La tatara-tatara-tatara-nieta de Charles Darwin, Laura Keynes, se incorpora a la iniciativa Catholic Voices. El proyecto que coordinado por Jack Valero, Austen Ivereigh y Kathleen Griffin nació en los meses previos a la visita pastoral de Benedicto XVI a Inglaterra, fundamentalmente para que la voz de la Iglesia en los medios de comunicación contase con voces claras y preparadas.
En el último número del Catholic Herald Laura cuenta cómo volvió a la fe de su niñez después de una travesía agnóstica.
Hija de padre ateo y madre católica convertida al budismo (o sea, al agnosticismo) tuvo la suerte de ser bautizada católica. Sus padres y el ambiente le llevaron «lejos de cualquier contacto con la Iglesia»
Al contrario que muchos jóvenes, el comienzo de un doctorado de filosofía en Oxford le obligó a reevaluar su escala de valores: «las relaciones, el feminismo el relativismo moral, la santidad y dignidad de la vida»
Y, ¡oh paradojas del destino!, la lectura de «El Espejismo de Dios» del autodenominado ‘apóstol de la ateísmo’ le llevó a conclusión de que:
«el nuevo ateísmo parecía albergar un germen de intolerancia y desprecio por la gente que sólo servía para socavar las proclamas de los ‘humanistas’»
Recuerda el caso del ateo más famoso del siglo pasado, Antony Flew, ser consecuente con sus postulados fue la puntilla. Para Flew se resumía en «sigue el argumento hasta sus últimas consecuencias», y dejó de ser ateo.
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