El pueblo de California vuelve a abandonar al lobby gay
El lobby homosexualista pierde en su nuevo intento para burlar la voluntad popular de los californianos. En noviembre de 2008, la elección de Obama vino acompañada de otras sorpresas, y los mismos que masivamente votaron por el presidente del Partido Demócrata lo hicieron también por la Prop. 8. Los votantes de California ya habían mostrado su rechazo al gaymonio, y por segunda vez, para restituir el resultado de aquella votación que les habían birlado con triquiñuelas legales, consiguieron introducir en la Constitución del Estado Dorado que «sólo el matrimonio entre un hombre y una mujer es válido o reconocido en California»
Era la primera vez que el pueblo le daba la vuelta a una injusta resolución judicial. Luego vino el varapalo de Maine, en la que el pueblo derogaba una ley. Estas decisiones pusieron de manifiesto que la única manera de ir contra la ley natural es violentando la legislación o con procedimientos de filibusterismo político; en todos los casos en los que se ha sometido a consulta, el lobby ha sido derrotado. Incluso los dos estados más pro-homosexualistas (según el imaginario progre) daban la espalda a este supuesto derecho, y da igual el dinero (una desproporción absoluta en los dos casos), las influencias, la farándula, los medios de comunicación y las tácticas «gaystapo»
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