Whatsapp, mi párroco y yo (IV) La Suprema Bondad
Tanta cosa que se nos ha venido encima que podría opacar la Navidad pero, no; no sucede.
No solo nos ha caído la gravísima y muy dolorosa firma de la norma terapéutica para el aborto sino que, mi párroco cayó gravemente enfermo justo del 8 de diciembre, día en que celebra su aniversario de ordenación sacerdotal. Tan grave fue que los médicos no daban mucha esperanza; sin embargo, sobrevivió.
Como muestra de gratitud por un librito que le regalé durante su convalecencia (es loco por los libros), me hizo llegar por WhatsApp un audio con el que he quedado conmovida ya que, no solo agradece el libro sino que me informa sobre el estado de salud a la vez que comparte un poquito de su dolor y temor pero también sobre su confianza y esperanza.
Le respondí de esta manera:
“Padre, me conmueven sus palabras ya que me confirman que no estoy equivocada cuando digo que usted es un sacerdote que nos enseña a ser realmente católicos.
Ayer que estuve en la misa con la que el padre Guido Villalobos [uno de mis párrocos] celebraba tantas cosas como las que usted celebraba al momento de caer enfermo.
Tuve que llorar pero fue porque no me cabía en el cuerpo la gratitud hacia Dios por la certeza de que he conocido a dos sacerdotes que son auténticos discípulos, tanto como lo pudieron haber sido Pedro, Santiago, Juan o cualquiera de sus sucesores. En ustedes veo la línea directa con las palabras y acciones de Nuestro Señor que me llegan como de su propia boca y manos.
Sí, Dios los ha elegido y lo ha hecho bien al llamarlos por su nombre.
Sufrir? Sí, que grandes sufrimientos han pasado!. Sabe usted que padre Guido estuvo también en un hilito de vida hace algunos años? Sufrir? Sí, pero “¿Por qué debemos sufrir? -se preguntaba Santa Bernardette quien, de seguido, decía: “Porque aquí abajo el amor puro no puede existir sin sufrimiento“
Así que, en ustedes compruebo que no solo han sido elegidos como sacerdotes el Rey de Reyes sino para probar el amor de su propia fuente, como quien dice, en su propia carne y sangre; es por eso que la santa terminó diciendo: “Oh Jesús, Jesús ya no siento mi cruz cuando pienso en la tuya".
Con mis palabras lo diría así: “ya no siento mi cruz porque me tienes en la tuya y es con tu poder y majestad que mi cuerpo sirvw para que, generación tras generación, cantemos glorias y alabanzas a nuestro Dios”
De esta manera el Señor le concede probar el amor puro que, con sus palabras y acciones, usted no da a conocer.
No tema, padre, Nuestra Señora nos tiene “en el hueco de su manto, en el cruce de sus brazos” aun cuando estamos en agonía pendiendo de la Cruz”
Para Navidad el mal que Dios ha permitido nos sobrevenga podría habernos robado la alegría, la confianza y la esperanza, pero no, “cuánto más intenso ha sido su poder mayor ha sido el de la Suprema Bondad” [1] algo así dijo hace tiempo Monseñor Fulton Sheen
La Suprema Bondad que vino a nosotros siendo un niño.
Bajo el calor y abrazo de tan suprema y reconfortante certeza que nos da Dios es que, ahora si que vale la pena llenarse la boca deseando a todos ¡Feliz Navidad!
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[1] “Cuanto más intenso es el mal, mayor es el temor a la bondad. Es por eso que la Suprema Bondad está clavada en una cruz” Mons. Fulton Sheen