11.07.08

Con permiso.... encuentro una imprecisión en un libro del padre Ladaria

No soy teólogo ni probablemente lo sea nunca, así que puede que me equivoque en lo que voy a decir, pero….

Tengo el libro “Teología del pecado original y de la gracia” de Luis F. Ladaria, SJ, a la sazón nuevo secretario general de la Congregación para la Doctrina de la fe. Es precisamente el libro sobre el que el padre José María Iraburu escribió un artículo que se ha hecho famoso en estos días gracias a Religión Digital. El caso es que no tengo claro que el padre Iraburu acierte en lo que él menciona y sin embargo pasa por alto algo que a mí me resulta una obvia imprecisión.

Vamos al texto, página 116-7:

Pero pienso que no debemos afirmar que la generación sea formalmente la causa de la transmisión del pecado. Trento no ha querido insistir en esto y en ningún caso mantiene una posición pesimista respecto de la procreación. En las declaraciones magisteriales se ha querido evitar sobre todo que la transmisión del pecado se considere cuestión de simple “imitación", es decir, que el pecado anterior a cada uno sea algo exterior a él. Por ello hay que afirmar que desde que un hombre entra en el mundo se encuentra realmente inserto en la masa de pecado de la humanidad, en una situación de pecado, de ruptura de la relación con Dios. Es claro que no se realiza desde el primer instante la ratificación personal, por parte de cada uno, de esta historia de pecado, pero esto no significa que esta inserción sea menos real. A continuación, al tratar de manera más específica el pecado original de los niños, volveremos sobre esta cuestión. En todo caso, la transmisión del pecado original por generación significa que éste es un elemento más de la condición humana que cada uno recibe por el hecho de su nacimiento, y que los efectos de este pecado están presentes desde el primer instante.

Bien, el padre Iraburu sostiene que “la explicación del profesor Ladaria no logra estar conforme, aunque lo intente, con la doctrina de la Iglesia, y que más parece explicar la transmisión del pecado original imitatione que generatione“. El padre Ladaria afirma que el magisterio sostiene que la transmisión del pecado no es simple “imitiatone” a la vez que niega que la generación sea “causa formal” del propio pecado. Quizás esa negación va encaminada a negar la idea de que la generación tenga como fin la transmisión del pecado, cosa que no es. A decir verdad la generación siempre tiene como objetivo transmitir la naturaleza, y desde Adán esa naturaleza está herida por el pecado. La Iglesia, en muchos documentos de su magisterio, ha enseñado siempre que la transmisión del pecado original es “por generación". Por eso al profesor Iraburu no le parece admisible la explicación de esa transmisión porque “desde que un hombre entra en el mundo se encuentra realmente inserto en la masa de pecado de la humanidad", sobre todo si esa entrada en el mundo se refiere al nacimiento y no a la concepción.

Precisamente por eso, ojo a esta frase:

- En todo caso, la transmisión del pecado original por generación significa que éste es un elemento más de la condición humana que cada uno recibe por el hecho de su nacimiento, y que los efectos de este pecado están presentes desde el primer instante.

Da la sensación de que Ladaria sitúa el nacimiento como el momento cronológico en que se “adquiere” el pecado original. Y no es así. El pecado original se “adquiere” en la concepción. De lo contrario, el dogma de la Inmaculada Concepción no tendría sentido. Y además, dado que el teólogo asegura que ese pecado original es un elemento más de la condición humana, no tiene sentido situar el nacimiento como el momento en que el pecado está en la persona, ya que somos personas desde el mismo momento de nuestra concepción.

A falta de una aclaración, creo que estamos ante una imprecisión que puede conducir al error doctrinal, si es que no es error doctrinal en sí misma. Maestros tiene la Iglesia que nos lo aclararán.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Aclaración de José María Iraburu respecto a las calumnias de Religión Digital

En los últimos días, el sacerdote y teólogo José María Iraburu está siendo objeto de una campaña difamatoria en Religión Digital. El padre Iraburu envió ayer una nota aclaratoria al director del medio. Es la siguiente:

Sr. Dn. José Manuel Vidal

Director de RELIGIÓN DIGITAL

Le ruego tenga la bondad de publicar esta nota:

————————————————

Escribe José Manuel Vidal que “el teólogo [Iraburu] que se atrevió a llamar hereje al viceguardián de la Fe de la Iglesia es un sacerdote muy próximo a la Falange española", etc. Dos afirmaciones falsas en una breve frase.

-Es falso que yo llame “hereje” al P. Ladaria. Simplemente, en una breve obra de 2005, en la que analizo en un capítulo a varios autores actuales, al tratar de la Teología del pecado original y de la gracia, publicada en 1993 por el profesor Ladaria, afirmo que “la explicación del profesor Ladaria [sobre el modo de transmisión del pecado original] no logra estar conforme, aunque lo intente, con la doctrina de la Iglesia". ¿Eso es “tachar de hereje” a ese Autor? Yo tenía idea de que el señor Vidal respetaba e incluso apreciaba la discrepancia entre teólogos.

