14.01.12

La Congregación para la Doctrina de la Fe y el sentido común

La Congregación para la Doctrina de la Fe ha cumplido con su deber al ordenar la retirada de un libro de un pastor metodista, Pablo Manuel Ferrer, de la editorial católica San Pablo. El pastor no es evangélico, como se asegura en muchos medios. Pertenece a lo que se conoce como protestantismo liberal, que no se diferencia gran cosa de los teólogos heterodoxo-modernistas que sufrimos desde hace décadas en la Iglesia. La lástima es que todos “nuestros” liberales no se vayan con el pastor Ferrer a su chiringuito eclesial. Y también es una lástima que John Wesley no levante la cabeza para poner a ese pastor en el lugar que se merece.

El tal Ferrer sostiene los típicos tópicos que la teología liberal, auténtico cáncer y peste negra de la teología cristiana, ha venido defecando desde hace siglo y medio. De la Biblia dice que es una obra social y cultural que además se contradice a sí misma. Niega de forma bastante clara que sea revelación de Dios. En relación a la sexualidad, sostiene exactamente todo lo que es contrario a la fe católica. Y, en definitiva, no está nada claro que merezca el calificativo de cristiano.

A pesar de todo ello, a la editorial “católica” San Pablo en Argentina no se le ocurrió mejor idea que encargarle un libro con motivo de una colección de ecumenismo. Digamos que aceptamos la idea de que una editorial católica publique obras de teólogos no católicos. Es cosa habitual en las últimas décadas. Ahora bien, a mí no me cabe la menor duda de que en ese bendito país deben de existir decenas y decenas de teólogos protestantes cuya visión sobre la sexualidad y el matrimonio sea muy parecida o idéntica a la de la Iglesia Católica. Es más, podría dar algún nombre. Y, sin embargo, en la editorial han buscado a quien más alejado está no solo de la fe católica, sino de cualquier cosa que huela a fe cristiana. Y, ustedes me lo perdonarán, yo no me creo que eso sea una casualidad. Estoy convencido de que los responsables de esa decisión son tan liberales -y por tanto, tan poco católicos- como el pastor Ferrer.

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13.01.12

Lo que va del Supremo de EE.UU a los tribunales en España

El Supremo de los Estados Unidos ha emitido una sentencia histórica por la cual las iglesias -y resto de grupos religiosos- pueden despedir a aquellos empleados por motivos de coherencia de vida, ortodoxia en su labor de enseñanza o comportamiento. En España una ex-profesora de religión católica acaba de conseguir en los tribunales que se le paguen los sueldos que no ha percibido desde el 2001, cuando el obispado de Almería decidió no renovar el permiso para que enseñara esa asignatura. La razón es que se había casado por lo civil con un divorciado. Por tanto, desde el punto de vista de la moral católica, esa mujer era, y es, una adúltera.

El Supremo de EE.UU alega que “el interés de la sociedad en la ejecución de estatutos contra la discriminación en el empleo es indudablemente importante, pero también lo es el interés de los grupos religiosos en escoger quién predica sus creencias, enseña su fe y lleva a cabo su misión“. El Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, defienden el derecho de la profesora a no sufrir discriminación por sus circunstancias personales, así como a la libertad ideológica y a la intimidad personal y familiar.

TSJA ha confirmado que la no renovación de la profesora “única y exclusivamentepor haberse casado por lo civil con un divorciado, “un motivo totalmente ajeno a la actividad docente desempeñada, supone no sólo una “vulneración de su derecho fundamental a la libertad ideológica“, sino también un “trato discriminatorio por razón de matrimonio que viola el derecho fundamental a la igualdad“.

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12.01.12

A Izquierda Unida le molesta lo obvio

Hace unos días el Papa recibió, como es habitual al principio de cada año, a los embajadores acreditados ante la Santa Sede. Y, como es igualmente costumbre, les pronunció un discurso en el que abordó un abanico de temas que forman parte de la preocupación tanto del Santo Padre como de toda la Iglesia.

