InfoCatólica / Epístolas Matritensis / Categoría: Vaticano

16.09.09

Las reuniones con la FSSPX

Se nos tuvo que ir de la lengua ese cardenal vienés que tanto le gusta a mi compañero de armas Isaac García Expósito, y ya nos creíamos que las “negociaciones” con la Hermandad de San Pío X iban a comenzar ya mismito.

Le Figaro informa en su web, de la que se hacen eco varios blogs más, que antes de mitad de octubre, las negociaciones no comenzarán. Además, tendrán lugar en la más estricta confidencialidad, así que yo recomiendo que no se esperen titulares. Cuando los haya, me temo, será por las filtraciones que lleven a cabo los que quieren que esas discusiones fracasen. Son los de siempre, así que no voy a incidir más en ello.

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14.09.09

Porque no todo es criticar

Un comentario de una amable lectora de tierras vascongadas me ha movido a dedicar el post de hoy a la concordia. Movida por lo que interpreta como un “blog católico crítico", nos hace llegar sus impresiones, que son muy bienvenidas. Para eso tenemos el correo de contacto.

Lo primero es decir que no siempre la crítica es mala si nuestro deseo es la mejora del cuerpo de la Iglesia Militante. Los hay que no critican, porque viven imbuidos en una secta. Todo lo que les dicen les parece bien, y la Encíclica de Juan Pablo II Fides et Ratio nos enseña, en un muy-simplificado resumen, que nuestra religión católica no solo se basa en una fe ciega, sino en el razonar.

Dice también San Francisco de Sales, en una cita de la Filotea que me encanta, que hay que saber qué rezamos cuando entonamos nuestras oraciones, conocer su significado, pero que “hay que rezar en latín". Yo no voy tan lejos, porque en quinientos años el mundo ha cambiado como para pedir que se rece en Latín. Con lo que sí me quedo es que hay que saber razonar lo que hacemos, nuestra fe, y no repetir un mantra. Por eso rezar en la que ha sido la lengua de la iglesia durante 2.000 años rodea a la oración de un cierto misterio que demanda nuestra atención…

Pero me ahogo en un vaso de agua. Nunca desde nuestro blog hemos querido hacer una crítica destructiva. Se ha dado el caso una vez, y se pidieron disculpas extensamente. Claro que otros prefieren seguir en su halo de perfección y no mezclarse con “impuros". No puedo hacer más por ellos que rezar, y mucho, por ellos.

Cuando hemos dirigido una crítica, ha sido por el afán periodístico de denuncia de un hecho escandaloso, con el objetivo de que se corrija. Evidentemente, este ejercicio de libertad desconcierta a no pocos. Desde estas páginas, en muy poco tiempo, hemos denunciado las poco ortodoxas actitudes del Cardenal Martini, que cuenta con sus partidarios; hemos descalificado las palabras de un supuesto teólogo contra el sacramento de la confesión, y, por último, considerado las deficiencias comunicativas que rodean en la actualidad a la Sala Stampa de Santa Sede.

Pero no olviden los lectores que hemos aplaudido la valentía de Benedicto XVI en su inconmensurable viaje a Tierra Santa, que hemos narrado una de las más hermosas peregrinaciones que se pueden llevar a cabo en un país europeo, la de Chartres, que hemos alabado la iniciativa de un catedrático de la Universidad CEU-San Pablo para plasmar un Máster en Información Religiosa, en la que hemos participado con mucha honra, y hemos asimismo defendido la actitud de los obispos estadounidenses, al exigir que Obama no diera un discurso en la Universidad de Notre Dame.

Efectivamente, no todo es criticar en la vida de la Iglesia. Nuestro director dedicaba el domingo un post en el que deseaba un equilibrio entre noticias buenas y denuncias de heterodoxia. Desde estas epístolas, siempre al servicio de la Iglesia, adoptamos como propio ese compromiso, para Mayor Gloria de Dios.

No me queda más que agradecerles su fidelidad, totalmente inmerecida por mi parte. Nunca habría pensado poder atraer a tantos lectores y de tan distinto perfil. Ojalá sirva este medio para la conversión de algunos a la Iglesia que fundó Jesucristo, en la que por supuesto, son siempre bienvenidos como hermanos.

10.09.09

Comunicación en el Vaticano: el cable roto.

La Sala Stampa de Santa Sede no levanta cabeza. Desde que D. Joaquín Navarro-Valls se retirara, su sucesor jesuita ha logrado ser el objeto de miradas más que furiosas, y casi siempre a raíz del affaire FSSPX, en el que no se sabe exactamente quién tenía que llevar la batuta, y a Lombardi no le han llegado las instrucciones oportunas, lo que ha desembocado en declaraciones y desmentidos.

Y no es una cosa de ayer. Al Padre Lombardi, SJ, le llevan metiendo goles desde Ratisbona, durante el viaje a África, y el último ha sido el “desmentido que no desmiente” tras la filtración de Andrea Tornielli sobre la “reforma de la reforma".