-Es falso igualmente que yo sea “muy próximo a la Falange española". Yo no tengo proximidad, grande o pequeña, con ningún partido político. En una ocasión (una) me invitó el escritor Luis María Sandoval a darles en Madrid una conferencia y celebrar una Misa, y acepté la invitación, como acepto tantas otras. Eso fue todo. Y una tercera falsedad:

-También es falso que “sobre Ladaria pareciera insinuar que le tilda de ‘relativista’ “. Basta leer mi escrito para comprobar que no es así.


José María Iraburu

Gracias

Hasta ahí la aclaración del padre Iraburu. En mi opinión esto es ni más ni menos que un movimiento más para intentar desacreditar a aquellos que osaron criticar y denunciar los errores doctrinales del “Jesús” de Pagola, entre los cuales está este sacerdote y teólogo. Se piensan que ridiculizándoles o calumniándoles van a conseguir ayudar a Pagola, cuando lo único que ayudaría al teólogo vasco es que la revisión de su libro eliminara todos y cada uno de los errores metodológicos y doctrinales que son señalados en la Nota de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la CEE. Ya sé que eso es pedir un milagro, en los que no tengo claro que crea el propio Pagola, pero otra opción de arreglar esta situación no veo.

Eso sí, apuesto a que como Monseñor Javier Martínez, arzobispo de Granada, arremete hoy en una entrevista contra el “Jesús” de Pagola, esos mismos medios le atacarán recordando lo del canónigo que le metió en juicio u otros problemas que ha tenido en su archidiócesis. Son así. Está en su naturaleza. No pueden evitarlo. Es su forma de ser “hijos de la Iglesia".

Luis Fernando Pérez

PD: Me congratulo de que la nota se haya publicado en Rumores de Ángeles. Ese es el camino.

10.07.08

No basta con resistir, hay que recuperar terreno

Gal 3,24
De suerte que la Ley fue nuestro pedagogo para llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe.

Cuando Dios dio la Ley a Israel la intención era, entre otras, educar a su pueblo para que anduviera en el bien y no se lanzara por la pendiente del mal. De hecho, la Ley era preparatoria del propio Cristo, de quien recibimos la gracia y la justificación. La Ley era la maestra que señalaba el error, sin el conocimiento del cual es complicado poder evitarlo. Mas el apóstol San Pablo, que no era sospechoso precisamente de creer que el mero cumplimiento de la ley nos salva, reconocía que podía seguir siendo útil

1º Ti 1,8-10
Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina.

Si eso se dice de la Ley mosaica, se puede igualmente decir de toda legislación que busque moldear la conciencia de una sociedad. En ese sentido, el socialismo sabe que la forma de ganarse el alma de España es a través de una legislación que marque las pautas de lo que, a posteriori, ha de ser aceptado por la mayoría de la sociedad. No buscan el consenso porque saben que el mismo acabará llegado una vez que sus leyes de ingeniería social lleven años funcionando.

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9.07.08

Losantos rectifica, o la diferencia entre ser buen periodista o un manipulador

Federico Jiménez Losantos acaba de reconocer que la información que dio ayer en su programa, en el sentido de que hubo monjas católicas que recibieron autorización de sus superiores para abortar no es cierta, que es una leyenda urbana y que en todo caso la doctrina de la Iglesia Católica es clara al respecto: el aborto nunca está justificado.

Yo le agradezco su rectificación, que le honra y que deja las cosas claras. Está por ver si quienes han situado sus palabras de ayer en primera plana serán capaces de informar, siquiera en un recuadro perdido, de su rectificación de hoy.

El buen periodista cuando se equivoca, reconoce su error. El mal periodista cuando se equivoca, insiste en seguir dando como verdad lo que es mentira. Y en relación a Losantos, la Cope y la Conferencia episcopal, hemos asistido a un espectáculo dantesco en las últimas semanas, del que todavía NADIE ha pedido excusas por inventarse noticias.

Dicho esto, no puedo por menos que recordar el caso de ese sacerdote barcelonés, Manel Pousa - ¡¡¡YO NO ME OLVIDO, Monseñor Sistach!!!-, que afirmó haber pagado abortos en un periódico y que hasta el día de hoy no ha desmentido tal declaración ni ha manifestado su arrepentimiento público por haber hecho semejante salvajada. Si a Federico, que es agnóstico, le hemos pedido que rectificara, ¿qué no habría que pedir a ese sacerdote o a su cardenal arzobispo? Si Losantos, que no ha pagado ningún aborto, ha rectificado, ¿qué no habrá que pedir a quien sí pagó abortos y sigue ejerciendo como sacerdote?

Como dije ayer, no cabe componenda alguna con la cultura de la muerte, de la cual el aborto y la eutanasia son sus principales frutos. Ni política, ni informativa ni socialmente podemos hacer otra cosa que oponernos radicalmente.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Minuto 52, 15 segundos
http://www.cope.es/copealo.php5?nomAudio=progarchivo_12155936031722119680.mp3&titulo=La+Tertulia

En vista de los comentarios habidos, creo oportuno añadir lo siguiente a mi post:

1- Ayer Losantos dijo algo incierto respecto a las monjas violadas y forzadas a abortar, como dando por hecho que la doctrina de la Iglesia no es rotunda en su condena del aborto en todos los casos en que se produce, incluido el de violación. Eso es lo que él ha corregido hoy. Y eso es lo que otros “periodistas", en especial los que le quieren fuera de la Cope, son INCAPACES de hacer cuando han contado mentiras.

