traigo al blog el legendario juramento de Pentecostés que hacían todos los años los caballeros de la Tabla Redonda, tal como lo relata Sir Thomas Malory en La Muerte de Arturo:
“El rey nombró a todos sus caballeros y, a aquellos que no eran ricos en tierras, les dio tierras y les ordenó que nunca cometieran desafueros ni asesinatos y evitasen siempre la traición. Asimismo, les mandó que no fueran nunca crueles, sino que se apiadasen de todo aquel que pidiese piedad, so pena de perder su honra y el señorío del Rey Arturo para siempre, y que siempre socorriesen a las damas, damiselas y señoras, so pena de muerte. También les dijo que ninguno debía emprender batalla por disputa injusta, de forma ilegítima ni por bienes temporales.
Esto juraron todos los caballeros de la Tabla Redonda, tanto jóvenes como viejos. Y cada año se les tomaba de nuevo juramento, en la gran solemnidad de Pentecostés”.
Le Morte d’Arthur, libro III, capítulo XV
Contra lo que pretenden hacernos creer, la caballería no es algo de otra época (y si lo fuera, sería en descrédito de una época que se jacta de no tener ya caballeros). En estos tiempos de mezquindad, no haríamos mal en imitar en lo bueno a aquellos caballeros de la Tabla Redonda y aprovechar la gran solemnidad de Pentecostés para pedir al cielo cada año el olvidado don de la magnanimidad, es decir, la aspiración a las cosas grandes, nobles y buenas.
Sigamos, ante todo, el ejemplo de Cristo nuestro Señor, el Primer y Último Caballero, que supo vivir con humildad, cortesía, honor y libertad ante los bienes de la tierra y dar la necesaria batalla para defender a los oprimidos por el pecado, el diablo y la muerte. Que el Espíritu de Dios, fuente de toda caballería, nos conceda el horror a la cobardía, un corazón que se apiade ante el sufrimiento y el firme empeño de servir siempre a la gran Reina y Señora de Cielos y Tierra como sus pobres y torpes caballeros.
21 comentarios
Bruno, este juramento es claramente sexista y patriarcal. Las damas se pueden defender solas sin necesidad ninguna de cishetero con espada.
Además no tiene en cuentas otras realidades como las caballeras, los damos y damiselos y los señoros. Según sea el día.
Además eso de defender a la monarquía y utilizar una fiesta religiosa es claramente ofensivo para otras formas de pensar.
Esto es solo una humorada, para señalar que hoy en día lo que ayer era hermoso. Se puede considerar absurdamente malo.
¡¡¡Pa lo que hemos quedao!!!!
Es bueno volver a las virtudes olvidadas por si alguien las entiende porque ser magnánimo es mucha tela, es algo así como remontarse como el águila y ver el mundo desde arriba. Y no porque uno sea grande sino porque el Espíritu de Dios es grande y te eleva.
¡Qué cosas dices y de qué cosas tan hermosas hablas!
Aquel pasaje donde un hombre pide a Jesús que reprenda a su hermano por quedarse con la herencia y no repartirla, y Jesús le dice que no es juez para estar repartiendo herencias.
No sé si es lo que se esperaría de Jesús. Yo mismo hubiera acudido a Jesús para que, con su autoridad moral, imparta justicia en la repartición de la herencia. Ya sé que su reino no es de este mundo. Ese pasaje me produjo tristeza.
¿No debemos pedir a Jesús un poco de justicia aquí en la Tierra? Quizá es lo que esperaríamos de un caballero.
Sé que la justicia vendrá después, y será muy dulce.
Traducir es más complicado que simplemente usar un diccionario. En España se acostumbra a decir Tabla Redonda porque esa es la traducción más tradicional en español desde hace siglos y así se llama, si no recuerdo mal, en El Quijote.
26. f. desus. mesa (‖ mueble).
En inglés se encuentra gratis en muchos sitios, por ejemplo aquí, pero hay que tener en cuenta que es inglés antiguo y puede resultar difícil al que no esté acostumbrado (o muy, muy difícil si es una versión con ortografía antigua).
En español hay varias ediciones, como esta.
"ser magnánimo es mucha tela, es algo así como remontarse como el águila y ver el mundo desde arriba"
Me gusta la imagen, porque tiene una consecuencia sorprendente: la magnanimidad, el gusto por las cosas grandes, implica ver algunas cosas desde arriba y, por lo tanto, pequeñas.
Igualmente te agradezco la referencia a la virtud de la magnanimidad, con el enlace a la entrada que versa sobre ella; es importante recapacitar sobre esta virtud, como dices, casi desconocida y además, leer ambas entradas aporta un enorme placer al alma. Por todo ello, gracias, Bruno.
¿No es algo contradictorio?
Pues la respuesta es que creo que una gran parte recibe este sacramento sin saber muy bien de qué va esta historia, a pesar de las catequesis.
Algo que tendríamos que revisar en nuestras comunidades.
He empezado a responderle, pero como la respuesta se ha alargado, la he convertido en un artículo separado.
Saludos.
"el caso es que la mayoría de los jóvenes que reciben este sacramento desaparecen del ámbito eclesial.
¿No es algo contradictorio? Pues la respuesta es que creo que una gran parte recibe este sacramento sin saber muy bien de qué va esta historia, a pesar de las catequesis"
Es un tema fundamental. Hace tiempo, impartí catequesis de confirmación y pasé gran parte del tiempo intentando, con poco éxito, hacer entender a los catequistas (y a algún sacerdote) que lo que ellos pensaban sobre la confirmación no tenía nada que ver con el sacramento y era una deformación pelagiana, completamente ajena al don gratuito y maravilloso del Espíritu Santo.
Espero que podamos hablar de ello alguna vez en el blog.
"Igualmente te agradezco la referencia a la virtud de la magnanimidad, con el enlace a la entrada que versa sobre ella; es importante recapacitar sobre esta virtud"
Todo el que tiene alma de caballero siente alegría con solo escuchar el nombre de esta virtud.
Espero que podamos hablar de ello alguna vez en el blog."
Espero con ansias ese artículo tuyo.
Año a año, personas jóvenes que se preparan y reciben su Confirmación, simplemente desaparecen de la Iglesia, hasta quizás cuántos años más. Algo se está haciendo muy mal, es obvio. Pero, ni siquiera somos capaces de divisar qué.
Nos encantará, a muchos, leer tu artículo.
Gracias.
"Nunca ser cruel"... ojalá esto resuene en mi cabeza siempre, hasta en las ocasiones en que yo crea tener la razón!
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