La gracia, es causa primera; la voluntad, causa segunda
La existencia de Santo Tomás en tan temprano período del cristianismo me ha llamado siempre la atención ya que, qué sentido tendría que el Señor arrojara tanta comprensión de sus asuntos cuando apenas la Iglesia daba sus primeros pasos?

A mamá, en el lecho de muerte, le dije: - “Vete en paz. Estaremos bien. Nos veremos pronto!”; en cambio a papá solo le dije que se fuera tranquilo. No le dije que nos veríamos pronto. No se lo dije sino hasta ayer, 11 de abril, en su primer aniversario.
Soy la hermana mayor de un hombre de 53 años y de una mujer de 46.





