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28.11.22

Ay! Quién tuviera esa dicha? Quién tuviera esa humildad!

El otro día mencionó José Miguel Arráiz en el Facebook su apoyo a un par de sacerdotes y de inmediato algunos saltaron cuestionándolo. Fue una conversación un tanto prolongada entre José Miguel y sus comentaristas, a la que decidí no prestar atención.  

Aquí mismo, en mi blog, muchas veces me veo obligada a eliminar comentarios fuera del tema, muy largos, insolentes o imprudentes. 

Desde hace varios años, según se ha ido acentuando la confusión, nos hemos vuelto muy hostiles entre nosotros.

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24.11.22

La fealdad del alma que vive sin Dios

“Así como en otro tiempo Dios, irritado contra los judíos, entregó a Jerusalén a la afrenta de sus enemigos [ ] así también ahora, airado contra el alma que quebranta sus mandatos, la entrega en poder de los mismos enemigos que la han seducido hasta afearla” De las homilías atribuidas a san Macario sobre la III de Pedro

No es solo que el alma se afea sino que se afea también la Iglesia.
Como Cuerpo de Cristo no podrá nunca ser fea pero podemos afearnos sus miembros. Actualmente lo somos; mucho más feos de lo que sospechamos.

No solo son feos los malos sino que, muchos de los buenos se afean porque, en su soberbia, olvidan pedir la gracia para evitar decepcionarse, desesperarse, frustrarse, enojarse, obsesionarse, etc. y que, por desdicha, cunde. . 

Por tanta cosa que solo es producto de la fealdad del alma que viven sin Dios es que no me extraña que esté airado y que, en nuestra soberbia, ni siquiera lo consideremos. Bien podría estar Dios, mucho, muy molesto.

Démosle oportunidad a la idea y verán que tiene sentido.

Si no, por qué sería que los malos tienen mayor influencia y poder; y, por qué los buenos sufren tanto y de tantas maneras?

Es cierto, el mundo siempre ha sido así pero no tan feo como ahora, por no creer en Dios.

Por lo que observo que sucede en todas partes y debido a mi impotencia, prefiero tomármelo como castigo divino que debo sufrir de tantos modos en que lo sufro y, por eso, lo considero la mayor oportunidad que pudiera jamás haber tenido, tal como aquellas que Dios da a sus colaboradores.  

Querías un camino claro para llegar a ser santo? Aquí lo tienes. Mi buen Jesús me lo muestra en la realidad. Por eso actúo en consonancia. Cada uno actuará en lo que corresponda.

Qué puede ser eso? Nada complicado, en lo mismo que la Iglesia siempre ha enseñado: vivir en gracia (sin pecado mortal) confesión y comunión frecuente, mucha oración; obras de misericordia (para empezar) algunas se presentarán como oportunidades de Evangelización a los propios miembros de la Iglesia que han caído en apostasía y herejía; lecturas piadosas, alejarse de distracciones y facilitar al alma estar en contacto con la verdad, el bien y la belleza.

El Señor irá instruyendo al alma que ha comprendido que su vida está oculta en Dios. Dará luces y todo lo necesario. Probablemente mucha ocasión para sufrir pero, qué mejor que eso? “Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad” (De Pablo)

Por cuánto tiempo? Por “dos mil trescientas tardes y mañanas, después el santuario será reivindicado” (del libro de Daniel 8, 1-26)

O sea, que el sufrimiento no será eterno ni la fealdad de la Iglesia o de las almas.

Amen 

 

8.11.22

Sobre el bien de la muerte

“Que la muerte vaya, pues, actuando en nosotros, para que también se manifieste en nosotros la vida, es decir, para que obtengamos aquella vida buena que sigue a la muerte, vida dichosa después de la victoria, vida feliz, terminado el combate, vida en la que la ley de la carne no se opone ya a la ley del espíritu, vida, finalmente, en la que ya no es necesario luchar contra el cuerpo mortal, porque el mismo cuerpo mortal ha alcanzado ya la victoria” San Ambrosio, Tratado sobre el bien de la muerte 3,9; 4,15

Descubrí a este experto restaurador.  

He mirado absorta algunos de sus trabajos que me han hecho pensar en lo que hace la Gracia en el alma que se pone en manos de su Hacedor.
En estos tiempos, si algo nos tendría que llenar de compasión es el sufrimiento debido a la falta de identidad de muchas personas; pero además, el grave daño para todo su ser que resulta de una caótica búsqueda de respuestas en personas y lugares en donde solo puede originarse mayor dolor y confusión.

