Interesante entrevista sobre el ecumenismo a la teóloga alemana Jutta Burggraf
Lo copio de Zenit, agencia de información católica a la que quiero felicitar y dar las gracias por su gran labor al servicio de la Iglesia.
El ecumenismo no está en crisis, llega a su madurez
Habla la teóloga alemana Jutta Burggraf
PAMPLONA, martes, 17 julio 2007 (ZENIT.org).- El ecumenismo no está en crisis, «sino en una situación de mayor madurez: vemos hoy más claramente lo que nos une y lo que nos separa».
Lo comenta a Zenit la experta en ecumenismo Jutta Burggraf, alemana y profesora de Teología Sistemática y de Ecumenismo en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
El reciente documento «Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia», publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, según la teóloga, «ha puesto el dedo en la llaga y, al mismo tiempo, ha señalado en qué dirección deberían ir los futuros diálogos ecuménicos».
–El nuevo texto de la Congregación para la Doctrina de la Fe recuerda que no aporta ninguna novedad, sino que subraya la doctrina de la Iglesia ante algunas interpretaciones incorrectas. ¿Qué tipo de errores se cometen, en este sentido, en el movimiento ecuménico?
–Burggraf: Efectivamente, se puede considerar el ecumenismo como un movimiento único –suscitado por el mismo Espíritu Santo–, cuyo fin consiste en promover la unidad entre los cristianos en todo el mundo. En este movimiento participa cada una de las comunidades cristianas desde su perspectiva propia. Y cada una tiene su comprensión específica sobre lo que es la deseada unidad.
Actualmente, está ganando mucha influencia la llamada «teoría de las ramas» («branch-theory»), que fue elaborada por la Asociación para la Promoción de la Unidad de los Cristianos en el siglo XIX y ampliada en el siglo XX. Según esta teoría, el cristianismo se entiende como un árbol. Lo que tienen las diversas confesiones en común, es el tronco, del que salen varias ramas exactamente iguales: la Iglesia católica, las Iglesias ortodoxas y las Iglesias que han salido (directa o indirectamente) de la Reforma protestante.
Los católicos no podemos aceptar esta teoría. No buscamos una super-Iglesia (con una concepción «federalista» de la unidad).
Según nuestra fe, la unidad de la Iglesia de Cristo no es una realidad futura, hoy inexistente, que tendríamos que crear todos juntos. Ni tampoco es algo repartido entre diversas comunidades, que sostienen doctrinas a veces contradictorias.
Es más bien una realidad que, en su núcleo esencial, ya existe y siempre existió, y que subsiste en la Iglesia católica: está realizada en ella –a pesar de todas las debilidades de sus hijos– por la fidelidad del Señor a lo largo de la historia.