Creo por la Ley Ocho Veintiocho
El otro día, hablábamos de la Ley de Murphy, que dice que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. Veíamos que esto no es más que la forma que tiene el mundo de demostrarnos que Dios es Dios y nosotros no lo somos. Es decir, nos recuerda una verdad fundamental de nuestra vida, que necesitamos conocer para comprender lo que somos y el sentido de nuestra existencia: somos criaturas y no el centro del universo. Entender lo que hay detrás de la Ley de Murphy nos lleva a una concepción natural y racional de Dios que, en esencia, es común a Aristóteles, Platón, Rousseau o el Islam.
No se trata, sin embargo, de todo lo que se puede decir sobre este tema. Es algo real y verdadero, pero incompleto, como sucede muchas veces con las leyes de la naturaleza. De vez en cuando, en Física, se descubre que una ley, aunque describa fielmente la realidad de su objeto, no describe toda la realidad sobre ese asunto. El ejemplo más conocido es, quizá, el de las Leyes de Newton. Estas tres leyes fueron enunciadas en el siglo XVII y describen estupendamente la realidad cotidiana desde el punto de vista de la Física: el movimiento de una bola de billar, la caída de una manzana o el deslizamiento por un plano inclinado. Sin embargo, la Teoría de la Relatividad de Einstein, en el siglo XX, mostró que las Leyes de Newton sólo son válidas para objetos y sistemas de referencia cuya velocidad no se acerque a la de la luz, ya que en estos últimos no se cumplen. En consecuencia, cuando las velocidades son muy grandes, las leyes de Newton dejan de ser una aproximación válida, porque sólo describen una pequeña parte de lo real.
Algo parecido sucede con la Ley de Murphy: sólo describe una pequeña parte de lo real. Conviene, pues, conocer la Ley Ocho Veintiocho, que completa a la anterior, mostrando sus limitaciones y ampliando su horizonte de una forma inimaginable. En este caso, sin embargo, la ley más profunda y general no se descubrió después que la particular, sino al revés, con unos diecinueve siglos de antelación. ¿Qué dice la Ley Ocho Veintiocho? Es muy sencilla y su formulación clásica dice: “Todo sucede para el bien de los que aman a Dios” (Rm 8,28). Fue descubierta por un tarsiota hace diecinueve siglos y medio: Saulo de Tarso, más conocido como San Pablo Apóstol.
Como dice la Ley de Murphy, en un horizonte meramente terrenal o desde un punto de vista simplemente humano, si algo puede salir mal, (generalmente) saldrá mal. En cambio, según la Ley Ocho Veintiocho, vistas las cosas con fe, sobrenaturalmente, es posible descubrir que Dios aprovecha todo, hasta lo más pequeño e insignificante, para llevarte a él. Por eso todo sucede para el bien de los que aman a Dios. No hay cosas neutras ni irrelevantes, sino que en todo se puede descubrir la acción de Dios. No hay casualidades, sino regalos. La vida, lejos de ser un sinsentido, está preñada de sentido.
No olvidemos que San Pablo dijo eso sabiendo cómo había muerto Jesús: traicionado, injuriado, falsamente acusado, torturado y ejecutado. Y, cuando escribió ese versículo, el propio Pablo había sufrido penalidades difícilmente igualables. Él mismo las describe en un relato que llama la atención por su sencillez:
“Los judíos me han azotado cinco veces, con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa”. (2Co 11,24-27)
No ignoraba, pues, de forma ingenua, el mal del mundo, que a veces es terrible. Sin embargo, apoyó su vida entera en un cimiento firme que no se tambaleaba a pesar de esos sufrimientos: el hecho sorprendente de que Cristo había resucitado. La experiencia de que Cristo había muerto de forma terrible, en un fracaso humano absoluto, pero esa muerte había servido para la salvación de todos los hombres y había terminado en la resurrección, fue para San Pablo la clave para entender el sentido profundo de la vida y para descubrir que todo sucede para el bien de los que aman a Dios.
Como sabía San Pablo y como nos enseña la Ley de Murphy, Dios es Dios y nosotros no lo somos. El intento de ponernos en el lugar de Dios tiene consecuencias desastrosas, porque absolutamente todo lo que existe se opone a ello, resistiéndose a nuestra voluntad. Sin embargo, increíblemente, Dios ha querido regalarnos gratuitamente eso que queríamos arrebatar por nuestras fuerzas. El mundo nos recuerda que no somos dioses, pero Dios nos ha hecho hijos de Dios en Jesucristo. Con ello, ha dado la vuelta a la Ley de Murphy y la ha transformado por completo. No la ha destruido, porque, como ya hemos visto, es algo bueno, que lleva al conocimiento de Dios y de nuestra condición de criaturas. Lo que ha hecho ha sido ir más allá de ella, infinitamente más allá de lo que nosotros podíamos conseguir por nosotros mismos.
