La abuela de Santa Maravillas
Releyendo la más que recomendable vida de Santa Maravillas de Jesús escrita por el P. Iraburu y publicada por la Editorial Gratis Date, me he fijado en una frase que, en anteriores lecturas, no había llamado mi atención:
“Doña Patricia Muñoz, viuda, vive con ellos, ha hecho voto de pobreza, e influye mucho en la formación espiritual de su nieta Maravillas, le lee vidas de santos, le enseña a orar y a amar la pobreza y a los pobres”.
Supongo que es comprensible que no me fijara en estas líneas, porque la abuela no es uno de los “protagonistas” del libro y, si no recuerdo mal, no vuelve a mencionarse más en él después de esta breve aparición.
Creo que la referencia a la abuela de la santa, sin embargo, es más importante de lo que parece. Seguro que muchos pensarían que estaba loca. ¿Qué sentido tenía que una anciana viuda hiciera voto de pobreza y se consagrara a Dios? Además, ni siquiera había ganado la compañía y el apoyo de otras religiosas en un convento, sino que era un voto privado. ¿A quién beneficiaba eso? ¿Para qué podía servir? ¿No había hecho ya suficiente? ¿No era mejor que se dedicara a otras cosas, en lugar de tanto rezar, y que viviera lo más a gusto posible los pocos años que le quedaban de vida?
No obstante, el ejemplo de la abuela tuvo eco en la nieta. Santa Maravillas se consagró en virginidad a Dios cuando solo tenía 5 años de edad. Por supuesto, no fue la consagración solemne de los votos religiosos, pero sí la entrega total y sincera de sí misma a Dios que hizo una niña, a la que luego sería fiel durante toda su vida. Del mismo modo que la consagración a Dios de una anciana podía parecer irrelevante para el mundo, la consagración a Dios de una niña de 5 años resultaba absurda. Quizá también simpática como gesto ingenuo e infantil, pero absurda al fin y quizá incluso perjudicial.
La consagración de la abuela, sin embargo, abrió el camino a la consagración de la niña y, esos dos gestos “absurdos", abrieron el camino a la vida adulta fecunda y plena de una santa canonizada. Durante las décadas posteriores, la consagración de la pequeña Maravillas daría fruto en una vida de grandes trabajos por Dios, con la fundación de una docena de conventos de carmelitas por toda España (mas otro en la india), la guía de cientos de monjas por el camino hacia Dios, una reforma de la que el Carmelo estaba muy necesitado y, sobre todo, una vida de santidad y fidelidad a la Voluntad de Dios.
Me hace gracia que haya “católicos” que no creen en la multiplicación de los panes cuando es uno de los milagros que podemos ver repetidos una y otra vez ante nuestros ojos. ¿De qué le servían a Dios unos pocos años de la vejez de una señora? ¡Hombres de poca fe! La señora los puso en manos de Dios y Dios los multiplicó en una asombrosa cantidad de frutos que germinaron en la vida de su nieta. Cientos de carmelitas deben de alguna forma su vocación a ese gesto generoso de la anciana e innumerables cristianos nos beneficiamos del ejemplo y la intercesión de la pequeña nieta que quiso seguir el ejemplo de su abuela.
¿Qué era Abraham sino un viejo fracasado sin hijos ni esperanza? Cuenta, si puedes, los granos de arena de la playa. Así es su descendencia. ¿No era David el hijo menos importante de Jesé, dedicado a pastorear las ovejas? El Altísimo lo eligió para pastorear a su pueblo Israel y de él nacería según la carne el Hijo de Dios. ¿Acaso podía ser más pobre la viuda de Sarepta, que solo tenía un poquito de aceite y un puñado de harina para calmar el hambre de su hijo antes de que ambos murieran? Y sin embargo, ni la alcuza de aceite se vació ni la orza de harina se agotó.
Dios no ve las apariencias, como hacen los hombres, sino que ve el corazón, dijo hace unos treinta siglos el profeta Samuel. No importa lo poco que tengas, que no sirvas para nada, que ya sea muy tarde, que no encuentres nada en ti que valga la pena. No importa que seas un desastre, que te queden pocos años de vida, que estés enfermo y no puedas salir de tu lecho, que estés atrapado en un empleo sin futuro, que sufras un matrimonio difícil… Da igual. Esa nada que tienes, esos sufrimientos, esas frustraciones, esa debilidad, esa pequeñez, ofrecidos a Dios, darán frutos asombrosos de vida eterna.
