Jose Antonio Pagola ha publicado un artículo en Religión Digital (o RD se ha hecho eco del mismo) en el que asegura que a la Iglesia le ha entrado miedo. Lo más curioso del caso es que para defender su tesis acude a un pasaje del evangelio. Se me dirá ¿y qué tiene eso de particular? ¿no es aceptable acudir a la Escritura para sustentar una tesis sobre el estado actual de la Iglesia? Pues depende del cómo y para qué. La Escritura la citó hasta el mismísimo Satanás para tentar a Cristo. No voy a comparar aquí al ángel caído con el teólogo reconvenido por la comisión episcopal para la doctrina de la fe, pero sí diré que incluso cuando Pagola cita la Escritura se las arregla para mantenerse en sus trece. Y así considera como un “trabajo” del evangelista Mateo el pasaje en el que Cristo anda por las aguas. Por supuesto Pagola no se cree que Cristo hiciera tal cosa, pero era necesario que el evangelista ilustrara su enseñanza con un relato mitológico.
Es decir, no se trata de que se aproveche un milagro para dar un mensaje con contenido espiritual para la Iglesia, sino de que uno se inventa una mentira, a la que reviste de hecho milagroso, para dar ese mensaje. Típica construcción del protestantismo liberal que tan alegremente han asumido una legión de teólogos católicos “modernos", que difícilmente pasarán a la historia como algo más que una “pesadilla” en la teología católica a lo largo de los siglos, pero que de momento hoy y ahora siguen minando la fe del pueblo sencillo.
Pagola asegura que “en la Iglesia de Jesús ha entrado el miedo y no sabemos cómo liberarnos de él. Tenemos miedo al desprestigio, la pérdida de poder y el rechazo de la sociedad. Nos tenemos miedo unos a otros: la jerarquía endurece su lenguaje, los teólogos perdemos libertad, los pastores prefieren no correr riesgos, los fieles miran con temor el futuro.”
Hombre, hable por usted en todo caso. Yo no sólo no tengo miedo, sino que estoy absolutamente esperanzado ante el futuro de la Iglesia. De hecho, la condena -sí, he dicho condena porque creo que lo es- de su falso Jesús por parte de los obispos españoles me parece una señal de esperanza. El comprobar que los pastores hacen aquello para lo que han sido encomendados es motivo de alegría, aunque por un momento sea duro para algunos fieles el ver como lo que ellos creían un Jesús maravilloso, el que usted se fabrica en su libro, no es el Jesús de la Iglesia. Si en verdad son fieles, aceptarán el criterio del magisterio.
Ciertamente usted ha perdido la libertad para enseñar un Jesús que no es el Jesús de la fe y de la historia sino su concepto personal del mismo. En realidad usted ha perdido la libertad para enseñar el error desde dentro de la Iglesia. Fuera enseñe lo que le parezca. Reedite su libro diez mil veces y venda millones de ejemplares. Al fin y al cabo, ya dijo San Pablo que en la fe hay “niños, que fluctúan y se dejan llevar de todo viento de doctrina a capricho de los engaños de los hombres y de las astutas maquinaciones del error” (Ef 4,14) y que “vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas” (2ª Tim 4,3-4). El éxito editorial de la heterodoxia está garantizado en determinadas épocas.
Respecto al supuesto miedo de la Iglesia a la pérdida del poder y al rechazo de la sociedad, pues mire usted, depende de cómo se analice la cuestión. ¿A qué poder se refiere? Al mundano no, supongo. De ese la Iglesia tuvo mucho en otras épocas y no es precisamente algo de lo que haya que sacar pecho. Pero no dirá usted que los obispos de hoy quieren volver a esos tiempos pasados, ¿verdad? Y el rechazo de una sociedad que se ha paganizado y hedonizado bestialmente, ¿a quién le extraña? ¿No fue Cristo el que dijo “Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo“? ¿Eso lo dijo el Jesús de la fe y de la historia -o sea, el de las Escrituras- o es otro “trabajo” de un evangelista para loor y gloria del Jesús de Pagola?
No, la Iglesia no tiene miedo a que esta sociedad la rechace. Más bien debería tener miedo a que la aplaudiera la España abortista, del matrimonio gay, del “Mar adentro” de Amenabar, del doctor Montes y de la Educación para la tiranía masónica de ZP y sus compañeros de logia. Yo estaría espantado si en la España actual la Iglesia fuera vista con buenos ojos por aquellos que, aun en medio del calor abrasador de la crisis que tenemos encima, siguen blasfemando contra el Dios del cielo y de la tierra (Ap 16,9); y contra su Iglesia, por supuesto.
Luis Fernando Pérez Bustamante