7.07.10

La contentera de Anais

Me doy cuenta cuán desconcertante ha de ser para muchos de ustedes hallar un blog como el mío en InfoCatólica en el cual la mayor parte del material es presentado en primera persona.

He escuchado decir que tras la primera persona se oculta la propia ignorancia y es posible, es más, creo es así en este caso; porque tratándose de este itinerario de fe, faltaría a la verdad si afirmara sabérmelas de todas, todas.

En este blog transcurro como por sobre un camino, sin preocuparme demasiado hacia donde voy porque, de todas formas, delante de mi va Cristo. En él me permito saltar de experiencia en experiencia, a la manera sencilla de una mujer sencilla que ama la sencillez; por lo mismo me deleito en presentar todo tipo de historias, historias de fe que provean a nuestra flaca memoria del recuerdo acerca de que la vida es un milagro.

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6.07.10

Estupor en primera persona

Mi humanidad… “¿Cómo mantenerla despierta?” J. Carrón

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Me he quedado “pegada” en el primer capítulo del libro de Monseñor Nicola Bux titulado La Reforma de Benedicto XVI. No paso de allí porque me resta concentración el que constantemente escucho en mi mente algunas frases que mencionó Vittorio Messori en la Introducción.

Messori, sumergido en su estupor, transcurre a lo largo de varias páginas, buscando explicarse qué fue lo que sucedió con la Liturgia tras el Concilio Vaticano II y –¡el cielo me ampare!- me sentí completamente identificada, no solo por la calidad de sus preguntas si no porque se expresa en primera persona, muy a mi estilo; tal y como creo que debería ser y como me secunda el propio Messori: explicarse en primera persona, es “la forma más simple de ser directos y claros”.

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5.07.10

4.07.10

¿Y qué tiene que ver mi humanidad con la fe?

De lo más duro que ha tenido para mi haber iniciado la Escuela de Comunidad de Comunión y Liberación es frecuentarme.

Rara vez nos frecuentamos, estamos más pendientes de lo que piensan, hacen y dicen los demás que de lo que pensamos, hacemos o decimos nosotros mismos.

Ustedes saben? Es facilísimo abrir la boca o sentarse ante el teclado a decir: “Pero mira qué incoherencia la que dijo aquél”, “mira cuán ingrato se ha comportado el otro”, “acaso es que el fulano no podía detenerse a pensar antes de hablar”?, “y éste, pero, qué es lo que se ha creído?”.

Es facilísimo hacer esto y es lo que con mayor regularidad hacemos.

Pues bien, la Escuela de Comunidad me pide prescindir de frecuentar las motivaciones o finalidades de los demás para frecuentar las propias.

Caray, pero eso es duro, durísimo.

Claro que lo es, y lo es porque te obliga a mirar tu propia incoherencia, tu ingratitud, tu impulsividad e imprudencia, tu exagerada estima de ti mismo, por citar algunos ejemplos. Y, vaya que eso duele. Es doloroso reconocer que estás tan o más herido que aquellos a los que criticas.

Para qué sirve reconocerse herido?
Para descubrir tu necesidad.

Necesidad de qué?
De humanizarte.

“Y qué tiene que ver mi humanidad con la fe?” [1]
Tiene que ver lo Infinito: “Mi humanidad se me ha dado para reconocer a Cristo”. [2]

Tiene todo que ver para una persona de fe.

(¡A ver cuán frecuentemente consigo “frecuentarme", ese será ahora el desafío!)

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Notas

[1]Julián Carrón, Ejercicios Espirituales de los universitarios de CyL, Rimini, Diciembre 2009
[2]Ibidem

3.07.10

Emigraremos del planeta, ¿supongo?

En relación a la multa sobre el video a Intereconomía solo unas breves palabras de una Latinoamericana que no tiene más cabeza -o estómago- que para esto:

Señores del gobierno español:

Si este es el ejemplo que pretende ofrecer como legisladores al resto del mundo en contra de todo aquél que considere que las marchas y otras expresiones públicas de los participantes del Orgullo Gay son grotescas, de pésimo gusto e indescriptiblemente absurdas, mejor así, que nos lo vayan diciendo.

Lo que pasa es que, señores, cuando se dispare su ejemplo como pólvora por el planeta, entonces, ¿adónde esperan que tendremos o podremos irnos a vivir todos aquellos que opinamos de esta manera?

Emigraremos del planeta, ¿supongo?

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Claro, como Latinoamericana estoy -por el momento- fuera del alcance de una multa, pero mientras tanto hago de su conocimiento que, como Luis Fernando Pérez, yo también soy Intereconomía.