La Ley de Murphy muestra la contradicción entre los deseos profundos de nuestro corazón y la dura realidad, que es testaruda y se empeña en recordarnos que nuestra voluntad no es el criterio último. Sin embargo, los cristianos se han encontrado con que Dios ha escuchado esos deseos y los ha dado cumplimiento en Jesucristo, que es el único que puede saciar nuestras ansias más profundas. Una vez que uno se da cuenta de que no es el rey del mundo, puede descubrir que el verdadero Rey le ha adoptado como a hijo. Después de estar dispuestos a desprendernos de todo y a reconocer que el universo entero pertenece a Dios y no a nosotros, escuchamos su Palabra que nos dice: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios". Si renunciamos a los pequeños e inútiles planes que nos hemos hecho para ser más o menos felices, se nos abren los ojos para ver el Plan de Dios, que es infinitamente más sabio y maravilloso y es el único que puede hacernos felices de verdad. Por eso, la contradicción de la Ley de Murphy es una señal que apunta más allá de sí misma, hacia la Ley Ocho Veintiocho. Es la distinción entre naturaleza y gracia, entre razón y fe, entre creación y redención, entre filosofías o religiones naturales y la Revelación cristiana, entre el hombre que busca con sus limitaciones la verdad y la divinidad y el mismo Dios que ha entrado en la Historia por amor a los hombres. La Ley de Murphy es una ley natural (de tipo esencialmente psicológico o existencial, como veíamos), mientras que la ley Ocho Veintiocho es una ley sobrenatural.
Al igual que la Ley de Murphy, la Ley Ocho Veintiocho es una ley esencialmente experiencial. El cristiano experimenta que se cumple en su vida concreta. Igual que puede ver cómo su tostada “cae por el lado de la mantequilla” muchas más veces de lo que desearía, puede ver también que Dios hace milagros en él. Por eso creemos en la resurrección, porque hemos experimentado ya que Dios nos da la vida cuando estamos inmersos en el sufrimiento y en la muerte. Por eso no nos desesperamos por la fuerza del mal y del pecado, porque hemos visto que Dios nos saca de pecados y vicios de los que nos resultaba imposible salir. Por eso podemos bendecir a Dios en medio de las dificultades, como San Pablo, porque sabemos que Dios siempre ha estado presente en las dificultades de nuestro pasado, sanando, salvando y guiándonos. Por eso podemos amar a nuestros enemigos, porque hemos experimentado que Dios nos amó cuando éramos sus enemigos.
Quien ve eso en un vecino, en un compañero de trabajo o en un familiar, a poca inquietud que tenga se preguntará: ¿Cómo es posible? ¿Puede alguien vivir así? Encontrar a alguien que, a pesar de sus limitaciones y debilidades personales, puede ser feliz en el sufrimiento, tener esperanza en el fracaso, mirar al futuro sin miedo y sin tristeza al pasado, nos revela la emocionante posibilidad de que la Ley de Murphy no tenga que ser la última palabra para nuestra vida. Y quizás, sólo quizás, uno se anime a decir: “Yo también quiero pasar de la tiranía de la Ley de Murphy, a la libertad de la Ley Ocho Veintiocho. Quiero pasar de quejarme de que todo me sale mal a bendecir a Dios porque todo lo ha hecho bien. No puedo dejar pasar la posibilidad de que, después de todo y de tantos fracasos como he acumulado en la vida, alguien pueda satisfacer los anhelos más profundos que tiene mi corazón”.
Esto, sin embargo, no es todo. Como Dios se caracteriza por hacer siempre más de lo que podemos esperar, quien se acerque la Iglesia admirado por la Ley Ocho Veintiocho, descubrirá que ésta va mucho más allá de descubrir un sentido en el simple sufrimiento, en los fracasos o en las incomodidades. En una formulación alternativa, la Ley Ocho Veintiocho dice “Dios quiere que todos los hombres se salven”. O, mejor aún, “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”.
Este descubrimiento maravilloso es lo que hace que la Iglesia proclame, gozosa, ese grito paradójico que ha fascinado a generaciones y generaciones de cristianos y de agnósticos inteligentes: “¡Oh feliz culpa que mereció tan grande Redentor!” Ni siquiera los pecados que has cometido tienen fuerza para impedir que te acojas al amor de Dios. Esos mismos pecados han sido convertidos por Dios, en la muerte de Cristo, en ocasión de más amor y más misericordia para ti, si dejas que Dios te sane. Ante el pecado del hombre, Dios respondió regalándonos lo mejor que tenía, a su propio Hijo. Y lo mismo sucede en tu vida en concreto. Cuanto más graves hayan sido tus pecados, con más cariño te buscará Dios. Él ha sacado el ser de la nada, la vida de la muerte y la salvación del pecado del hombre. Todo es gracia. Algo así sólo puede venir de Dios.
