10.12.12

El Prepósito General y el P. Llano

Si llego a saber que el Prepósito General de la Compañía de Jesús había actuado directamente en el caso del P. Llano, seguramente no habría escrito mi artículo anterior. Es más, si hubiera leído el “¡Mea culpa!” del sacerdote jesuita, la noticia primera de esta mañana habría sido ese artículo y no las declaraciones del obispo de Líbano-Honda.

En todo caso, bien está que al final la fe católica sea reivindicada. El P. Llano arremetió contra un dogma de fe que comparten la totalidad de los cristianos. A saber, que María concibió a Jesús sin participación de varón. Hasta ahí todos los cristianos, católicos, ortodoxos y protestantes evangélicos, estamos de acuerdo. Los católicos, los ortodoxos y puede que algún evangélico sostenemos que María siguió siendo virgen toda su vida. La mayoría de los evangélicos no aceptan ese dogma que era unánimemente creído por toda la Cristiandad y los propios reformadores -Lutero, Calvino y Zwinglio-.

En su artículo de disculpas, el P. Llano dice:

Presento a los lectores ofendidos y desconcertados mis sinceras disculpas por traer a mi columna discusiones y puntos de vista de teólogos que más ofuscan los ánimos que ayudan a vivir la vida de fe con seguridad y paz.

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Ya sabemos que el P. Llano es un hereje. ¿Y ahora qué?

Mons. José Miguel Gómez, obispo de Líbano-Honda (Colombia), ha asegurado que las afirmaciones vertidas por el jesuita Alfonso Llano en su primer artículo sobre el último libro del Papa, son heréticas. A decir verdad, y aunque debemos estarle agradecido por ello, no hace falta que un obispo diga lo que es evidente. Si un sacerdote afirma que Jesús fue concebido tras una relación sexual entre la Virgen María y José, se está cargando varios dogmas de fe. No solo el de la virginidad de María. En las afirmaciones del jesuita se pueden apreciar errores cristológicos severos.

Si el Código de Derecho Canónico se usara para poner freno a la herejía -es evidente que son contados los casos en que así ocurre-, ese religioso quizás se lo habría pensado dos veces antes de escribir contra la virginidad de la Madre de Dios. Dice el CIC:

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9.12.12

Cardenal Sistach, ¿a qué espera para prohíbir las Misas en español y latín?

Como la mitad de los lectores de InfoCatólica son de Hispanoamérica, creo oportuno explicarles cuál es la realidad de la política linguística en Cataluña. Salvo el nº 5, estos puntos no admiten discusión. Las cosas son así:

1- En Cataluña -y en otras regiones españolas- los niños no tienen el derecho a recibir las clases en español, ni siquiera cuando ese idioma es su lengua materna.

2- En Cataluña, a pesar de que la mitad de la población tiene el español como su lengua materna, la gran mayoría de las misas se celebran en catalán.

3- En Cataluña, la política de inmersión linguística llega al extremo de multar a los negocios que rotulen solo en español.

4- En Cataluña hay un gobierno autonómico que se niega a cumplir sentencias del Tribunal Supremo que, como no podía ser de otra manera, recogen el derecho de los niños a ser educados en español (lo cual no implica que no tengan el deber de aprender catalán).

5- El gobierno de España parece -solo parece- que quiere solucionar esa anomalía, de tal manera que los alumnos que quieran escolarizarse en español podrán hacerlo en colegios concertados que ofrezcan esa posibilidad. Eso sí, los padres tendrán que pagar por adelantado el dinero y luego pedirlo a la Generalidad catalana.

Pues bien, el cardenal Sistach ha salido, ya lo hizo el obispo de Gerona, a apoyar semejante política totalitaria de discriminación del español. Y en relación a la escuela, el cardenal ha dicho que el actual modelo educativo catalán «evita la segregación escolar, favorece la cohesión social y consigue buen conocimiento del castellano y catalán».

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8.12.12

El Papa aniquila una de las armas preferidas de los heterodoxos

Llevamos décadas escuchando la cantinela de que la jerarquía católica no presta atención al “sensus fidelium”. Dado que son muchos los bautizados que no hacen ni caso o se oponen abiertamente a algunas enseñanzas del magisterio -p.e, anticoncepción, comunión de los divorciados vueltos a casar, ordenación de mujeres-, se pide que dichas enseñanzas sean revisadas para que coincidan con la “opinión pública” dentro de la propia Iglesia.

Un medio tan destacado como el National Catholic Reporter ha publicado esta semana un editorial en el que apela, entre otros argumentos, al sensus fidelium para oponerse a la doctrina sobre el sacramento del orden reservado para los hombres, que ha sido definida infaliblemente por el magisterio ordinario.

