“Pues, para mi está claro: tu vida no corre peligro”
Mi padre es un hombre saludable de 84 años quien después de tres torpes caídas (en una de las cuales se quebró dos costillas) se ha venido deteriorando física y emocionalmente al punto que ha caído en depresión. No me detendré en los pormenores nada más diré que sus males son una combinación de incómodas tonterías fáciles de solucionar.