La presencia del jesuita Masiá en la Iglesia es una blasfemia
Sí, es una blasfemia que un cura, y además jesuita, ponga en boca de Jesús, aunque sea de forma imaginaria, las siguientes palabras:
¡Ojo!, Nicanor, querrás decir que te salvas a pesar de la cruz, no por la cruz; lo que a mi me salvó fue la vida definitiva en la que me introdujo el Espíritu de Abba.
y
N. Pero Tú sabias que después venía la resurrección.
J. No, Nicanor eso lo dicen los teólogos romanos, que se olvidan de lo que significa que os precedi en la fe como “pionero de salvación “(Hebr. 2,10) y “pionero y consumador de la fe” (Heb. 12, 2; en ambos casos la palabrita griega, perdona la pedantería, es “arjegós”, que Alonso Shökel atinó a traducir como “pionero”). Más vale que leas a Pagola. A Ratzinger, tan agustiniano siempre, le cuesta asumirlo y hace malabarismos escolásticos para hablar de mi conciencia, como si temiese decir que yo tuve fe. Tienes que olvidar muchas teologias medievales: que si el sacrificio redentor, que si había que pagar infinitos euros de compensación por la culpa, que si el Siervo de Yavé merece más cuanto más sufre, como dicen al son de las guitarras los de cierto Camino espiritual de moda en tu tierra, o que hay que saborear el sadismo de Mel Gibson en su pelicula…
¿Es que NADIE va a hacer NADA de forma INMEDIATA? ¿Hay que esperar años y años a que la Iglesia ponga donde se merece a un desalmado que pone en boca de Cristo su incredulidad y sus herejías?
A mí todo esto me da mucho asco. ¡¡MUCHO ASCO!!