37 comentarios
Un cordial saludo.
Claro que cansa. Es que tiene que cansar y seguirá cansando hasta que nos convenzamos de que el mundo existe para la gloria de Dios y no para la nuestra. Tenemos que convencernos de una vez de que la felicidad no está en que se cumplan nuestros planes, sino en los planes de Dios. Y Dios se pasa la vida (la nuestra) intentando convencernos de ello, porque somos increíblemente testarudos. En esa lucha estamos y, como descubrió Jacob, luchar contra Dios es agotador.
Hace tiempo, escribí una canción con ese tema. Es un villancico, pero se puede escuchar ahora también:
http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/sucedio_en_aquellos_dias_villancico
Dicho eso, mucho ánimo. Llevamos un tesoro en vasijas de barro y nuestro barrillo es frágil y se desmenuza con facilidad. Le hablaré esta noche especialmente de ti al Señor en la Eucaristía, para que el Espíritu Santo sea tu "descanso en el duro trabajo".
Saludos.
Gracias.
Es un villancico precioso que por cierto, colgué en el blog, en las navidades del 2007. Me encanta.
Y muchísimas gracias por todo, Bruno, te lo agradezco de veras.
Un cordial saludo.
Es verdad, me parecía recordarlo y he ido a comprobarlo en tu blog, pero, como siempre pasa en Internet, me he distraído con unas cosas y otras y al final se me ha olvidado.
:)
Bien sabes tú cuánto me fastidia darte la razón en algo y, más aún, elogiarte. Pero no me queda otro remedio esta vez...
Un post excelente. Voy a imprimirlo y lo sacaré de vez en cuando, sobre todo a mis hijos.
Da la casualidad de que, en esta última semana, he tenido ocasión de hablar con varias personas, más que hablar, proclamar exactamente el mismo mensaje de este resplandeciente post.
Con palabras similares o diferentes, según el interlocutor, me he pasado la semana diciendo esto mismo a unos y otros, que "a pesar de
las limitaciones y debilidades personales, se puede ser feliz en el sufrimiento, se puede tener esperanza en el fracaso, se puede mirar al futuro sin miedo y sin tristeza al pasado" y que existe "la emocionante posibilidad de que la Ley de Murphy no tenga que ser la última palabra para nuestra vida".
Con unos y otros, esta semana se me han presentado un montón de ocasiones para que, a quienes creen que somos "marionetas en manos de un destino cruel" (así me decía un compañero el lunes) o a quienes piensan que la Ley de Murphy se ensaña desquiciantemente, les pudiera yo decir que no, que "no hay cosas neutras ni irrelevantes, sino que en todo se puede descubrir la acción de Dios. No hay casualidades, sino regalos. La vida, lejos de ser un sinsentido, está preñada de sentido".
Y que, por supuesto, todo eso que nos parecen tragedias, (y sin duda los dolores humanos son dolores, para qué negarlo) también está preñado de sentido y, finalmente, todo es para bien
Todo esta semana, en estas conversaciones he tenido un éxito variable. Desde quienes han querido hablar más y más sobre esto, hasta quienes me han vituperado y hasta me han levantado la voz con malos modos.
Pero no deja de ser una gozada que Dios ponga en el camino ocasiones para proclamar la Ley 8/28. Que es como un compendio de las razones de nuestra esperanza.
Estupendo y, para mí, oportunísimo post, para enmarcar y colocarlo en la mesilla de noche.
;)
Ánimo.
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-Para nada es válida esta teoría donde se pretende postular que "energía es igual a la masa por la velocidad de luz al cuadrado".
-Y válgame esto, dónde y cómo para postular fuere lo que fuere; Convenga tener bien presente elconocer en principio causa los factores, -premisas- que consecuentemente incurran en el postulado.
-Y si tanto Aisntein en su tiempo como aún hoy día, " los científicos", desconocen en principio causa, del origen de la luz y por lo mismo qué es ésta como primera premisa; ¿Cómo pueden hablar de la energía que de ésta se puede desprender, para que así termine por definerse en masa?
Por otra parte habida cuenta de que la masa tiene medida cúbica. Si queremos ver la incidencia que ésta pueda tener en la misma, ella deberá ser considerada como cúbica. Y por lo mismo si la nergía es de dimensión cúbica, la luz que incide en la parte y el todo de la misma, deberá de ser. igualmente, considerda como foco de luz que es dimensión cúbica.
Eisntein dice: "luz al cuadrado": Falso porque una dimensdión al cuadrado, siempre será medida de plano, y no puede ser medida de masa que es cúbica.
