7.05.17

Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante

Evangelio del cuarto domingo de Pascua:

En verdad, en verdad os digo: “el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños".
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante“.
Jn 10,1-10

Estamos las manos del Buen Pastor. Solo a Él debemos escuchar. Debemos cerrar nuestros oídos a los que buscan robarnos la salvación. Debemos negarnos a seguir los pasos de quienes nos muestran una senda distinta a la marcada por Cristo. Y debemos ser fieles aunque nos causa “problemas". Esto nos dice San Pedro:

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6.05.17

Es dura esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?

Evangelio del sábado de la tercera semana de Pascua:

Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: -Es dura esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?
Jesús, conociendo en su interior que sus discípulos estaban murmurando de esto, les dijo: -¿Esto os escandaliza? Pues, ¿si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida, la carne no sirve de nada: las palabras que os he hablado son espíritu y son vida. Sin embargo, hay algunos de vosotros que no creen.
En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que le iba a entregar. Y añadía: -Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.
Desde ese momento muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él.
Entonces Jesús les dijo a los doce: -¿También vosotros queréis marcharos?
Le respondió Simón Pedro: -Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.
Jn 6, 60-69

Cuando Cristo dijo que debíamos comer su carne y beber su sangre, muchos de sus discípulos le abandonaron. Él no intentó convencerles retirando la enseñanza que les acababa de dar. Cuando dice “las palabras que os he hablado son espíritu y son vida” no está negando, como neciamente enseñan casi todos los protestantes, que no hay que comer su carne y beber su sangre. Está diciendo que SUS palabras, es decir, TODAS las que había pronunciado antes, eran absolutamente verdaderas.

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5.05.17

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna

Evangelio del viernes de la tercera semana de Pascua:

Los judíos se pusieron a discutir entre ellos: -¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Jesús les dijo: -En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Igual que el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así, aquel que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron: quien come este pan vivirá eternamente.
Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Cafarnaún.
Jn 6,52-59

Si el Hijo vive por el Padre, nosotros solo podemos vivir por el Hijo. Y vivimos por el Hijo si nos alimentamos de Él. Bien sabemos que tal cosa es posible por la Eucaristía, sacramento excelso.

San Justino, en el siglo II, da testimonio de cómo entendían los cristianos las palabras de Cristo. Leemos en su Apología:

Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie le es lícito participar, sino al que cree verdaderamente nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.

Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida ordinaria, sino que, a la manera que Jesucristo, nuestro Salvador, hecho carne por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que Dios procede, el alimento sobre que fue dicha la acción de gracias –alimento del que, por transformación, se nutren nuestra sangre y nuestras carnes- es la carne y la sangre de Aquel mismo Jesús encarnado.

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4.05.17

¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?

Primera lectura del jueves de la tercera semana de Pascua:

Un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: «Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto». 
Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y pégate a la carroza».
 Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: «¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó: «¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?». E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: Como cordero fue llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia? Pues su vida ha sido arrancada de la tierra.
El eunuco preguntó a Felipe: «Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús.
Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: «Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.
Hech 8,26-38

Leer la Biblia y meditar en ella es cosa buena, recomendable, beneficiosa para el alma. Pero no siempre es fácil comprender lo que aparece en la Escritura. El caso del eunuco etíope es ejemplo de ello, pero el propio San Pedro nos lo indica:

… y considerad que la longanimidad de nuestro Señor es nuestra salvación. Así os lo escribió también nuestro querido hermano Pablo según la sabiduría que se le otorgó, y así lo enseña en todas las cartas en las que trata estos temas. En ellas hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente -lo mismo que las demás Escrituras- para su propia perdición.
2 Ped 3,15-16

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3.05.17

Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?

Evangelio del miércoles de la tercera semana de Pascua:

Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replicó: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.
Jn 14,6-14

Hace mucho tiempo que buena parte de nosotros somos cristianos pero, ¿conocemos al Señor? ¿vivimos como si fuera un elemento más de nuestras vidas o es el centro de todo lo que hacemos y somos? 

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