Iglesia y autocensura
Todo había acabado bien, la lucha había concluido. Se había vencido a sí mismo. Amaba al Hermano Mayor. (George Orwell, 1984)
En 1984, Orwell presenta el proceso perfecto de anulación de la libertad en un estado totalitario. Durante toda la novela se detallan los distintos mecanismos externos para imponer un pensamiento único basando en la mentira. Pero sólo al final se revela la perfección de la opresión, que consiste en que el propio sujeto sea el que consienta la supresión de su voluntad.
La mentalidad actual reacciona con hostilidad hacia la idea de la censura, como si toda clase de censura fuera injusta. La experiencia y el sentido común demuestran que no es así. La censura es la consecuencia de que la libertad, incluso la de expresión, es inexistente si se niegan la verdad y el bien. Sin embargo, la censura puede deformarse de forma que, en lugar de servir al bien y a la verdad posibilitando así la libertad, sirva a otros intereses injustos. Muchas veces ha sucedido así.