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4.02.17

Crónica de un zarandeo (II)

Esta será una crónica de lo que es la vida cotidiana de un católico común como yo en tiempos de fuerte zarandeo.

Doy por un hecho que el Señor sabrá sacar provecho para las almas que me lean. 

 “Os recomiendo que estéis alerta por los que promueven discordias y escándalos en contra de la doctrina que habéis recibido. Apartaos de ellos.” Del Oficio de Lectura del sábado del TO (Rm 16, 1-27)

Viernes 03 de febrero del 2017 

5:30am El amanecer promete un día soleado el que buena falta nos hace, máxime debido a que, se supone, estamos en verano.

8am Olvídense! No fui a misa! Hoy es viernes y es el único día de la semana en que puedo trabajar junto a Gabriela en la limpieza de la casa; de tal forma que para las 5:30pm espero llegar a la Hora Santa.

9am a 12md Labores del hogar. Recibo la noticia que mi hermana llegará de visita.

1:30pm en adelante. Mientras espero a mi hermana me entero de la noticia acerca del cardenal Burke y quedo consternada. No tengo tiempo para reflexionar sobre el suceso; lo haré más tarde, en silencio.

Mi hermana y yo hemos pasado una tarde como pocas. Partidas de risa porque, tratando de enhebrar una aguja, ninguna podía ni con los anteojos puestos. Con la boca llena de carcajadas recordamos que nos escabullíamos de mamá cuando, para lo mismo, reclamaba nuestra ayuda.  

5pm Salgo en auto a dejar a mi hermana a su casa ya que se va cargada de bolsas. Es mi intención regresar para la Hora Santa.

6pm  Sola y en silencio recordé que durante la tarde estuve pensando en el cardenal Burke a quien he venido siguiendo desde hace años debido a su aprecio por la misa tridentina; cosa que, una y otra vez, me remitía a los obispos alemanes y a tanto suceso que tiene a muchos de nosotros con los nervios crispados. Cosa que me hizo recordar lo que dijo mi párroco: “los obispos alemanes han dado siempre mucha lata” y, como son también alemanes quienes están detrás de la Soberana Orden de Malta, no debería de extrañarnos el que, entre ellos, sigan existiendo algunos necios, malos y tontos.

Es cierto! Por arte de magia no desparecerán así hagamos el mayor berrinche. Dios los permite y aunque su propósito lo desconocemos, al menos ahora tenemos claro que algo muy pero muy importante debe existir tras el enorme esfuerzo que vienen realizando por mantener vigente Amoris laetitia al punto que les demandara acciones para desacreditar a uno de los hombres que con mayor fidelidad ha servido a la Iglesia.

Cierto, enterarse ha sido alucinante, pero luchas internas existen y, aunque no se espera que sean de esa magnitud, sin embargo, es con lo que contamos por lo que, escuchen muy bien, uno debe pensarlo dos veces antes de permitir que el mal tenga ventaja sobre sus pensamientos y sentimientos ya que, permitirlo, es haber dado la batalla por perdida, sobre todo, cuando la batalla está ganada. ¡La ha ganado Cristo!

Lo que nos corresponde es, como buenos guerreros, permanecer bajo el delicado mandato de la Gracia; lo que supone el rechazo de discordias, resentimientos, ira, indignación, desolación, sentido de impotencia y demás frutos del corazón humano que en un cristiano nada demuestran a Quién le pertenece. Cosa que tendríamos que recordar ya que, el sentido de pertenencia es de lo primero que el mal querrá arrebatarnos. Querrá hacernos pensar que no existe asidero ni tenemos defensor.

Qué gran tontería! Basta! Acaso no nos fueron proclamadas las Bienaventuranzas?

Pues nada, saltemos de alegría por el cardenal Burke (quien, dicho sea de paso, ya lo debe estar haciendo) y entonemos cantos de gratitud y de alabanza a Dios Padre debido a que nos ha traído a un momento de la historia sobre el que Dios Hijo ha vencido.  

10pm Rezo de Completas. Como era de esperar, una hora más tarde, desperté con el libro en mi regazo.

R. Quiero que seais sabios para el bien y limpios de todo mal. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies.

V. Revestíos de la armadura de Dios, para poder resistir a las asechanzas del demonio.

R. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies.

