Hugo Chávez, otro modelo de anticristo
Tiempos complicados y recios para la Iglesia en Venezuela. Como cabía esperar, el personaje que dirige el país sudamericano ha decidido que los obispos católicos venezolanos, y con ellos toda la Iglesia, son las próximas víctimas de su totalitarismo de corte populista-socialista.
Es obvio que estamos ante un sujeto que no acepta la menor crítica y que se arroga sobre sí mismo y su régimen la identidad de toda una nación, cosa bastante típica de todos los dictadores. Por eso, cuando el cardenal Urosa ha advertido del peligro de la deriva totalitaria del chavismo, se le han echado encima cual jauría de perros rabiosos.
A todo esto, lo que el cardenal dice es ni más ni menos que aquello que el propio Hugo Chávez lleva diciendo desde hace años. El presidente venezolano pretende instaurar un socialismo “bolivariano” que en el fondo es un refrito del castrismo que tiene sumida a Cuba en la miseria desde hace medio siglo. La diferencia entre Chávez y Castro es que el primero tiene petróleo y, por tanto, dinero para financiar sus delirios imperialistas. Digo imperialistas porque a pesar de que al bocazas -sigue resonando en mis oídos el ¿Por qué no te callas? de nuestro Rey- le encanta acusar a EEUU de ser una nación imperialista, es él quien está intentando exportar su revolución al resto del continente americano. Ciertamente no le están saliendo bien las cosas, pues países como Honduras, Perú y Colombia no parecen dispuestos a elegir como mandatarios a marionetas del dictadorzuelo caribeño.