No es demasiado tarde, ni demasiado poco, ni demasiado difícil, ni demasiado absurdo. El que multiplicó cinco panes y dos peces para dar de comer a cinco mil hombres, multiplicará ese poco para cambiar la vida de innumerables personas. Dios quiere hacer maravillas en ti, como las hizo, literalmente, en doña Patricia, convirtiéndola en ejemplo de entrega a Dios para la que sería Santa Maravillas de Jesús.
¿Quién sabe los milagros que Dios quiere hacer con tus cinco panes y tus dos peces? ¿Quién notará el más pequeño gesto de amor a Dios, sin que tú lo sepas? ¿Quién te verá rezar ante el Santísimo el día que pensabas que estabas solo en la iglesia y lo recordará toda su vida, como le pasó a Santa Teresita con su padre? ¿Qué mártires de Oriente Medio se beneficiarán de tu entrega y oración a través de la comunión de los santos y recibirán así la fuerza para ser fieles en la persecución? ¿Querrá Dios que a través de ti se salven tu marido, tu suegra y tus hijos, como quiso con Santa Mónica? ¿Utilizará Dios tu pobrísimo ejemplo para llevar a la santidad a un gran santo? ¿Hará Dios el milagro de que alguien que no conoce a Cristo pueda verlo en ti, en medio de tu debilidad?
Dios puede, Dios lo quiere y Dios lo hará, si tú le dejas.
30 comentarios
"el cielo debe de estar lleno de madres y abuelas de santos que están en los altares y de las que no se sabe prácticamente nada, pero fueron instrumentos en manos de Dios para otorgar la gracia de la santidad a sus hijos"
Y de padres y abuelos también. No echemos balones fuera.
:)
Un post precioso, Dios te lo pague.
Que con su fiat, hizo que el Verbo Eterno de Dios, se encarnase en Ella, viniera a otorgar la redención a los hombres dividiendo la historia de la humanidad en dos.
Ella, una joven y pobre mujer de Nazaret, que por su humildad y sumisión, fue elevada a Madre de Dios y Reina de toda la Creación.
Y de padres y abuelos también. No echemos balones fuera.
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Alguno habrá. Pero ya desde los tiempos de la Iglesia naciente, san Pablo hablaba de las viudas dedicadas a Dios y a la Iglesia como de personas con una consagración muy relevante.
Con o sin solemne consagración en un orden, las mujeres mayores han sostenido la fe en países de persecucíon . Y en estos tiempos de apostasía generalizada en España, sin las mujeres mayores (ésas que incluso algunos sacerdotes desprecian cuando llaman mala suerte a ser destinados a "parroquias de esas de solo 4 viejas") tendríamos que haber echado el cierre hace tres o cuatro décadas.
Y si aún sigue habiendo algunas, poquitas desde luego, vocaciones al sacerdocio, no olvidemos que esos chicos seguramente deben mucho a su madre y a su abuela. Es algo que a los seminaristas se les suele oír decir.
Y la escasísima cultura religiosa y doctrina sana que hoy puede recibir un niño procede de su abuela.
¿Cuántas mujeres hoy no se pliegan a los dictados del mundo,que casi obligan a buscar novio enseguida a una viuda? Pocas, pero esas pocas, lo hacen por Dios, por la Iglesia y por sus hijos.
Santa Maravillas tuvo esa admirable abuela. Hoy muy pocas niñas tienen esa suerte de tener una abuela piadosa y entregada a Dios. Pero las poquitas abuelas como doña Patricia son hoy mujeres muy solas, muy incomprendidas no ya por la sociedad, que es lo suyo ("una vieja beata") sino incluso por la Iglesia y sus ministros.
¿Varones?, busca un abuelo entregado a su parroquia y a la santidad y educación de sus nietos. Yo no he visto ni uno. Habrá, pero estoy deseando conocerlo.
Gracias Bruno. Señor, auméntanos la fe.
