Si el profeta Elías levantara la cabeza
Es conocido por todos que en Bolivia coexiste el cristianismo, en su versión católica mayormente pero con una presencia creciente del protestantismo, con los herederos de la religión indígena precolombina. En dicha religión, de clara connotación pagana, juega un papel muy importante el consumo de coca y esté encaminada al culto de Amaru, Mallku y la Pachamama. Precisamente el culto a la Pachamama, la madre tierra, ha formado parte del discurso del presidente Evo Morales en repetidas ocasiones. Es la versión antigua del difundido culto a Gaia entre los seguidores modernos de la Nueva Era.
Que exista pluralidad religiosa en el país andino no tiene nada de particular. Parece evidente que en un sector importante del pueblo aymara no ha calado del todo la religión cristiana. Se da el caso que en muchos de ellos se da una especie de combinación de creencias en el Dios cristiano y los dioses de sus antepasados. El problema es que el verdadero cristiano sólo puede adorar al Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, sin dejar lugar para la adoración a deidades paganas, que en la Escritura son descritas en numerosas ocasiones o como espíritus inmundos -vulgo demonios- o como la nada más absoluta.
El caso es que, contraviniendo lo que es un claro mandato de la Revelación cristiana, católicos y protestantes han participado este año -y creo que no es la primera vez- en un acto sincretista con miembros del Consejo de Guías Espirituales Amautas. Por la parte católica estaba presente un jesuita -¿a alguien le sorprende?- quien al parecer jugó un papel importante en el acto pues rogó por la “unidad en la diversidad".