-La verdadera teoría de la relatividad, o de todo aquello que siendo limitado está obligado a pasar, porque no es absuluto es:
-Luz cúbica -foco de luz- del infinito Espacio partido por dos: igual a menos Luz cúbica que es la luz cúbica del Tiempo limitado o Universo cúbico; Y sigue:
-Luz cúbica del Tiempo limitado partido por dos: igual a menos luz cúbica del Tiempo limitado o Universo cúbico, que es la energía cúbica del Tiempo limitado cúbico; Y sigue:
-Energía cúbica del Tiempo limitado o Universo cúbico partido por dos: igual a menos energía cúbica del Tiempo limitado o Universo cúbico, que es la masa cúbica del Tiempo limitado o Universo cúbico. Y sigue:
-Masa cúbica del Tiempo limitado o Universo cúbico partido por dos: igual a masa elemental sideral del Tiempo limitado o Unvierso cúbico. Y de aquí:
-Partícula, célula mineral,vegetal, animal cúbica partida por dos: igual al cuerpo cúbico de los mismos.
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-Depende, y aquí dónde y cómo por lo que sucede: Si es bien, lo sea, aunque siendo incomprendio, lo sea para los que aman a Dios. Mas:
Si es mal como definitoria justicia condenatoria para los que no aman a Dios,...
-Y dijo Dios al Hombre: -Debes detruir el Mundo: mira que si la ciencia de los hombres en su investigar la genética llega hasta donde . ves: hasta los elegidos perderán la fe.
En una formulación alternativa, la Ley Ocho
Veintiocho dice “Dios quiere que todos los hombres se salven”. O, mejor aún, “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”.
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-Bruno: ¿Estás seguro que prefieres la Ley del Ocho Veintiocho?
Mataron a Cristo para humillarlo, y sólo lograron glorificarlo.
Mataron a Pedro para silenciar sus ideas, y sólo lograron amplificar su voz.
Los que tenemos fe vemos más allá de la realidad. No somos ajenos a la realidad, sino la vemos en una dimensión más extensa, como el padre que advierte al hijo que no juegue con fuego porque se puede quemar. Hasta que el niño se quema. Como los "tontos" que pasamos la vida diciendo que hay que ser bueno aunque el mundo sea malo. Hasta que un día nos den la razón.
Muchas gracias por los ánimos. Tanto lo que tu has escrito, como lo de Bruno y otros comentaristas me han hecho ver que es así. Muchas gracias a todos.
Un cordial saludo.
En justicia: el despliegue que has hecho excede por completo mi escueto: omnia in bonum.-
Gracias por este 8/28.-
All shall be well!!, como dice Juliana (all manner of thing shall be well).-
In Domino,
ps: me agrego el apellido, pues he notado que hay otro Diego que comenta cada tanto y hasta donde llega mi autoconciencia no es idéntico a mí mismo.-
La capacidad de ver el sentido al sufrimiento es una gracia sobrenatural, que nos es regalada si la queremos aceptar. Con esa fuerza, y siendo conscientes de que el plan mejor siempre es el de Dios, aunque nuestras estrechas miras no puedan entenderlo, podemos afrontar la vida con esperanza y con dicha.
El que no entiende o no acepta la ley 8/28 termina por no poder darle un sentido al sufrimiento y a las contrariedades de la vida. Cifrar la felicidad en el simple éxito de nuestras iniciativas nos conduce irremediablemente al fracaso y a la desesperanza.
La consecuencia para el ateo es la desesperación cuando se enfrenta a los reveses gratuitos y las injusticias humanas con que la vida nos obsequia de vez en cuando. Normalmente esta desesperación le acaba conduciendo al vacío vital y la alienación.
Por eso hay muchos ateos que rechazan la idea de Dios racionalmente y sin embargo no pueden evitar dejarse conducir por la sed de conocimiento espiritual que anida en cada ser humano.
Muchos emprenden la búsqueda, y con suerte, descubren que su búsqueda del Sentido es necesaria para comprender que el Sentido ya les había encontrado, pero no lo podían ver porque estaban ciegos. Vivían en la oscuridad.
Me alegro mucho de que te haya gustado y más aún de que me hayas precedido en tu entorno.
Por cierto, cuando puedas mándame un correo con noticias sobre lo que ha pasado con la intención por la que pediste oraciones.
Saludos.
No es mal apellido.
Breve, pero sustancioso. Lo cierto es que aprendo mucho leyendo los comentarios de los lectores. A menudo, me sugieren nuevos artículos para escribir, pero el tiempo es limitado y no siempre puedo hacerlo.
Un saludo.
Y como el tema, previsiblemente, seguirá "en mi entorno", me apropio de ideas y frases del post.
