Sin mí no podéis hacer nada
Evangelio del miércoles de la quinta semana de Pascua:
Jesús dijo a sus discípulos: Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
Jn 15,1-8
Toda la vida cristiana parte de dos verdades fundamentales: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5) y “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Fil 4,13). Sin Cristo, nada. En Cristo, todo. Y no hay más.