2- Losantos personalmente no está a favor del aborto. Ayer dijo muy claramente que cree que lo mejor es que todos los embarazos lleguen a término y que se tome la medida de dar en adopción a los niños no deseados. Al mismo tiempo, mantiene personalmente una idea sobre el trato legal que debe recibir el aborto, que no es exactamente la misma que la de la Iglesia, la cual quiere que el aborto sea siempre un delito. De hecho, canónicamente la pena SIEMPRE es la de excomunión. Pero….. sí, resulta que hay un pero. Cito de la web Ius Canonicum:

Al ser una pena de excomunión latae sententiae, se debe aplicar el canon 1324 § 1, 9º, por el cual si el sujeto ignoraba sin culpa que su conducta lleva aneja una pena, la pena se convierte en ferendae sententiae. Y si ignoraba totalmente que con el aborto está infringiendo una ley, el canon 1323 , 2º exime totalmente al infractor de una pena. Además, según el canon 1324 § 1, 4º y § 3, si el sujeto es menor de edad no incurre en pena latae sententiae.

Ahí vemos, pues, que a las menores de edad que abortan no se les aplica la pena de excomunión. E incluso tampoco a los que desconocen, sin culpa por su parte, de la extrema gravedad del acto. Es decir, estamos viendo que aunque la Iglesia considera el aborto SIEMPRE como un delito, como un grave pecado, pueden darse excepciones en cuanto a su condena canónica. Eso no es comparable a una legislación que despenalice determinados supuestos, lo cual hace que el aborto no sea siempre un delito, pero es obvio que ni siquiera la propia Iglesia está dispuesta a castigar el delito con la misma contundencia en cualquier circunstancia de la persona. De hecho, llega a no castigarlo canónicamente. El mero hecho de ser menor de edad, que no exime de tener conciencia moral, impide la excomunión (aunque sigue siendo un pecado mortal).

3- Lo ideal sería que la totalidad de los directores de programas de la Cope se ajustaran como mano a guante a la doctrina de la Iglesia en este tema. Y en caso de que personalmente no estén de acuerdo con alguno de los extremos de dicha doctrina, deben de abstenerse a manifestar su desacuerdo por respeto al ideario de la cadena. Máxime cuando estamos ante un asunto “innegociable", ya que lo que está en juego es la dignidad de la vida humana. Aquí sí es necesario que la empresa deje bien claro qué se puede decir y qué no.

Dicho eso, yo prefiero convencer a quien duda o desconoce en parte la doctrina católica, sobre todo si no es creyente, en la seguridad de que una vez que la persona entiende las razones de la Iglesia y las acepta se convierte en un buen instrumento para defenderlas. Y tanto más si estamos ante un caso, como es el del aborto, en que la presión social va exactamente en dirección contraria a la de la Iglesia.

8.07.08

No puede haber compromiso en el tema del aborto

En el asunto del aborto no caben posiciones intermedias. Una vez que el espermatozoide se une con el óvulo surge una nueva criatura, genéticamente distinta de su padre y de su madre, que aunque dependerá de la madre para sobrevivir es un ser esencialmente distinto a la misma. Y esa criatura es humana. Por tanto, eliminarla voluntariamente es cargarse a un ser humano. Obviamente no a un ser humano adulto. Ni siquiera es un bebé humano. Pero somos tan humanos nada más ser concebidos como lo seremos en la vejez. Todos, absolutamente todos los hombres y mujeres que habitamos este planeta hemos sido embriones. En ese sentido, poner una “fecha” a partir de la cual un ser humano tiene derecho a la vida, es absurdo. Porque, ¿qué razón hay para decir que el ser humano tiene derecho a ser protegido cuando tiene ocho semanas de vida? ¿por qué no a los 4 años? ¿por qué no a los diez minutos? Si es humano, tiene derecho a vivir tenga la edad que tenga.

Por tanto, todo aborto es un asesinato. Incluido el que se provoca a una niña de 13 años que se ha quedado embarazada tras una violación. La criatura que lleva en su seno es tan humana como ella y eliminarla es eliminar a un ser humano. Incluso cuando la vida de la madre peligra, cosa prácticamente impensable con los actuales avances de la ciencia, el matar a su hijo o hija no es moralmente aceptable. La razón es obvia: no es legítimo matar a un ser humano para salvar la vida a otro.

Toda legislación que despenalice el aborto es un ataque frontal a la vida humana. El hipotético derecho de las madres no puede construirse sobre la destrucción de lo más sagrado, que es la vida de sus hijos. Y nadie puede llamarse cristiano y estar de acuerdo con la legalización de la destrucción de la vida humana en el seno materno. Los políticos no son una excepción. Si son cristianos, no pueden quedarse de brazos cruzados ante el aborto. En España no bastaría con mantener la ley como está. El objetivo final ha de ser dar una protección total a la vida humana desde su concepción.

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