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4.09.09

Dimite Dino Boffo, director de Avvenire.

Una de las cosas que diferencian a Italia y España es que en el país verdaderamente “latino", la Iglesia posee varios medios, entre los cuales se cuenta el diario Avvenire, que está entre los más leídos de ese país.

Me ha dolido leer en estos días la polémica suscitada en Italia con Berlusconi, en la que el diario ha tomado parte, como todo hijo de vecino, y de hecho como le corresponde al ser un creador de opinión pública. Un diario tiene derecho a tomar una postura editorial aunque el objetivo de esa opinión sea un presidente del consejo, y su gusto por el sexo opuesto.

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23.08.09

De reformas (o construcciones) veraniegas

Informábamos hoy en Infocatólica del último “soplo” que ha sentado bastante mal a Bastantes y Vidales. Lo cierto a pesar de desmentidos, no es una excesiva sorpresa, a tenor de las manifestaciones pasadas y presentes del antiguo Arzobispo de Toledo, Don Antonio Cañizares, y del propio Papa Benedicto XVI. Sorprende quizás lo rápidamente que se ha producido ese desmentido del Servizio Stampa. Sobre eso ya escribe Luis Fernando Pérez-Bustamante, y yo tengo poco que añadir.

El caso es que, a tenor de “reformas", el otro día comentaba con un religioso cómo la Forma Extraordinaria ha tenido ciertos cambios a lo largo de su historia, “reformas” que culminaron con el Misal que publicó el Beato Juan XXIII en 1962, y cuya apostilla ha sido la actualización de la oración por los judíos en el triduo pascual ordenada por Benedicto XVI (y que hasta donde yo sé se ha aplicado con ejemplar disciplina por las órdenes adscritas a Ecclesia Dei).

La discusión con este religioso fue francamente fructífera, ya que como seglar, no percibo a veces detalles que sólo una persona que hace de la Liturgia no ya el centro de su vida espiritual, sino de su vida diaria, puede aportar.

Me comentaba, por ejemplo, de cómo la Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II propuso cosas (que luego, obviamente se sacaron de contexto). El religioso me comentaba que en la Liturgia de la Palabra, las lecturas habrían sido más accesibles en lengua vernácula. Creo que a partir da la última reforma (1962) ya se comenzaron a leer las lecturas en lengua vernácula. También tratamos, algunos días antes de que volviera a aparecer la famosa carta del entonces Cardenal Ratzinger, la incorporación de las oraciones móviles, la ordenación de las lecturas bíblicas (calendario litúrgico), nuevos prefacios, oraciones y comunes que se usan normalmente en la forma ordinaria (algo que llevaría, sin duda, a un Misal de Benedicto XVI, dado el calado de esas reformas).

Sin saberlo, íbamos en la dirección que explicaba el Cardenal en aquella carta. Un rito, librado de los excesos modernistas, bien en lengua vernácula, bien en Latín, pero hilado con el misal de Juan XXIII -y quizás el de Pablo VI-, que no fuera una ruptura.

Porque no nos podemos engañar. Aunque en 1969 la disciplina imperante en la Iglesia facilitó la implementación del Novus Ordo Missae, o forma ordinaria, la ruptura fue en que no fue una reforma de la Misa, sino un misal totalmente nuevo, de lo que se deduce “ruptura". Precisamente, el Santo Padre es muy claro al respecto de que tienen “igual dignidad” (Cf. Motu Propio Summorum Pontificum), pero ha contemplado, durante todo el posconcilio, como se multiplicaban los abusos, las “liturgias creativas". etc. Todo amparado en el “Espíritu del concilio”

¿Es una reforma la respuesta?
Más que usar esa palabra, de amargo recuerdo protestante, soy de los que abogan por una reconstrucción. Los cimientos de nuestra Iglesia se hunden en 2.000 años de historia, y el “edificio” está dañado, quizás, pero está lejos de estar destruido. En su seno han surgido un buen abanico de movimientos que encauzan tal o cual modo de vivir la espiritualidad. Cuando se juntan, y trabajan juntos, surgen diócesis tan dinámicas como la de Toulon-Fréjus en Francia.

Y eso que apenas puedo hablar de focolares, kikos, etc. etc. Lo único que he tratado fuera de la iglesia diocesana ha sido a Opus Dei y Jesuitas, pero me doy cuenta de que los carismas que no me atraen a mi pueden ser un camino para otros. Es por eso que defiendo con uñas y dientes lo necesario de la forma extraordinaria: sin ella estamos obviando una parte importantísima de lo que ha sido, y desde luego aún es la Iglesia.

Por eso me alegra la “desmentida reforma", porque se va a poner remedio a los muchos prejuicios que sigue habiendo en torno a la forma extraordinaria y a quienes tratamos devotamente de expandirla en la Iglesia. Son cosas como estas las que dan sentido al término del conocido padre John Zuhlsdorf “brick by brick", es decir “ladrillo a ladrillo"…