Muy fácilmente, en poco tiempo, aquella persona adquiriría un aspecto deplorable al que, por lo regular, se habitúa.

Cualquiera que se haya reconocido pecador, aun sin haber caído en grave condición, sabe cuan fácil se corrompe nuestro ser sin ayuda de la gracia, por tanto, cuán cercana se puede llegar a tener la muerte definitiva. Mucho más cercana y real que tan solo tener un aspecto deplorable, que sería lo de menos. 

Esa muerte, que es como el óxido para el metal, es la verdadera; en cambio, la muerte a la que el Hacedor nos somete, es muerte que engendra vida. Es el trabajo de la Gracia, hacernos morir a nosotros mismos para darnos la figura con la que Dios Padre nos pensó, semejante al Hijo. 

Se puede observar fácilmente en las imágenes. 

Bendito Nuestro Señor Jesucristo por el sacramento de la Reconciliación  
Benditos los presbíteros que comprendar que deben pedir la gracia para estar disponibles para confesar y que, además, lo hagan por amor.

Los invito a ponerse en manos del Restaurador.

(Recomiendo verlo en facebook)

“Por ello, enseña el Apóstol que los que viven en esta vida deben apetecer que la muerte feliz de Cristo brille en sus propios cuerpos y deshaga nuestra condición física para que nuestro hombre interior se renueve y, si se destruye este nuestro tabernáculo terreno, tenga lugar la edificación de una casa eterna en el cielo” San Ambrosio, Tratado sobre el bien de la muerte 3,9; 4,15

16.10.22

Una vez y siempre, se deja triturar

“Cuando vaya a Santa Misa sepa que yace sobre el altar este cuerpo con sus heridas. Sepa que por eso el altar es sagrado y debe ser sagrado el recibir la santa comunión. Por eso es tan importante que el mantel sea blanco y también su alma a la hora de comulgar. De ahí que sea tan necesario que antes se confiese”
Maricruz Tasies

 

Ayer fui a una misa en la que había niños y el sacerdote hablaba para ellos.

La temática no era sencilla ya que había que mencionar el cielo, el infierno, el juicio, la oración, la justicia y la misericordia; sin embargo, el sacerdote lo hizo como un maestro que es. Alabado sea Dios! 

Recuerdo que pensé “cómo podría nadie salir de ahí sin deseos de ser santo?” Yo no pude evitarlo. 

Al salir de misa le dije a los papás de un par de niños que estaban ahí que comprendía la razón por la que uno de ellos quería ser sacerdote ya que, bajo la tutela de un predicador así, la influencia sobre el alma era benéfica y grande.

Les agradecí por ser padres y por dar a sus hijos la opción de crecer en santidad al aproximarlos a esa educación y formación.

Dios, en su Divina Providencia, coloca en lugares clave a quienes ama, tanto para que prediquen o para escuchar la prédica, tanto para formarse en la sana doctrina como para sufrir y expiar por su carencia.

Me ha tocado este segundo caso, por lo que -poco a poco- pidiendo la gracia, voy aprendiendo a reaccionar. Ahora comprendo que reacciones emocionales son signo de inmadurez pero también de soberbia, por tanto, debo vigilarme constantemente y tendré que hacerlo por todo lo que me resta de vida.

Se me ha dado sufrir por asuntos relacionados con la Liturgia. Es la razón por la que, cuando encuentro quien predica según Dios y celebra la Santa Misa según la Iglesia, quedo tan profundamente agradecida y así colmada de bondad, belleza y verdad, que me dura varios días. Es un gran consuelo ya que, a diario se me da sufrir por esa razón. Dios nunca me ha faltado.

Justo ayer después de misa tan edificante, conocí la noticia de la escultura hiperrealista de la figura del Manto de Turín de quien la ciencia supone podría ser Nuestro Señor Jesucristo.

Las fotografías que han divulgado me recordaron el altar, ya que la figura humana de varón con sus heridas, yace sin vida de espaldas sobre una superficie blanquísima como el mármol.

Lo que me recordó las diferentes superficies sobre las que sacerdotes de mi localidad, han colocado el Cuerpo de Cristo durante estos días que han celebrado misa en las casas (1).