;)
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-¡Cierto! La casualidad es la respuesta sin respuesta que amenudo se hace ante el deconocimiento del principio causa de lo que aconteció, acontece y puede acontecer.
- En el Universo, en la parte y el todo de sí mismo, nada es casual o sin motivo -que no siempre es razón- "Todo tiene su principio causa" de ser o no ser.
- Y en el despejar esta incógnita día a día está la clave del saber vivir y del saber morir sin sobresaltos.
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Pero también da que pensar el muestra nuestro amigo cuando diga que cree por que, si lo hace, recibirá el bien, muy generoso y desinteresado.
Pero claro, si todo lo que sucede es para el bien de los que aman a Dios, ¿hemos de pensar que es para el mal de los que no le aman/creen en Dios?. Ese Dios tan bueno, justo, misericorde a amoroso, ¿se dedica a hacer sufrir a unos para el bien de los otros?, ¿es eso Sr. Moreno?.
Y qué decir de nuestra amiga Yolanda que afirma que todo lo que sucede está "preñado de sentido", pues sea tan amable y explique el sentido del cáncer, de un avión que se estrella, del tsunami de Japón o del anterior, de una violación, de un aborto. ¿Qué sentido y para quién ?, ¿para ustedes y sus creencias?, ¿que sentido tiene para el feto que muere en un aborto?, o para el niño que no llegará a vivir más que unos pocos años por una enfermedad incurable, o para la mujer que es violada. Ilumine estimada Yolanda nuestras mentes, explicando cúal es el sentido de todo el mal que vemos y sentimos a diario.
Nachet, ¿tiene usted muchos amigos ateos?, imagino, por sus afirmaciones que no. Los ateos no caemos en la "la desesperación cuando se enfrenta a los reveses gratuitos y las injusticias humanas con que la vida nos obsequia de vez en cuando" o al menos no lo hacemos en mayor grado que cualquier hijo de vecino sea este creyente o agnóstico. Tal vez le haya engañado a usted el subconsciente y haya proyectado sin querer en los ateos su propio sentimiento. Y es comprensible que ante la dura y cruda realidad, un creyente dude, dude de Dios y dude de su fe en quien se supone omnipotente, omnisciente, benévolo, caritativo, misericorde, justo, etc. Es comprensible que ante la falta de respuestas coherentes con lo que observamos y que les obliga a auténticos malabarismos para justificar lo que no se puede, se dude. Es comprensible que quien ama y quien ama infinitamente al hombre, tenga dudas cuando ese amor brilla por su ausencia, es muy comprensible. Pero Nachet, eso no les pasa a los ateos, ¿lo entiende?.
Antonio Grande, me ha gustado su comentario, no se limita a afirmar que hay verdades eternas e inamovibles ¿cuales?, sino que además nos dice cuando la Filosofía está en disposición de llegar a ellas. Es un usted un crack, sin llegar al nivel de rastri, lo siento, pero un crack sin duda.
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Me entran más ganas de contestarte al resto del comentario que a esa pregunta concreta. O de no contestarte a nada.
Y no porque no sea posible, o por la pereza que me da responder a tanto y tanto como se puede. Sino porque la experiencia me dice que a quienes entran en este plan desagradable y chulesco, como has entradotú, no se les debe hacer demasiado caso: no suelen querer dialogar sino, tan solo, dejar constancia de cuán desagradables pueden llegar a ser con quienes les resultan prejuiciosamente antipáticos, que somos nosotros, los creyentes.
(a rastri, de paso, déjalo a un lado, es un tierno y curioso personaje que no se merece las invectivas de ningún listillo que no conozca su peculiar caso. Y Luis Ignacio Amorós seguro que conoce ateos a miles, te lo garantizo)
Pero me pones la pregunta más fácil de todas. El cáncer tiene el mismo sentido que cualquier otra cosa, el mismo de todos los males que enumeras. Me gustaría ser capaz de "iluminarte",como pides, pero depende menos de mí que de ti.
Francamente: capaz sí me creo, pero a ti con esos aires de suficiencia y esa agresividad no te creo capaz de adoptar la disposición adecuada para ser iluminado.
Me centro en principio en tu primer ejemplo. El cáncer, uno en concreto, el de un ser humano concreto, de carne y hueso, con nombre y apellidos, UN cáncer que mata lentamente a una persona, tiene sentido.
Por ejemplo, el cáncer que hace dos años tan solo mató a mi marido dejando viuda (yo) y dos hijos menores. Él mismo le veía sentido. No es que deseara morirse tan joven, claro. Ni pasar por operaciones, quimioterapias, dolores, etc. Pero supo ver y hacernos ver que LO QUE NO TENÍA SENTIDO era preguntarse "por qué, por qué, por qué a mí..."