Responsorio del sábado IV del TO (Rm 16, 19-20; Ef 6, 11)

 

3.02.17

Crónica de un zarandeo (I)

Esta será una crónica de lo que es la vida cotidiana de un católico común como yo en tiempos de fuerte zarandeo [1]

Doy por un hecho que el Señor sabrá sacar provecho para las almas que me lean. 

Jueves 02 febrero de 2017

7:45am Salgo entusiasmada para misa porque el párroco anunció que celebraremos la fiesta de la Presentación del Señor y la Purificación de María para lo que nos ha pedido que llevemos candelas que bendecirá.

8 am El párroco nos esperaba revestido de blanco a la puerta del templo. El resto de nosotros estaba sentado por lo que, desde el umbral y un poco riendo, nos llamó en voz alta para hacernos saber que debíamos entrar en procesión pero que antes y según el rito, bendeciría las candelas.

Una vez juntos, nos explicó con mucho cariño y con detalle lo que sucedería. Escuchamos muy atentos y contentos porque nunca habíamos celebrado esta fiesta en mi parroquia. Cosa que, dicho sea de paso, extrañará a muchos pero el caso es que fue un momento histórico.

De un tiempo para acá he tomado la decisión de asistir a misa a diario. No encuentro que exista otra mejor cosa que pueda hacer para ayudarle al Señor a sostenerme.

Uno, muy bien querría salir corriendo al comprobar por medio de conversaciones lo arruinados que estamos como católicos pero, a la vez, saltar de gozo por tener la clara conciencia de que la gracia, en lo poquito que colaboramos con ella, es la que realmente nos sostiene. Ante una evidencia tan innegable es que mi corazón agradecido asiste a misa.

9:30am Pues bien, salí de misa solo para encontrarme la noticia de los obispos alemanes la que he posteado en el grupo provida que administro en Facebook ya que les he hecho saber y han aceptado a regañadientes que, todo lo que se haga o deje de hacer respecto a Amoris laetitia, tendrá consecuencias para la defensa del sacramento del matrimonio y de la familia.

Al publicarla, los mismos de siempre comentaron justificando al papa y su documento. Algunos más, en silencio, le dieron ME GUSTA a la publicación.

Hoy, a diferencia de otros días, no se me han ido las horas respondiendo comentarios los que aprovecho para dar breves explicaciones con contenido doctrinal.

He tenido días verdaderamente agobiantes ya que, según sea la noticia que posteo, así revientan en ira los defensores del papa como, si por publicar los hechos, se lo estuviera atacando. Es la tónica en dicho grupo y en casi todo rincón de web.

Hoy, como he dicho, no ha sido intensa la discusión y me figuro que es porque muchos han ido entendiendo aunque prefieren mantenerse al margen de las discusiones. Solo los que se resisten a ver la realidad, siguen intentando justificar que en ciertos casos se dé la comunión a los divorciados vueltos a casar. Presiento que seguirá del mismo modo hasta que no suceda algo. Lo que no tenemos idea dé qué será, cuándo y de qué manera. Muchos tememos lo peor. 

8:00pm Rezo de Vísperas. Habiendo terminado y para variar, despierto a las 10pm con el libro en mi regazo. Es cosa de estarse haciendo uno viejo. Supongo. 

11pm Me encuentro en Facebook con que un miembro del grupo provida posteó un comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal de mi país publicado únicamente en su página de facebook respondiendo ante las dudas que despertó la noticia de la Conferencia Episcopal de Alemania.

Al respecto solo adelantaré que, a mi parecer, dicho comunicado nos ha sumido en mayor confusión; cosa que he hecho saber a un obispo y a un alto funcionario de una diócesis.

Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.

De esta forma es como irán conociendo de mi vida los asuntos relacionados con el día a día de un católico común de nuestro tiempo.  

Que sea el Señor quien saque provecho para sus almas. 

[1] Zarandeo: Acción de zarandear. Zaranda: Instrumento para cernir o cribar. 

13.01.17

¿Por qué soy todavía católica?

Papa emérito Benedicto XVI tiene un libro titulado “¿Por que´soy todavía cristiano?”. Un libro excelente, dicho sea de paso.

El caso es que lo escribió pensando en todas aquellas personas sin fe o alejadas de ella que podrían estar en búsqueda de respuestas.