La misa en casas, según enseña la Iglesia, es muy poco recomendable por diversas razones; por lo que, si se han celebrado, habría sido oportunidad para el sacerdote de formar a los fieles respecto a la sacralidad del sacramento de la Eucaristía y también de la Reconciliación ya que, sí todos aquellos que asistieron a misa en las casas comulgaran en Gracia, sería la forma de asegurarnos de estar haciendo las cosas según Dios. De este modo pude comunicarlo al sacerdote. 

Como dije, Nuestro Señor que nos ama nos coloca en el lugar preciso, por eso me deja sobrecogida la mansedumbre y humildad de quien, una vez y siempre, se deja triturar.

De mi parte, conservaré esas imágenes hiperrealistas para ayudar a mi flaca memoria a recordar que he pedido ser escondida en sus llagas.  

                    -O-

Señor Jesús,
bendice infinitamente a tus amados sacerdotes.

Santa María,
alcanza para ellos el deseo de santidad.

San José,
defiéndelos durante toda su vida.

Amen

 

 

(1)    Entiendo que en tierras de misión los sacerdotes colocan el santo cuerpo de Cristo hasta en piedras pero, no por eso deja de ser un lugar digno; de hecho, un video que vi ayer era en África con un sacerdote celebrando en medio de la pradera, aunque con toda dignidad y reverencia. 

12.10.22

Son guerreros de Dios, postrados lo declaran en cada Avemaría.

Maricruz T: - “No es por ser buenos que llegaremos al cielo sino porque, en estado de gracia, haremos el bien al modo de Dios. El bien que nos salva es el que hacemos en estado de gracia; de ahí la importancia de evitar el pecado, confesarse y reparar el daño”.

David G: - “Exacto. De ahí la importancia de hacer buenas obras en estado de gracia, por éstas aumentan la gracia”

No creo que nunca se hablará suficiente sobre la gracia que ha sido ver a los varones de rodillas rezando el Rosario a lo largo y ancho del mundo. No será nunca suficiente como tampoco lo se diga acerca de la Gracia de Dios y, por ende, de la Llena de Gracia.

Ser o no ser santo, esta es la cuestión” es el título del un libro del padre Royo Marín que recién empiezo. Que título tan atractivo! , aunque alguna vez se haya dicho algo parecido, pero no tan significativo.

El libro es un resumen de uno más extenso que escribiera el sacerdote años atrás y de lo primero que menciona es acerca de la determinación a ser santo; cosa que me parece han resuelto esos hombres que se tiraron al suelo a rezar el rosario, como los más pequeños y necesitados.

De deseo de santidad me hablan y yo, o nadie, para qué necesita más para saber que allí sucede algo diferente?

Alguien comentó el otro día que verlos rezar es igual que ver a las mujeres leyendo el horóscopo; es obvio que quien lo dijo lo hizo con mala intención pero, he ahí la cuestión: ni la mala intención le resta un ápice al gesto de verlos unidos rezando al lado de sacerdotes que tampoco se avergüenzan de mostrarse.

Jim Caviezel, el actor de La Pasión, dijo que, para ver algo sobrenatural has de atreverte a perdonar; cierto, pero añado que “para ver lo sobrenatural” solo hace falta vivir en gracia de Dios.

Lo grave es que, tanto han dejado de hablar de pecado que, parece que hubiese dejado de existir pero no, existe y por su causa -cualquiera- hasta quienes reconocemos su existencia, nos podemos condenar.

Por eso, estos hombres de rodillas son declaración de guerra al pecado, son guerreros de Dios y postrados lo declaran con cada Avemaría.

Sin proponérselo, nos dejan ver algo del mismísimo San José y mucho de la Señora María.  

Por supuesto, lo vemos debido a la vida en gracia que nos permite reconocerla cuando la tenemos delante.

Es eso “sobrenatural” de lo que habla Jim Caviezel.

Eso que nos conserva unidos con un mismo pensar y sentir.

 

Ahora deseo mostrarles las fotografías de los hombres de mi país rezando.
Observen bien: 

 

 

Por cierto, me dijo Alfredo, el organizador que ese día se sintieron muy amados de Dios y de María. Sin duda. Nosotros también. Dice que, además, se pudieron ver a mujeres e hijos que acompañaban a sus esposos, amigos, hermanos, etc. durante el rosario.