Pues bien, el Papa fue ayer contundente al señalar lo equivocados que están todos los que hacen tal cosa. En un discurso dirigido a la Comisión Teológica Internacional dijo:

Hoy en día, sin embargo, es particularmente importante aclarar los criterios usados para distinguir el sensus fidelium auténtico de sus falsificaciones. De hecho, no es una especie de opinión pública de la Iglesia, y es impensable recurrir a él para impugnar las enseñanzas del Magisterio, ya que el «sensus fidei» no puede desarrollarse auténticamente en el creyente auténtico salvo en la medida en que participa plenamente en la vida de la Iglesia, y esto requiere una adhesión responsable a su Magisterio

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6.12.12

Érase un hombre que se fue a vivir con los pobres

Érase una vez un joven de buena familia, con estudios y una carrera profesional prometedora, que tras tener un encuentro con el Señor Jesucristo, que le rescató de un nihilismo deprimente que le había puesto al borde del suicidio, le dijo las siguientes palabras a un asistente social: “Querría dejarlo todo e irme a vivir con los pobres“. Y el tipo fue y lo hizo de verdad.

El asistente le mostró un pequeño valle en las afueras de Madrid, “lleno de cuevas, donde había gitanos, quinquis, vagabundos, pordioseros, mendigos, prostitutas, viejas“. El asistente le dijo: “¿Ves esa chabola de tablas mugrientas? Allí ha vivido una familia, pero la ha abandonado. Pegas una patada a la puerta y te metes allí“.

Y el joven pegó la patada en la puerta y se metió en la chabola. Llevaba una guitarra y una Biblia. Ese hombre es hoy un señor mayor que va de acá para allá predicando el evangelio. Un evangelio que no es muy diferente al que predicó, con todas las limitaciones que uno se pueda imaginar, entre esos pobres del valle madrileño.

¿A qué fue?: “No fui allí no para enseñar, aunque eran casi todos analfabetos, ni para hacer una obra social. En absoluto. Consideraba que ellos eran Jesucristo y yo un pobre pecador que no era digno de vivir allí, en medio de ese horror del sufrimiento de los inocentes, de las víctimas de los pecados de los demás. O sea, me sentía indigno, indigno…“. Pero desde esa indignidad, el joven pecador asegura que “el Señor me obligó en ese ambiente a encontrar una síntesis catequética, una predicación, porque querían que les hablase de Jesucristo“. Si, ya ven ustedes. Los pobres, cuando ven un ejemplo de coherencia evangélica, tienden a querer que se les hable de Cristo. Pero no del Cristo falseado por una ideología política concreta. No, hablamos del Cristo de los evangelios, del Cristo de la Iglesia.

En los años que estuvo allá vivió mil y una experiencias que el 99% de los cristianos occidentales no han vivido ni vivirán en sus vidas. En cierta ocasión se presentó la Guardia Civil para derribar el asentamiento chabolista. Era en pleno franquismo, cuando los civiles no se andaban con muchos miramientos a la hora de realizar la labor que sus superiores les encomendaban. Pero el joven de la guitarra y la Biblia tuvo la idea de llamar al arzobispo, que no dudó un instante en plantarse allá. Los guardias cogieron sus trastos y se largaron por donde habían venido. A petición del joven, el arzobispo celebró una Misa en una de las chabolas.

Años después, el hombre fue invitado al Lago de Nemi (cerca de Roma, Italia) “donde había un encuentro de jóvenes de las comunidades de base, todos de izquierda. Eran los tiempos del Che Guevara“. ¿Y saben ustedes lo que les dijo?: “Dije que Lenin y el Che Guevara eran falsos profetas, y hablé de Cristo“.

Algunos de ustedes se preguntarán quién era ese joven, hoy ya mayor. Su nombre es Francisco José Gómez-Argüello Wirtz. Todos le llaman Kiko. Y créanme si les digo que, leyendo su testimonio, no me extraña que haya sido, y sea, uno de los siervos inútiles más útiles de la Iglesia en estos tiempos que nos ha tocado vivir.

A Francisco José no le tienen que explicar en qué consiste eso de la opción preferencial por los pobres. Ni le pueden venir con que dicha opción se debe de hacer desde la oposición a lo que enseña la Iglesia. Argüello no es un profeta según los parámetros del progre-eclesialismo secularizante que asolado infinidad de diócesis. Le basta con predicar que Cristo vino a salvar a los pecadores. No es poca cosa, créanme.

Luis Fernando Pérez Bustamante

El Kerigma. En las chabolas con los pobres