¿Tendrá en cuenta el TC los desfiles de la pasarela Cibeles en sus próximas sentencias?
Primero conocimos el resultado final de la sentencia del TC sobre el matrimonio homosexual. Ayer supimos los argumentos de la misma. Y la verdad, no sé qué es peor. Si que admitan que es matrimonio aquello que no lo es o que el Constitucional haya decidido que a partir de ahora, la literalidad de la Carta Magna tiene menos valor que los estudios demoscópicos. En otras palabras, que para decidir si tal o cual ley es constitucional, hay que ver lo que opina la gente. Y por supuesto, no toda la gente, sino solo la entrevistada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, Gallup o cualquier otra empresa del sector.
Se ve que a los señores del Constitucional les importa un pimiento que centenares de miles de españoles salieran a manifestarse a favor del verdadero matrimonio. Ellos, sin consultar al pueblo por medio de las urnas, han decidido que el hecho de que el matrimonio sea entre personas del mismo sexo no hace irreconocible esta institución en la sociedad española actual. Lo mismo es que los católicos practicantes y el resto de ciudadanos que se niegan a reconocer la condición matrimonial de esas uniones, no son parte de la sociedad. Son parias que se niegan a dejarse llevar por lo políticamente correcto y que pensaban, ilusos ellos, que si la Constitución dice una cosa, hay que respetarlo y no darle un sentido que no tiene.