En dicho discurso, Benedicto XVI osó referirse a la institución familiar. Dijo que la familia está “fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. No se trata de una simple convención social, sino más bien de la célula fundamental de toda la sociedad. Consecuentemente, las políticas que suponen un ataque a la familia amenazan la dignidad humana y el porvenir mismo de la humanidad“.

Tanto el lobby gay como sus corifeos políticos han puesto el grito en el infierno -lo del cielo no va con ellos- por esas palabras. Izquierda Unida, ese partido que en las últimas elecciones apenas ha obtenido la mitad de diputados que obtuvo el PCE a pesar del desplome histórico del PSOE, ha aprovechado la ocasión para volver a pedir que se rompan los acuerdos de España (estado) con la Iglesia (Vaticano).

Es decir, para el partido de la extrema izquierda española -uy, perdón… quise decir estatal-, que el Papa diga lo que la Iglesia viene diciendo desde muchísimos siglos antes de que existiera esa peste negra del comunismo, es causa de que todo un país rompa sus acuerdos con la Santa Sede.

Lo cierto es que Benedicto XVI no mencionó siquiera el matrimonio homosexual. Habló de políticas que suponen un ataque a la familia, pero sin mencionar cuales. Obviamente todos los que tenemos amor por la verdad sabemos que llamar matrimonio a algo que por su propia naturaleza jamás puede serlo, es un ataque a la institución familiar. Pero también lo es el convertir el matrimonio civil en un contrato sin valor alguno que puede romperse y tirarse a la papelera como un kleenex lleno de mocos. O sea, exactamente como ocurre en España con la ley del divorcio express.

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10.01.12

Carmen Bellver y el sentido común ante los pseudo-católicos

El pasado 30 de diciembre, el teólogo Benjamín Forcano publicó un artículo en Religión Digital -y supongo que en otros medios de la izquierda religiosa- en el que arremetía contra la Misa de las Familias que se lleva celebrando desde hace años en la madrileña plaza de Colón. El título del artículo ya lo decía todo: “Colón, pensamiento integrista sobre la familia cristiana".

Cualquier católico practicante medianamente formado sabe que lo que en Colón se celebra es ni más ni menos que la institución familiar tal y como la enseña la Iglesia Católica desde hace siglos. Quien acusa a los obispos y fieles de Colón de integristas, en realidad está acusando a la Iglesia entera, pues es de todo punto imposible ser católico sin aceptar el modelo de familia cristiana que la Iglesia Católica enseña y defiende. Este punto es más importante de lo que parece. La discusión no se plantea dentro de la comunión eclesial, ni dentro de la Iglesia Católica. Es una discusión entre quienes son fieles a Cristo y su Iglesia y los que de forma notoria y pertinaz se situan fuera del catolicismo.

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9.01.12

Secretaria de Estado de la Muerte

Cuando se hizo público el nombramiento de Carmen Vela como nueva Secretaria de Estado de Investigación y Ciencia, el diario ABC hizo algo tan elemental como buscar su nombre en internet y se encontró con que esa mujer formaba parte activa e importante del conocido como “grupo de la ceja”, que es una especie de neo-komitern de la extrema izquierda cultural de este país.

Como informó ABC, fue la encargada de leer un manifiesto de la llamada Plataforma de Apoyo a Zapatero en el mismo acto en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en el que el cineasta José Luis Cuerda tachó de “imbéciles” a los populares. Asimismo, prestó su testimonio en un vídeo colgado en la web “Ciencia con Rubalcaba", en la que decía del hoy aspirante a la secretaría general del PSOE: “Yo creo en la ciencia y en la tecnología y sé que él cree en la ciencia y en la tecnología (…) porque cree que la ciencia es la base de un futuro mejor“.

A mí, la verdad, me importa poco si Luis de Guindos, Ministro de Economía, es tan obtuso como para provocar a su partido eligiendo a esta señora para ese cargo. Si los populares son masoquistas y aceptan que se les tome el pelo miserablemente desde su propio gobierno, allá ellos. Ahora bien, lo que ya no me hace maldita la gracia es que la que va a ser responsable de la política de investigación y ciencia de este país sea una pro-abortista declarada.

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