El verano no es temporada de manzanas (reload)
Cuentan que, en su época de Nuncio, San Juan XXIII a los postres de la cena de una recepción oficial ofreció una manzana a una señora que iba inapropiadamente vestida –o desvestida, según se mire–. Dicen que lucía un exagerado escote y que Roncalli le dijo: «por favor, acéptela, sólo después de comer la manzana Eva descubrió que iba desnuda»
Una anécdota que llama la atención por dos aspectos. Primero la sutileza, la delicadeza, el no acostumbrarse «porque es lo normal, porque no hay que parecer raros». Una actitud que choca del modo más brutalmente salvaje con un paseo por la calle en verano, no sólo en una playa nudista. No sólo.
Y en segundo lugar lo poco que se predica sobre virtudes tan básicas (de base) como son la modestia o el pudor. Es como si diese vergüenza. Una las principales consecuencias es dejar sin fundamento a otras virtudes como la pureza, la castidad, o el amor.
Unas virtudes que dignifican a la persona (por cierto, son virtudes unisex, para todos). Hay ambientes tan embrutecidos que son impermeables a cualquier planteamiento ético y para los que quizá sólo fuesen eficaces enfoques estéticos. Casi me atrevería a decir que una ley como la que rige en la localidad italiana de Tropea sería un grandísimo paso. Ley que permite cierto destape siempre y cuando lo que se vaya a enseñar merezca la pena verse.
Lógicamente es broma, aunque la ley exista y tenga el íntimo convencimiento de que la simple posibilidad de que se te acerque una pareja de la policía, y te diga «tápate feo/fea», tendría un efecto positivo más inmediato que recordar los motivos de la «santidad de tu cuerpo»
En cualquier caso, no tiro la toalla, y como el verano no es temporada de manzanas os recomiendo dos lecturas con dos enfoques:
- «Elogio del pudor» de José María Iraburu para una visión más trascendente
- «Retorno al Pudor» de Wendy Shalit para una fundamentación más de moral natural, para esos que creen equivocadamente que es «un tema de católicos»
Éxito asegurado, lo digo por experiencia.
Este artículo fue publicado en 2013. Tuvo cierto éxito y varios asiduos lectores me pidieron que lo republicase, homenaje a ellos, a la temporada y a la socarronería del recién reconocido santo.
8 comentarios
Con lo que no estoy de acuerdo es con la viñeta. Es una auténtica falacia. La mujer del burka vive en una sociedad no sólo machista, sino también dictatorial, que le impide (no sólo a las mujeres) toda libertad. Ella no puede elegir su ropa, ni prácticamente ningún aspecto de su vida.
La mujer del bikini es libre para vestirse decente o indecentemente, para trabajar, para estudiar, para viajar, para decidir y elegir.
A la mujer del burka le obligan a vestir así, la otra lo hace porque quiere(el problema es que quiera, pero esa es otra cuestión)
Saludos
Así que ni pudor, ni intimidad, ni perrito que te ladre. Estamos al descampado desde hace tiempo y parece que la cosa va a más.
Grecia había pasado por un proceso de decadencia parecido, antes de terminar dominada por los aún no tan corrompidos romanos. Conocida es su caída final en la sodomía, pero mucho antes las crónicas relatan un hecho que pone en evidencia que la actual Ley de Tropea tiene remotos antecedentes:
Una conocida cortesana estaba siendo juzgada por un grave delito. Las cosas iban de mal en peor en la causa, estaba acorralada y la sentencia condenatoria ya se daba por descontada. En la sesión en la que la dicha sentencia iba a ser leída, ella se puso de pie y se desnudó frente a los jueces. Salió absuelta. Era muy bella.
O sea que todas esto que nos quieren vender como "novedad", en realidad huele a naftalina. ¡Buahaaaaaaaaaaaaáá, qué plomazos! Conocemos el final de la película: vino el Cristianismo y puso las cosas en quicio.
¿Volverá el Cristianismo?
Castellani responde: "Puede que sí o puede que no. Si es 'no', entonces la Parusía".
A nosotros nos toca luchar para que vuelva.
¿Y por qué? porque el burka les libera de las miradas "lascivas" de los hombres, o así lo ven ellas. Es muy interesante leer algunos testimonios de mujeres pastunes: criadas en ese concepto desde la imfancia, para ellas el burka es una especie de "coraza", que les protege de un mundo de hombres (violento, con frecuencia abusivo) donde corren muchos peligros. Una forma también de que sus interlocutores no les valoren por su grado de belleza, su edad, o su expresión, sino por su voz y palabras. Probablemente una adolescente con granos en la cara comprendería muy bien ese sentimiento de miedo de salir al mundo "a cara descubierta", y el alivio de poder ocultarse.
Cuando las mujeres pastunes van a países occidentales y se lo quitan, con frecuencia no pueden soportarlo y acaban volviéndoselo a poner, o escogiendo un velo amplio, que les tape casi del mismo modo.
No es un tema de una ley o dos, o de buscar un culpable, sino de modificar todo un concepto social. Eso lo deben hacer los pastunes y no será un proceso rápido o fácil.
¿Coser en casa? ¿De verdad alguien piensa que recomendar a las chicas coser en casa y taparse el cuerpo como en los años cincuenta va a descubrirles el mensaje de Cristo?
Para los que están luchando muy duramente por la Nueva Evangelización este tipo de comentarios tira por tierra todo su esfuerzo (que es muy grande y desinteresado, se lo aseguro). Una cosa es objetar la falta de respeto elemental y otra es escandalizarse porque la gente va más fresca en pleno verano. ¡Por favor señores!
Y por cierto Ricardo, ¿decadencia los griegos? Depende en qué sentido… en el político sí después de la muerte de Alejandro pero no veo qué tiene que ver esos con el tema de hoy (por no hablar de ¿qué tiene que ver la sodomía, (que por cierto no tuvo su auge social al final de la Grecia clásica sino que ya en Homero y en mitos antiquísimos aparece como componente de los relatos), con vestirse con menos ropa en verano?).
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