El cardenal Rouco señala lo obvio
Le van a acusar de todos los males habidos y por haber, pero lo que el cardenal Rouco acaba de decir en Cádiz va a Misa. Es decir, si la Iglesia tiene que pagar los impuestos de los que hoy, como tantas otras instituciones, se ve exenta, eso puede repercutir en su labor social.
Es puro sentido común. Si la Iglesia tiene menos dinero, menos podrá dedicar a atender a los más necesitados. La otra opción, por ejemplo, es que se despidiera al personal laboral de las diócesis o que nuestros sacerdotes empezaran a pasar hambre debido a una disminución drástica de su sueldo. Y toda la marabunta anticlerical que está empeñada en ahogar económicamente a la Iglesia debe saber -de hecho lo sabe-, que la caridad empieza por casa, por uno mismo.