Que la vida es limitada, que uno se muere, a los tres meses, a los cincuenta años o a los 99, es algo que sabemos todos, lo sabemos siempre.De viejo, atropellado por un coche, o de cáncer, hay que morir. Y lo sabemos antes de que nos ocurra: nos puede atropellar un coche, aparecernos un cáncer, llevarnos por delante un tsunami. Y nos pueden ocurrir mil cosa malas, como una violación.
¿Sólo hay que preguntarse por el sentido de un cáncer, una violación o un tsunami porque nos hacen sufrir? Directamente eso lleva a pregunatrse por el sentido de la muerte (ergo de la vida) en general. porque si lo que te preocupa del cáncer,del tsunami o de la violación es que son cosas que nos hacen sufrir, pregúntate por el sentido de un dolor demuelas de esos que, aunque sabes que no te van a matar, duelen hasta la desesperación.
Ante el cáncer y sus dolores y ese ver apagarse lentamente la vida de la persona que más he amado, sólo puedo decir que yo aprendí que lo absurdo era preguntarse por su sentido. Es esa pregunta la que carece de sentido.
Él mismo decía que estamos muriendo desde que nacemos, el diagnóstico de cáncer sólo le hacía ver la muerte más cercana. Y es 100% cierta esa aperciación. cada día mueren cientos de miles de personas. Un tsunami nos hace verlas de golpe y juntas. Cada día hay millones de personas que sufren, inocentes o culpables de su sufrimiento.
Lo absurdo es preguntarse por el sentido de un cáncer, un tsunami o una injusticia tan atroz como una violación.
Tú, Rajnarok, te vas a morir. Con toda seguridad. Quizá mañana o quizá a los 100 años; quizá suave e indoloramente o quizá con una muerte angustiosa. Hasta que te mueras, quizá tengas una vida plácida o quizá se te acumulen los sufrimientos.
Pues en todos los casos todo tiene el mismo sentido, el mismo: mueras pronto o tarde, suave o dolorosamente, sufras mucho o poco, el sentido es el mismo.
El beso más enamorado de la persona a la que amas, el momento más extático de amor que hayas vivido; los mimos a tus hijos cuando los duermes y ves sus caritas descansadas; la intimidad con un amigo, las risas cómplices y divertidas de la amistad, esa persona que te proporciona la seguridad y la palcidez dela amistad y te hace sentirte acompañada(o); las ilusiones en los estudios o en el trabajo, cuando algo te sale bien y te hace sentir digna y útil... todas esas cosa que constituyen los momentos luminosos de la vida, esos momentos que una (o uno) querría prolongar y que te hacen tan feliz y que pensamos que son los que dan sentido... ¡sí, dan sentido! ¡tienen sentido y nos llenan de sentido!
Pero por más que los querramos prolongar, no duran. No duran porque, de pronto, un accidente trunca el momento más bello; de pronto,el diagnóstico de un cáncer anuncia la caducidad de nuestros más ilusionantes proyectos; de pronto un trsuanami se lleva no sólo vidas, sino el trabajo de siglos...
Y es que esos momentos lumninosos que te he descrito, a los que nos aferramos porque son lo más bello que podemos sentir e imaginar, tanto que los que querríamos prolongar y hacerlos eternos, tienen sentido porque no duran, tiene el mismo, fíjate, EXACTAMENTE el mismo sentido que el cáncer o el tsunami que acaba con ellos. La caducidad es lo que los define en esta vida.
Y, para nosotros, esos momentos de plenitud, de amor, de belleza y de bienaventuranza PREFIGURAN la felicidad, esa sí inacabable, que esperamos. Nos anuncian, nos dan un anticipo de aquello a lo que estamos llamados y que es nuestra auténtica razón y sentido.
Por eso las campanas siempre doblan por ti, que decía el poeta. Y el mismo "sentido" tiene ese momento de delicia y amor intensos que un cáncer: todo lleva por el mismo camino al mismo sitio.
Te darás cuenta de que no te he mencionado a Dios, por aquello de que eres ateo, aunque yo, por mí, habría clocado a Dios en cada línea de este comentario. Pero también ves que se puede no mencionar directamente, que es lo mismo, digo lo mismo, todo remite a Dios pero a Dios no le hace ninguna falta que Yolanda lo mencione en estos párrafos.-
Por cierto que mañana mismo, hacia las nueve de la mañana, me dan el resultado de unas biopsias de tejidos sospechosos. Sé a lo que voy, voy a cara o cruz: ambos lados de la moneda tienen sentido; benigno o maligno tienen diferentes consecuencias inmediatas, pero sentido, igual. Están preñadas de sentido las dos caras. Naturalmente me dejo llevar por mis preferencias inmediatas: prefiero que no sea nada maligno, siquiera porque mis hijos ya se han quedado sin padre hace sólo dos años, siguen siendo muy jóvenes (19 y 14 ahora) y querría ahorrarles penas. Pero, salga cara o salga cruz, no me preguntaré por el sentido de manera diferente.
