Cuatro de la mañana de un domingo de Ramos
Son las cuatro de la mañana. Llevo en la capilla de la adoración perpetua desde las tres. Es mi turno de cada domingo: de tres a seis de la madrugada. Feliz turno. Mi compañero y yo nos habíamos ofrecido una noche cada uno y finalmente sólo ha sido necesario pasar una noche entre los dos.
Ayer me ofrecieron la posibilidad de suplirme en la guardia, pero no lo consideré necesario. Es verdad que el día es complejo: domingo de Ramos y por la tarde reunión del consejo económico, pero por eso mismo es bonito estar ahora en la capilla. Mas que bonito, es todo un privilegio. Estoy pasando la noche de Ramos a solas con Él.