A Rafaela le dieron con la puerta jubilar en las narices
Mira que es poco partidaria de pisar Madrid. Pero no ha quedado más remedio que ir “de médicos” y en eso sus sobrinos son inflexibles. Si hay que ir al médico, se va, y como al final siempre hay que hacer varias cosas, pues se pasa unos días con ellos en la capital, tan tranquila y así se mueve menos.
Afortunadamente, lo del médico, bien. Pequeños controles, una analítica de urgencia, revisión de la boca y hasta gafas nuevas, que, ya que estamos, hay que aprovechar para todas estas cosas.
Perfecto, Rafaela, así que en una semanita todos los objetivos cumplidos. No te quejarás.