La educación católica y su impacto en la sociedad
Según un estudio de impacto socioeconómico que ha realizado PwC, por cada euro que se invierte en la educación católica, la sociedad recibe cuatro veces más. Dando por hecho que el estudio está bien hecho, la conclusión es que, a nivel económico la educación católica le sale rentable a España.
Ahora bien, ¿cuál es el factor esencial para medir la repercusión de dicha educación? El dinero no, desde luego. Más del 18% de la educación en el nivel no universitaria está atendida por instituciones vinculadas a la Iglesia católica. ¿Cúantos alumnos de esos centros son católicos practicantes? ¿Cuántos en relación a los colegios públicos? ¿Cuántos de los más de cien mil profesores? ¿Alguien lo sabe?, ¿alguien lo estudia?, ¿alguien lo analiza y saca consecuencias?
Según los datos del CIS del año 2017, el porcentaje de jóvenes entre 18 y 24 años que son religiosos practicantes -lo cual no incluye solo a los católicos- es del 3,4%. El de aquellos que no creen en nada alcanza el 47,7%. El resto creen pero no practican nada o practican muy poco.
No hace falta ser un lince para llegar a la conclusión de que el impacto religioso de la escuela católica es mínimo. Estamos ante un fracaso histórico.
No sería justo atribuir solo a la escuela católica dicho fracaso. La familia debería ser el lugar principal donde se transmite la fe. Lo que ocurre es que estamos ya en una generación de padres que en su mayor parte no son católicos practicantes. Y no se puede transmitir lo que no se tiene. Si hubiera una escuela que mereciera realmente el nombre de católica, esa drama familiar podría amortiguarse. Pero díganme ustedes cuántos colegios católicos conocen a los que NO se puede aplicar lo que tan brillantemente ha definido Pedro Luis Llera como “La Escuela Intranscendente del Nuevo Paradigma”.
De hecho, raro es el mes en que InfoCatólica, a través de RIES, no informa sobre alguna actividad llevada a cabo en un centro católico incompatible con la espiritualidad cristiana. Esos centros no solo no forman en la fe católica, sino que deforman.
Si el presente es sombrío, el futuro puede ser tenebroso por completo. Con apenas un 3% de católicos practicantes entre los jóvenes, ¿qué posibilidades hay de que haya familias auténticamente cristianas en los próximos 20 años? Ni aunque tuvieran la “suerte” de casarse entre sí o, cosa que no suele ser fácil que pase, los practicantes casados con no practicantes consiguieran educar a sus hijos en la fe, el porcentaje de jóvenes católicos dentro de dos décadas puede ser absolutamente marginal, inferior al 1%. Es más, ¿de dónde van a salir los futuros profesores católicos para las escuelas católicas?
Decir esto no es ser profeta de calamidades, sino analista de los hechos. El catolicismo español está en plena agonía y va a desaparecer casi por completo si nada cambia.