“Cuando vaya a Santa Misa sepa que yace sobre el altar este cuerpo con sus heridas. Sepa que por eso el altar es sagrado y debe ser sagrado el recibir la santa comunión. Por eso es tan importante que el mantel sea blanco y también su alma a la hora de comulgar. De ahí que sea tan necesario que antes se confiese”
Maricruz Tasies
Ayer fui a una misa en la que había niños y el sacerdote hablaba para ellos.
La temática no era sencilla ya que había que mencionar el cielo, el infierno, el juicio, la oración, la justicia y la misericordia; sin embargo, el sacerdote lo hizo como un maestro que es. Alabado sea Dios!
Recuerdo que pensé “cómo podría nadie salir de ahí sin deseos de ser santo?” Yo no pude evitarlo.
Al salir de misa le dije a los papás de un par de niños que estaban ahí que comprendía la razón por la que uno de ellos quería ser sacerdote ya que, bajo la tutela de un predicador así, la influencia sobre el alma era benéfica y grande.
Les agradecí por ser padres y por dar a sus hijos la opción de crecer en santidad al aproximarlos a esa educación y formación.
Dios, en su Divina Providencia, coloca en lugares clave a quienes ama, tanto para que prediquen o para escuchar la prédica, tanto para formarse en la sana doctrina como para sufrir y expiar por su carencia.
Me ha tocado este segundo caso, por lo que -poco a poco- pidiendo la gracia, voy aprendiendo a reaccionar. Ahora comprendo que reacciones emocionales son signo de inmadurez pero también de soberbia, por tanto, debo vigilarme constantemente y tendré que hacerlo por todo lo que me resta de vida.
Se me ha dado sufrir por asuntos relacionados con la Liturgia. Es la razón por la que, cuando encuentro quien predica según Dios y celebra la Santa Misa según la Iglesia, quedo tan profundamente agradecida y así colmada de bondad, belleza y verdad, que me dura varios días. Es un gran consuelo ya que, a diario se me da sufrir por esa razón. Dios nunca me ha faltado.
Justo ayer después de misa tan edificante, conocí la noticia de la escultura hiperrealista de la figura del Manto de Turín de quien la ciencia supone podría ser Nuestro Señor Jesucristo.
Las fotografías que han divulgado me recordaron el altar, ya que la figura humana de varón con sus heridas, yace sin vida de espaldas sobre una superficie blanquísima como el mármol.
Lo que me recordó las diferentes superficies sobre las que sacerdotes de mi localidad, han colocado el Cuerpo de Cristo durante estos días que han celebrado misa en las casas (1).
La misa en casas, según enseña la Iglesia, es muy poco recomendable por diversas razones; por lo que, si se han celebrado, habría sido oportunidad para el sacerdote de formar a los fieles respecto a la sacralidad del sacramento de la Eucaristía y también de la Reconciliación ya que, sí todos aquellos que asistieron a misa en las casas comulgaran en Gracia, sería la forma de asegurarnos de estar haciendo las cosas según Dios. De este modo pude comunicarlo al sacerdote.
Como dije, Nuestro Señor que nos ama nos coloca en el lugar preciso, por eso me deja sobrecogida la mansedumbre y humildad de quien, una vez y siempre, se deja triturar.
De mi parte, conservaré esas imágenes hiperrealistas para ayudar a mi flaca memoria a recordar que he pedido ser escondida en sus llagas.
-O-
Señor Jesús,
bendice infinitamente a tus amados sacerdotes.
Santa María,
alcanza para ellos el deseo de santidad.
San José,
defiéndelos durante toda su vida.
Amen
(1) Entiendo que en tierras de misión los sacerdotes colocan el santo cuerpo de Cristo hasta en piedras pero, no por eso deja de ser un lugar digno; de hecho, un video que vi ayer era en África con un sacerdote celebrando en medio de la pradera, aunque con toda dignidad y reverencia.