No cabe duda de que en nuestros días a muchos la pregunta nos ronda en la cabeza al punto de que, por ejemplo, alguien dijo el otro día que encontraba que vivía una farsa, creo que refiriéndose a la Iglesia.

El caso es que, me pregunto, es la Iglesia una farsa? ¿Cómo comprobarlo de manera simple?

A mí no me parece una farsa, aunque en muchos sentidos, me lo parezcan las personas.

Por qué? Por algo muy simple que es que, no encuentro que exista algo más real que mi relación con la persona del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo.

Alguno de ustedes se figura cómo sería su vida sin dicha relación? Yo no.

Partiendo de esta certeza, todo lo que somos y en su mayoría hacemos, podría calificarse de farsa, pero no la relación que, inmerecidamente, nos ha transformado en hijos de Dios.  

El cambio profundo que realiza el Bautismo empieza a ser real a partir del hecho de que nos vincula como hermanos.

Si, de la relación con las Tres Divinas Personas deriva un vínculo real del cual obtenemos certeza por los efectos que produce; de tal forma que, como miembro del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, cada uno aporta en mayor o menor medida lo que de Suyo el Hijo nos concede, para edificación mutua.

Pues bien, la pregunta sigue sin responder: ¿por qué soy todavía católica?

Sigo siéndolo porque es real mi relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

La hace real el que dicha relación constituye vínculo de unión con Dios que arroja como resultado un vínculo fraternal tan verdadero como excepcional.

Tan real es dicha relación con sus resultados que, de no ser por ella, la Iglesia de Cristo no existiría; por lo que tampoco habría hermanos y hermanas que, a pesar de sus diferencias, poseen una historia en común.

Una relación que ha construido una historia en común es lo que hace que todavía sea católica.

Simple y llana sobrevivencia de una especie, la que -a partir de Cristo-, tiene como particularidad el haber sido matizada por el aspecto sobrenatural de la Gracia.

Al final, los católicos somos una especie de seres humanos que desea sobrevivir. Tan primitivos como siempre los humanos lo hemos sido. Tan católicos como siempre y todo debido a una simple relación que podría haberse quedado en lo meramente humano sino fuera porque la iniciativa divina la ha establecido.

Siempre echemos mano de estas certezas básicas que para algo el Señor las ha puesto ahí.

 

2.01.17

Sobre leyes ambiguas, policías, curas y bicicletas

Si la Ley de Tránsito establece que por determinada carretera no debes transitar en bicicleta y luego te quejas porque el Policía de Tránsito te extiende una multa, no debes culpar a la Ley sino a tu desconocimiento o desinterés en cumplirla porque la misma está hecha para proteger tu seguridad y la de tus semejantes.

Ahora bien, un Policía de Tránsito no es lo mismo que un Sacerdote pero, si un Sacerdote te ayuda a reconocer que has infringido la Ley de Dios así como a evaluar las consecuencias, es debido a que vela por tu seguridad y la de quienes te rodean.

Sin embargo, hoy día existen sacerdotes que se conducen según la situación de cada uno e indiferentemente de si cada quien posee conocimiento de la Ley y una conciencia recta.

Un Sacerdote que así se conduce vendría a ser como un Policía de Tránsito que te detuviera con el fin de conocer tu situación en lo que respecta a tus sentimientos y necesidades con el fin de colaborar contigo para que, desde tu conciencia, decidas si es justo o no cumplir la Ley de Tránsito.    

Es un caso absurdo, te habrás dado cuenta, ya que el Policía estaría actuando como si no creyera que posees capacidad para ser buen ciudadano y, en el caso de que fuera un Sacerdote, como si no creyera que la Gracia de Dios te capacita para cumplir la Ley.

Por no creer que la Gracia nos capacita es que surge la ambigüedad ante el cumplimiento de la Ley; sin embargo, ni la Ley de Tránsito ni la Divina admiten ambigüedad ya que, si lo hicieran, se vería comprometida tanto nuestra seguridad y el bien común como nuestra salvación.

