Cifuentes, el PP y la verdad de las cosas
Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid, es una mujer la mar de liberal, en el sentido político y religioso del término. Pasó de ser tertuliana en una cadena de televisión que dice representar a la derecha social de este país a ocupar un cargo “complicado", debido al desespere de la izquierda política y sindical madrileña, que lleva muy mal el hecho de que Esperanza Aguirre les plante cara y obtenga una mayoría absoluta tras otra. Sospecho que los próximos cuatro años van a ser moviditos en la capital de España, y es necesario que la policía estén bien dirigida para evitar que esa izquierda incapaz de ganar en las urnas se piense que la calle es suya en plan batasunero o en plan mafia de Chicago de los años 20.
Doña Cristina está a favor del matrimonio homosexual y ha pedido que el Partido Popular sea coherente con sus planteamientos en política social, quitando de su definición institucional el término “cristiano”. Si digo lo de coherente es porque yo mismo soy coherente con lo que vengo diciendo de ese partido desde hace años. No niego que en el PP haya cristianos, pero es evidente que su ideario político-social no es cristiano. Y si no lo es, ¿para qué mentir? También hay católicos en el PSOE y a nadie se le ocurre pedir que el partido apele a unas raíces cristianas en las que no solo no cree sino que las combate.