Ya aburren con esa acusación, decía el obispo Romero
Este texto pertenece a una homilía de Monseñor Romero. Comentando el pasaje de Romanos 15,4-9, decía:
La Palabra de Dios, pues, según San Pablo en la lectura de hoy, tiene que ser una palabra que arranque de la eterna antigua palabra de Dios pero que toque la llaga presente, las injusticias de hoy, los atropellos de hoy y esto es lo que crea problemas. Esto es ya decir: "la Iglesia se está metiendo en política, la Iglesia se está metiendo a comunista". Ya aburren con esa acusación. Ténganlo en cuenta de una vez, no se mete en política, sino que es la palabra como el rayo de sol que viene desde las alturas e ilumina, ¿qué culpa tiene el sol de encontrar su luz purísima charcos, estiércol, basura en esta tierra?. Tiene que iluminarlo, si no, no sería sol, no sería luz, no descubriría lo feo, lo horrible que existe en la tierra; así como también ilumina la belleza de las flores y le da el encanto a la naturaleza. La palabra de Dios, también, hermanos, por una parte ilumina lo horrible, lo feo, lo injusto de la tierra y alienta el corazón bueno, los corazones que gracias a Dios abundan que se iluminan con esta luz eterna de su palabra divina.
Esto es predicar hoy la palabra, predicación que, como en los tiempos de los profetas, tiene que crear problemas y tiene que despertar odios y tiene que sacudir resentimientos, hasta la forma más vulgar que hemos llegado a ser el objeto. Pero, hermanos, que la basura sienta odio de la luz es gloria de la luz. Ser calumniado por quienes se sienten tocados en su injusticia es un honor. Por eso les digo, hermanos, a mí no me aflige la calumnia. Yo les agradezco las innumerables manifestaciones de solidaridad que me llegan en estos días, pero les digo, tengan alegría y confianza, que no me afligen, al contrario, me honran.
Independientemente de las razones concretas que llevaron a este obispo a decir eso, ¿no es ese discurso vigente para cualquier época?