Dicho sea de paso, por “ambigüedad” ante la Ley de Dios es por lo se ha pedido al Papa Francisco aclare sobre lo que expone el n. 303 de Amoris laetitia [1]  

Ahora bien, es cierto que “La primera mirada de Jesús no se fija tanto en el pecado de la persona como en su sufrimiento y en sus necesidades” [2], sin embargo, tanto a un Sacerdote como al Policía de Tránsito se les ha delegado resguardar tú seguridad por lo que, en primera instancia, es deber de su oficio asegurarse de que conozcas la Ley, apoyarte en su cumplimiento tanto como en meditar sobre las consecuencias.

El Policía de Tránsito te ayudará a su modo, es decir, exponiéndote la Ley de Tránsito y  extendiéndote una multa; muy probablemente incautará tu bicicleta.

El Sacerdote lo hará a su manera, es decir, en primer lugar actuará movido por creer en que Dios te ha dado capacidad para discernir el Bien del Mal por lo que, no solo se identificará con tus sufrimientos y necesidades sino que te expondrá la Ley con el fin de que obtengas mayor criterio para elegir y medir las consecuencias.

Habrás elegido el Bien por haber colaborado con la Gracia en la que el Sacerdote, en primera instancia, creyó.  

Del Policía de Tránsito podrías presentar quejas pero no del Sacerdote quien únicamente habrá actuado hacia ti en justicia pero también hacia Quien delegó en el su confianza.  

Es lo que en confesión hacían curas como el Padre Pío y el padre Löring, o no?

Ahora bien, tendríamos un gran problema, si fuera el cura el que hubiese andado en esa bicicleta.

 

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[1] Principalmente, a partir de lo destacado en negritas:

303. A partir del reconocimiento del peso de los condicionamientos concretos, podemos agregar que la conciencia de las personas debe ser mejor incorporada en la praxis de la Iglesia en algunas situaciones que no realizan objetivamente nuestra concepción del matrimonio. Ciertamente, que hay que alentar la maduración de una conciencia iluminada, formada y acompañada por el discernimiento responsable y serio del pastor, y proponer una confianza cada vez mayor en la gracia. Pero esa conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo. De todos modos, recordemos que este discernimiento es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena.

 [2] Vicente Huerta Solá

25.12.16

La fidelidad a Cristo y el sentido de la Navidad

Por dos mil años, el Padre, a través de unas cuantas personas, preparó a su pueblo para el nacimiento del Hijo.

Dos mil años después de que dicho acontecimiento cambió la historia de la humanidad, también a través de unos cuantos, el Padre preserva la memoria y su significado.

Nunca han sido muchos los que, de una generación a otra, transmiten el verdadero significado del plan de salvación de Dios a los hombres.

Desde Moisés hasta nuestros días, menos ahora que entonces, ha existido infidelidad a dicho plan no solo de parte de a quienes Dios ha encomendado la tarea de confirmarnos en sus caminos sino de la multitud que los sigue.

A lo largo de la historia, muchos de sus líderes y la mayoría del pueblo, no ha sabido contar con la gracia para guardar su fidelidad.

Como bien dijo alguien por ahí: - Siempre han existido quienes prefieren venerar al becerro de oro”.

Efectivamente, desde Moisés han existido suficientes becerros de oro y multitudes que los veneran. No es cosa de antaño o de nuestros días.

Por eso se puede decir que, dentro de la totalidad de los creyentes en el Dios único y verdadero, desde tiempo lejano, ha existido un grupo dentro de otro, uno de los cuales se ha mantenido fiel.

Sin duda la historia respalda la afirmación de que el grupo fiel crece o decrece según las circunstancias históricas.

Al respecto, Papa emérito Benedicto XVI anticipó que, incluso, en el porvenir se reduciría al mínimo y, que de allí, nacería de nuevo la Iglesia.

El caso es que el grupo fiel, no sin arduo trabajo, ha llegado a comprender que la fidelidad es un don que se ha de conservar con ayuda de la gracia.

Es por eso que se puede decir sin equivocación que la fidelidad es necesaria no solo para la propia salvación sino la de muchos ya que se les ha dado –precisamente- para cumplir con el encargo de transmitir la Verdad de una generación a otra.

Es por todo esto que, pese a las circunstancias, todavía se puede hallar quien felicite para Navidad comprendiendo lo que significa:

“¡Feliz Navidad! Qué bello decírselo a quien realmente lo entiende y lo vive. Las palabras cobran su verdadero sentido” Elluany Rojas Madrigal  

¡Feliz Navidad, queridos lectores!