¿Por qué exclamos ¡Ven! cada año como si fuera la primera vez?
Por la doctrina del sacramento del Bautismo conocemos que el Espíritu Santo es don que “vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado”; que es “primicia de nuestra herencia” así como “principio de la vida nueva en Cristo” gracias a Quien podemos dar fruto abundante. (CIC, II Parte, S. 2, Cap. 3, Art. 8)