Medjugorje: Lugar de controversia, pero también de conversión

La reciente visita del cardenal austriaco Christoph Schönborn a la localidad croata, Santuario Mariano para muchos, ha sido el acabóse para el obispo de Mostar-Duvno, Monseñor Ratko Peric, ordinario del lugar. Han sido demasiados años poniéndose la autoridad del obispo por montera, y que el que le haga el feo sea un Cardenal ya debe de haber sacado de quicio al mentado obispo croata, que ha publicado una carta abierta (original en italiano). La situación viene de bastante atrás. Hagamos memoria.

Desde 1982 un grupo selecto de videntes han recibido ya más de 40.000 mensajes de la Virgen. No es extraño en apariciones marianas que el grupo sea reducido. Aún en Fátima, más allá de los tres pastorcillos, nadie podía verla. Lo que llama la atención es la frecuencia, la cantidad de mensajes que, supuestamente, llegan a los videntes. En cualquier otra manifestación reconocida de la Virgen, siempre fueron pocos los mensajes, regulares, y muy puntuales en el tiempo. A día de hoy sabemos cuando iniciaron las apariciones, pero no cuando terminarán, si lo hacen algún día. Está por verse si todos esos mensajes cumplen un principio de no-contradicción entre sí y para con la doctrina. Según los “escépticos” de Medjugorje, solo la actitud de los franciscanos en contra del ordinario del lugar puede empezar a levantar sospechas. Como denuncia la carta, la mayoría de los religiosos implicados en el origen de las visiones han sido reducidos al estado laical, e incluso suspendidos a divinis en algunos casos.

Yo no quiero ser desconfiado, pero hay algo turbio en todo este asunto. Y el hecho de que estos Franciscanos tengan un modo de vida tan opuesto a su carisma original, y se junten con quien se han juntado, no disipa mis sospechas.

Pero bien es cierto que millones de personas han viajado (no diré peregrinado) a ese lugar, y se han dado conversiones espectaculares, como la de María Vallejo Nágera o la de una amiga a la que no mencionaré (pero es de sobra conocida), que vio la luz en ese lugar. Casos, dicho sea en justicia, que hacen mucho ruido, y que hablan de todo lo habido y por haber menos de la autoridad del obispo.

Luis comenta al respecto en la traducción de la carta (en Espada de doble Filo):

Y por cierto, el aparicionismo desenfrenado no es más que la manifestación más clara de la crisis litúrgica. Al desaparecer el Sacrum, el Mysterium del lugar natural donde se manifiesta, que es la liturgia (lo cual debería bastar para todo cristiano), se sale a buscar manifestaciones y visiones. Como si en la Divina Liturgia, correctamente celebrada, no se mostrara diáfano el Rostro de Cristo. Como si la ventana a lo Trascendente no se abriera todos los días en la Escala de Jacob que es el altar católico. No niego las apariciones, pero el aparicionismo, el afán por “ver” a Dios y a sus misterios en esta vida con los ojos de la carne, es otra cosa.

No puedo estar más de acuerdo, pero de todos modos llamar a la prudencia, que es lo que ha faltado siempre a la hora de hablar sobre este tema. Medjugorje puede ser un lugar de controversia, como lo es de conversión. El tiempo dictaminará si las apariciones son verídicas, y, sobre todo, qué conclusión se debe sacar de este fenómeno, el más longevo en cuanto a apariciones marianas se refiere.