Las campanas llevan doblando por ti y por mi desde nuestros nacimientos. No es sólo se oigan cuando llega el diagnóstico, es que hasta ese momento no les queremos prestar atención. Pero cuando estás siendo feliz, también doblan por ti. Y vivir tan enrabietado contra quienes sabemos verle sentido al cáncer, sólo te hace daño a ti, no a nosotros. Por eso no critiques tan alegremente al doctor amorós: tu comentario agresivo y airado casi casi le da la razón.
No te pido que reces por mí, porque no le verías sentido, pensarás que el resultado de mis biospsias es indiferente a tus oraciones. Aun así, nosotros sabemos que la oración común de los hijos de Dios tiene sentido. Lo llamamos comunión de los santos y nadie dejaría de hacerte un hueco en ella si quieres sumarte.
No sé si he respondido a tu pregunta: "pues sea tan amable y explique el sentido del cáncer..."
Si se quiere entender, me parece a mí que se entiende.
Saludos a todos.
Que Nachet conozca a miles de ateos, sería una doble buena noticia, significaría por un lado que somos muchos más de los que según vosotros somos y por otro cabría la esperanza de que entre tantos, viese algo de luz y sentido común, que no por ser médico debe darse por supuesto.
Que la muerte es algo inevitable ni me sorprende ni me preocupa como para estar como tú dices enrabietado contra nadie ni contra nada, es así y nada más.
Como no me alegro del sufrimiento de nadie, sólo puedo desearte suerte y ánimo con los resultados que estás esperando, pero siento decirte que NO, no has respondido a mi pregunta, sigo sin ver el sentido al dolor, al sufrimiento, a la muerte, a vuestro Dios que parece que se preocupa más de nuestra muerte que de nuestra vida y que nos ofrece algo tan intangible e inimaginable como la eternidad en el más allá en vez de cuidarnos un poco en el aquí y ahora. Tu Dios no me sirve, no puedo creer en él, no encuentro nada que me haga ni siquiera pensar en la posibilidad de su existencia, y ¿sabes qué?, ni me angustia, ni me entristece, soy tan feliz como cualquiera que sea feliz y con seguridad menos infeliz que muchos creyentes cuando las cosas van realmente mal, porque no necesito justificar nada, ni entender nada, como decías en la frase de tu marido "LO QUE NO TENÍA SENTIDO era preguntarse "por qué, por qué, por qué a mí..." yo no me lo pregunto y no creo que haya respuesta, ni sentido, tu crees que si lo hay pero no eres capaz de explicarlo. Si crees que el dolor da sentido a la vida, perfecto, tu Dios lo ha bordado, tenemos un mundo lleno de sentido, pero podría haberse ahorrado el trabajo.
Por medio de la razón podemos acercarnos al sentido de la existencia, pero para llegar a él, tenemos que abrirnos a lo sobrenatural.
Sencillamente, hace falta dar el paso de confiar. Es el más difícil. Luego, todo encaja. Bruno lo ha explicado de forma sencilla y brillante. Lo describe muy bien la parábola de aquel que descubre un tesoro escondido, vende todo lo que tiene y compra ese tesoro, porque sabe que ese tesoro le basta y todo lo demás es superfluo. Usted puede creer que es un alucinado; en realidad, es el más listo.
Créame, los médicos conocen muy bien la diferencia que existe a la hora de afrontar las enfermedades graves o la muerte entre quien tiene sentido trascendente y quien lo niega. No es algo que afirme Nachet o Ragnarok, es un hecho objetivo y ya muy demostrado (tanto empírica como científicamente).
El problema es que hay que molestarse en salir de la caverna intelectual y abrir la mente y el espíritu, pero claro el que solo es materia lo tiene complicado.
El mundo avanzó sin ateísmo hasta la mitad del XIX,y tan ricamente, a partir de ahí las mayores barbaries jamás imaginadas, ¿quien tiene que volver a Dios?.
Me he pasado de comentario largo... lo sé. Quizá ni lo has leído entero por pesado. No tengo más explicaciones. Ni tampoco un post es el lugar para hacer un tratado de Teodicea. Me has hecho una pregunta que, para mí, es como cuando a un estudiante le hacen la pregunta que mejor se sabe.
Para no estar enrabietado, ¿cómo es que lo disimulas tan bien?
Nosotros creemos que Dios SÍ se preocupa de nosotros en ESTA vida. Ser creyente consiste en eso, en que hemos comprobado que Dios SÍ se ocupa de nosotros antes, durante y después de esta vida. pero dejémoslo, que la Teodicea requiere más tiempo, más espacio, doctores más sabios que yo y receptores mejor dispuestos que tú.
