El año pasado nos la robaron por las buenas. Porque sí. El Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, en su artículo 11 decía: “La asistencia a los lugares de culto y a las ceremonias civiles y religiosas, incluidas las fúnebres, se condicionan a la adopción de medidas organizativas consistentes en evitar aglomeraciones de personas, en función de las dimensiones y características de los lugares, de tal manera que se garantice a los asistentes la posibilidad de respetar la distancia entre ellos de, al menos, un metro”. Por el deseo de ser más estrictos que el propio gobierno nos dejaron sin semana santa y sin culto público durante dos meses.
Este año son posibles las celebraciones con fieles, aunque guardando algunas medidas. La Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos ofrece indicaciones para este presente año 2021, que actualizan las del 2020. Entre otras cosas, pide que en templos parroquiales se celebre el domingo de ramos únicamente con la fórmula tercera a la hora de iniciar la misa, que consiste en celebrar la misa sin más y sin bendición de ramos. Vale. En Madrid se ha permitido también la fórmula segunda. Me sorprende que Madrid vaya en contra de la Congregación.
Interesante lo del jueves santo. Desde Roma, además de suprimir el lavatorio, parece lógico, se suprime la procesión con el Santísimo al acabar la misa y simplemente se reserva en el sagrario.
Me sorprende que según la Congregación para el culto divino la celebración de la vigilia pascual solo se pueda llevar a cabo en iglesias catedrales y parroquiales. ¿En monasterios no? ¿Hay algún problema sanitario? Las normas de Madrid no hablan de la vigilia pascual, luego habría que seguir las de la congregación. Según esto, por ejemplo, ¿no se podría tener la celebración de la vigilia pascual en el Valle de los Caídos, en Silos, en Montserrat, en Samos, en la Oliva, en las Huelgas, en Tulebras?
Por supuesto, procesiones nada. Culto en el exterior, nada.
Me gusta esa idea de procesionar al revés, es decir, dejar las imágenes en los templos y que puedan pasar los fieles. El caso es inventar.
Limitaciones, normas a veces contradictorias. Vale. Ahora toca a ministros y fieles ver cómo celebrar la semana santa lo mejor posible.
A los sacerdotes, ver cómo conseguimos exprimir todas las posibilidades para conseguir celebrar estos días haciendo compatibles liturgia y sanidad. Yo no veo problema sanitario en, por ejemplo, el traslado del Santísimo al monumento y dejar los templos abiertos para la adoración. Tampoco para iniciar la vigilia pascual en el exterior, ni para que los fieles puedan encender su velita. Dicen que el problema es que luego tienen que soplar para apagarla. Toca sentido común y toca también defender los derechos de los católicos, porque no parece demasiado lógico que estén calles, bares, comercios, llenos y que luego tengamos que andar con toneladas de papel de fumar para celebrar nada menos que el triduo pascual.
Y a los fieles laicos, deciros que este año hay que estar como nunca. Toca asistir a los oficios y en multitud, que vean que los católicos existimos. Y toca aprovechar todas las posibilidades que nos dejan: visitar monumentos, acudir a los templos a venerar imágenes y pedir a los sacerdotes y obispos que se hagan las cosas bien. Ya saben que servidor, mea culpa por la desobediencia a Roma y Madrid, inició el domingo de ramos en la calle. Fueron los fieles quienes lo pidieron: “a ver, somos pocos y vamos a tener mucho cuidado, ¿dónde está el problema para hacer una pequeña procesión como siempre?”
En estos próximos días será difícil mantener el blog. Feliz triduo. Feliz Pascua.