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Bruno, ¿de verdad pones eso sin sonrojarte? Tu sabes perfectamente que lo que algunos "católicos" (las comillas son tuyas) niegan, es que apareciera de la nada materia compleja, y no si quiera minerales o formas más simples sino ¡¡panes y peces!! . Y tienes el desparpajo de decir que es un milagro que es frecuente, poniendo ejemplos que son metafóricos y no literales. Los cientos de Carmelitas no aparecieron por generación espontánea, sino que fueron engendrados por un padre y una madre. La multiplicación fue un contagio del ejemplo de la abuela y de la propia Santa Maravillas.¿que modernista suena no? ¿no te das cuenta de que precisamente has puesto un ejemplo que los modernistas podrían usar para demostrar justamente lo contrario? Se podría poner como ejemplo precisamente que alguien hubiese dejado escrito en un post o un poema dedicado a Santa maravillas que ella de dos Carmelitas, las multiplico y las convirtió en cientos. Y en el futuro unos chalados como vosotros (me refiero a infocatólica, afortunadamente la mayoría de católicos no crees esas barbaridades) los entendieran de forma literal y acusasen de herejes y modernistas a quien osara insinuar que la Santa no hizo aparecer a las carmelitas de la nada y tuvieran la desfachatez de insinuar que las monjas ya existían de antes y simplemente se ordenaron tras la fundación de los conventos. Por lo demás para que no me acuses de salirme del tema del Post, te diré que el resto me ha parecido muy bonito e inspirador, la ventaja de ser discípulos de Dawkins es que no considero a mi maestro infalible, y discrepo de muchas cosas con el, entre ellas que no veo la religión tan mala, la veo incluso muy positiva( cuando se creen que son metáforas y alegorías) cuando se cree literalmente efectivamente no me queda más remedio que rendirme al juicio de mi maestro. No habría objetado nada a este post sino hubiera sido por tu puya gratuita ( y ridícula tal como he demostrado)
Yo sí creo en los mlagros, Dios ha hecho muchos conmigo y con gente de mi entorno.
Y aunque seas discípulo de ese señor, no te vendría mal enterarte un poco de qué va la religión católica; me parece que estás un poco verde en semejante tema.
Bruno, has estado inspirado, en el mejor sentido de la palabra.
Creo que la que no has entendido nada eres tú, aunque yo no crea en los milagros, (al menos no creo en los exagerados tales como en los que aparece materia organizada de la nada de repente) mi intención en ese comentario no era demostrar si existen o no los milagros, sino demostrar el absurdo de la comparación que ha hecho Bruno. Si eres lectora de este portal, sabrás que la línea editorial en cuanto a la interpretación de los milagros que aparecen en el evangelio es clara, ocurrieron todos tal cual están descritos, nada de alegorías ni mariconadas. Si algún católico dice que a lo mejor la multiplicación de los panes y los peces es una alegoría de como Jesús contagió de generosidad, o cualquier otra interpretación que no sea creer que de repente aparecieron por generación espontánea, así de la nada, no es un verdadero Católico y se autoengaña. Es un modernista. Los modernistas si que creen en otro tipo de milagros, más fáciles de digerir, pues son cosas que sí están documentadas y ocurren con relativa frecuencia: enfermedades que parecen incurables pero remiten sin causa aparente, gente que parece insignificante y logra cosas extraordinarias, movimientos religiosos que parecen marginales y acaban multiplicándose de forma espectacular etc etc. Bien, pues Bruno, para meterles una puya, ha hecho el absurdo de citar precisamente ejemplos que los modernistas si creen y que precisamente les sería más provechoso a dichos modernistas para llevarse el ascua a su molino. Un modernista podría decir: "¿Veis como no es necesario que Dios haga esos burdos milagros hacer aparecer cosas como panes y peces de la nada? ¡Santa Maravillas consiguió multiplicar las Carmelitas por cientos sin necesidad de que aparecieran de la nada! Las contagió con su espíritu de renovación .. blablabla... "
Como puedes ver, mi intención no era demostrar ni dejar de demostrar milagros, sino poner en evidencia de como por ese afán de querer meter puyas y reivindicar la "ortodoxia" a tiempo y destiempo, Bruno no solo ha hecho una comparación que no venía a cuento, sino que además es contraproducente para defender su interpretación (delirante) de la multiplicación de panes y peces.
Me alegro de que sirva para acordarnos de los milagros de Dios. Las maravillas que hace son tan inabarcables que podemos pasarnos la vida hablando de ellas sin aburrirnos nunca. De hecho, así lo haremos en el cielo: cantaré eternamente las misericordias del Señor.
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