Este cascó un huevo, este le echó sal…
Cuando mis hijos eran bebés y no había forma de que se tomaran la papilla o los purés de verdura, solía contarles la historia que mi madre me aseguró haber usado conmigo en situaciones similares. Abriendo una de las manos y empezando desde el dedo meñique, les decía:
Este cascó un huevo, este le echó sal, este lo frió, este fue a por pan y este, gordo gordito, se lo comió, se lo comió, se lo comió….. y cucharada “pa dentro”.
Pues bien, ayer asistimos a una versión mediático-política del huevo cascado y finalmente comido. La cosa queda así:
A la Ser llegó una noticia, la Ser la analizó, la Ser la manipuló, la Ser la emitió y el PSOE e IU, socialistas y comunistas, se la tragaron, se la tragaron, se la tragaron… y atizaron a la Iglesia.
Es obvio que determinados medios de comunicación hacen de chulos proxenetas que explotan a esa señora llamada verdad, anteriormente casta y hoy obligada a trabajar vendiendo su alma. Cuando la verdad sale a hacer la acera para vender sus encantos a consumidores sin escrúpulos, se disfraza de “verdad a medias”. Una vez captado al cliente, se quita del todo su ropa para convertirse en mentira. Y entonces el otro paga, abusa de ella y la utiliza para satisfacer sus instintos perversos.