Gracias por tus buenos deseos. A ti te deseo que disfrutes a tope de los momentos luminosos de ESTA vida, como hacemos los creyentes viviéndolos como doblemente felices: en su alegría inmanente y como anticipos del bien inacabable que nos aguarda.
Dr. Amorós, mil gracias... ¡y unas oracioncillas unido al resto de la comunión de los santos no vendría mal! ;)
¿Por qué dirá este comentarista ateo que si tú conoces a muchos ateos "es que somos muchos más de los que según vosotros somos"? ¿Damos cifras nosotros? ¿Hemos dicho cuántos o cuán pocos son? ¿No reconocemos abiertamente, acaso, que son muchísimos los ateos, agnósticos e indiferentes y, ahora, más que nosotros quizá? (es más, no tenemos nosotros una frase que dice...mmm...dice...¿cómo dice? aysssss, sí, es del Eclesiastés, dice algo así en latín como que nosecuantosorum numerus infinitus est? Muchos no, ¡infinitos! Es broma, amigo ateo, no te piques más de lo que estás)
Un abrazo muy fuerte y ni que decir tiene que yo también rezaré por ti.
Bueno, quien es ateo y se dice feliz y que no siente rabia ni nada de nada por lo expresado por Ragnarok,es para preguntarse qué hace dejando comentarios por aquí-previa lectura de este post y ,supongo,de otras cosas de este portal u otros.
Ragnarok, que buscas respuestas es obvio, desde la rabia mal disimulada-je je, eso me suena a mis años de ateo-,como camino equivocado, pero, camino al fin y al cabo. Es lo bueno de Dios, a todos nos deja su impronta desde antes de nacer y luego la libertad de decir sí y amén, o rechazar y permanecer furioso en las sombras. Pero El, desde la Eternidad ,espera, y no son pocas las LLAMADAS que a todos hace.
Y claro que se preocupa por la vida, no sólo la muerte, de todos. La vida como don de entrega a los demás, de amar a los demás, de ayudar a bien morir a los demás, de saber que El nos espera, que confiemos como Su Hijo confió en El en la Cruz. CONFIANZA Y ESPERANZA.
¿Por qué permite el mal, te puedes preguntar? Te respondo que,¿por qué lo permitimos nosotros? ¿Por qué permitimos el hambre, la injusticia, el crimen, el mal en sí mismo? Sólo Dios es bueno y quiere que seamos como el. No somos niños que han de darnoslo todo echo, nuestra alma ha de ser como de niños en la absoluta confianza e Dios, pero somos adultos y las cosas cuestan y mucho, pero bastante menos con la ayuda de El,que nos cincela en el peregrinar de esta apasionante vida.
¿Acaso te sientes inocente de los males que afligen al mundo? ¿Te has parado a pensar que sin los cristianos, este mundo y en concreto, millones de personas, estarían aún muchísimo peor? Pues es así, es el producto del AMOR, de quienes aman a Dios, del AMOR de Dios por sus criaturas.
Abandona todo orgullo "intelectual"-lo intelectual jamás debe ser orgulloso, puesentonces ya no es intelectual- y reflexiona, piensa en silencio todo los días que necesites, e incluso pregunta, mirando hacia arriba: ¿Qué?, ¿qué? ¡QUÉ!, como quien espera un regalo que no sabe si va a llegar, o no, pero sobre todo, como niño que espera algo.
Ya no tengo respuestas. Sólo tengo la vida que he vivido.
Dos veces en la vida he podido elegir, como niño y como
hombre. El niño eligió la seguridad, el hombre elige el
sufrimiento. El dolor de ahora es parte de la felicidad de
entonces. Ese es el trato.
(de la película 'Tierras de penumbra')
http://www.aceprensa.com/articles/1994/jun/22/una-pena-en-observaci-n/
(lo que escribió él, C. S. Lewis)
Bueno, creo que, parafraseando a Lewis, podría decir: de niña, elegí la seguridad, y de adulta, la vida, y por lo tanto, la inseguridad.
Aunque, en el fondo, parece que sigo optando por la seguridad...:)
Hasta ahora, sólo podría decir que empecé a aceptar la vida y animarme a empezar a vivirla, pero esto no tiene nada que ver con lo religioso, sino con lo vincular... humano. Es además, en el único terreno en el que puedo intentar algo, aunque de hecho, no fue que lo intenté, sino que empecé a dejar de evitar los "golpes"... y los sentimientos,
En el otro ámbito, sólo espero que Otro opere cuando y como quiera, y Él ya sabe que de mí nada puede esperar.
Sentimental
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